Zumarraga es uno de los pueblos de Gipuzkoa donde más nieva, pero tampoco es que esto sea Suecia. De hecho, este invierno todavía no ha caído un solo copo en el casco urbano. Y esta semana, como en el resto de Gipuzkoa, los vecinos han paseado en manga corta. En pleno febrero. Pero a pesar de ello, en Zumarraga nació una chica con alma de esquimal. Se trata de Larraitz Sorron. Siendo una adolescente empezó a competir en carreras de trineos tirados por perros y este año ha conseguido la medalla de bronce el campeonato del Mundo de skijoring (esquí tirado por perros).
Sorron explica que todo empezó cuando tenía 13 años. “Siempre me han gustado los perros. Como no paraba de pedir uno, al final, mis padres dieron su brazo a torcer. Vieron un anuncio en Bergara y cogieron aquel perro”.
Sus padres no se podían ni imaginar la importancia que tendría aquella elección en la vida de su hija. La vida de Sorron hubiera sido radicalmente distinta si aquel animal hubiera sido, por ejemplo, un caniche. Pero era un husky. “Se escapaba a menudo. Me recomendaron que hiciera ejercicio y, como estos perros se utilizan para tirar de los trineos, le puse a tirar”, recuerda.
Primero tiró de la bicicleta de la protagonista de este reportaje, después el que les vendió el perro les prestó un carro, un trineo y varios perros, más adelante sus padres compraron un caserío... Para cuando se dio cuenta, estaba rodeada de perros y de nieve. “Traje una perra que estaba embarazada y tuvo cinco cachorros. Fue Axen Garitano, el que nos vendió el primer perro, quien me enseñó a llevar el trineo”, recuerda.
Los primeros años Era todavía una niña, pero consiguió algunos buenos puestos. “No ganaba muchas pruebas, pues era muy joven y mis perros demasiado viejos. Para andar con los de arriba se necesitan perros jóvenes. De todos modos, conseguí un segundo puesto y un tercer puesto en el campeonato de España”, rememora la zumarragarra.
Cuando llegó la hora de ir a la universidad, tuvo que dejar su afición. La retomó en 2012. “Lo dejé en 2002, cuando fui a la universidad. Hace seis años, el campeón del Mundo Itoiz Armendariz me regaló dos perros y volví a empezar”, explica.
Ya no participa en la competición tradicional, en la que seis perros tiran de un trineo. Ahora practica el skijoring. En esta modalidad el deportista se desliza sobre esquíes, tirado por uno o dos perros.
La semana pasada tomó parte en la Snow Rice by Gos Artic, en los Pirineos. Ganó todas las etapas menos una y fue la primera en la clasificación general.
Aunque estuvo 10 años parada y ahora no trabaja con huskys, no le costó volver a hacerse con las riendas. “Ahora tengo perros de raza alaskana. Son una mezcla de husky y perro de caza. Aunque estos perros son distintos a los huskys, no me ha costado hacerme a ellos. Son muchos años entre perros y en la nieve”.
Comenzó cuando aún era una niña y eso se nota. “En el campeonato de Europa sobre bicicleta no hice un buen papel, pues no llevaba un buen perro, pero en el campeonato del Mundo sobre esquíes quedé tercera. La prueba se disputó a finales de enero, en los Alpes”, cuenta.
La zumarragarra reside actualmente en Alegi y su casa está muy bien cuidada. Tiene nada más y nada menos que nueve perros. “Tengo dos villanos de las Encartaciones para cuidar la casa, cinco alaskanos y dos greyster”.
Los perros son una parte importantísima de su vida. “Los perros forman parte de mi vida. Ser musher (guía) te empuja a llevar una determinada forma de vida”, explica.
Un buen musher debe estar totalmente compenetrado con sus perros. “La constancia es muy importante. Hay que trabajar mucho para saber en todo momento cómo se encuentran los perros. Si se les ve cansados, hay que darles descanso. Al igual que para nosotros, descansar es vital. Mucha gente que participa en pruebas largas acaba aburriendo a los perros de tanto entrenar”, explica la musher guipuzcoana.
La zumarragarra, además de disfrutar del cariño de los perros y de la nieve, ha conocido muchos sitios. “He estado en Suecia, en Alemania, en los Alpes... También he ido hasta Noruega a por un perro. La verdad es que gracias a esta afición he conocido bastantes lugares de Europa”.
Retos Es feliz con lo que hace y no se plantea grandes retos ni viajes. “Me conformaría con participar alguna vez en La Gran Odisea. Se trata de una prueba por etapas que se disputa en los Alpes. Es una competición muy dura y exigente. Hay más pruebas para los que van sobre trineo que para los que vamos sobre esquíes”, comenta Sorron.
De todos modos, no piensa volver a las competiciones de trineos. “Los trineos suelen ir tirados por seis perros y tener seis perros buenos y bien compenetrados es muy difícil. Si alguno no da la talla hay que cambiarlo y a mí me cuesta muchos desembarazarme de los perros”.
De hecho, su primer perro, que se llamaba Capri, vivió con ella hasta su muerte. Falleció con 16 años, tras toda una vida disfrutando de la nieve con la esquimal de Zumarraga.