Distintos orígenes, un único destino: El planeta euskera
Ya ha comenzado el curso en los euskaltegis. Cada alumno de euskera tiene un origen y una motivación distinta, pero todos comparten un único objetivo. Hemos estado con ocho alumnos del euskaltegi de Urretxu y Zumarraga.
Los euskaltegis son como las estaciones de tren: acogen a gente de lo más variopinta, dispuesta a iniciar un viaje. Pero en este caso, los trenes tienen un único destino: el planeta euskera. Los viajeros llevan toda la vida oyendo hablar de ese planeta, tienen un montón de amigos y familiares que lo conocen y disfrutan, saben que se están perdiendo algo bonito, pero ellos no lo han visitado. Pasan a menudo por delante de la estación y no acaban de atreverse a entrar. “¿Seré capaz? Parece un viaje duro y no tengo mucho tiempo”. Hasta que un buen día cruzan la puerta de la estación y montan en el tren.
Un curso más, miles de personas han cruzado la puerta del euskaltegi de su pueblo y se han embarcado en este viaje. Hemos estado con un grupo de Urretxu y Zumarraga que está ya en el segundo curso para que nos cuenten de dónde proceden, qué les ha empujado a aprender euskera y cómo está resultando la experiencia.
Elena Amundarain es de Telleriarte (Legazpi) y vive en Urretxu con su hija de 17 años. Trabaja en el hospital de Zumarraga. “Mi familia es euskaldun. Con 6 años vinimos a Urretxu, me mandaron a una escuela de monjas, estas vieron que no sabía hablar en castellano y le dijeron a mi madre que me hablaran en castellano. Así, perdí el euskera”.
María Jesús Pérez tiene 45 años y es de Valladolid. Con 20 años vino a vivir a Azkoitia y desde hace tres reside en Zumarraga. Trabaja como auxiliar de enfermería en el geriátrico. “Muchos mayores son euskaldunes y estoy aprendiendo euskera para poder hablar con ellos”, explica.
Daniel Arias es gallego y tiene 34 años. Vino a Zumarraga hace tres años y trabaja en el sector del turismo. “Mi pareja es de aquí. En Galicia hablo en gallego y aquí quiero hablar en euskera”. Valeria Brito es brasileña. Tiene 30 años y está estudiando auxiliar de enfermería en el instituto Joxe Mari Iparragirre. Llegó hace tres años a Euskadi, donde tiene familia. Vivió en Azpeitia y ahora reside en Zumarraga. Inició el viaje con la maleta rebosante de ilusión. “Estoy aprendiendo euskera por motivos laborales, porque tengo muchos amigos euskaldunes, porque mi hija Isadora habla euskera... y porque quiero”.
Miren Etxarri es urretxuarra y vive en Legazpi. Trabaja en una peluquería de Bergara. Tiene 55 años y tres hijas. “A mi alrededor, todos hablan en euskera. Ahora que tengo tiempo, he decidido venir al euskaltegi. También he estado en un barnetegi”.
Genoveva Lillo es madrileña. Tiene 49 años y lleva 20 en Zumarraga. Trabaja en el Ayuntamiento de esta localidad. Tiene dos hijos. “La familia de mi marido es de aquí y vengo al euskaltegi para poder hablar en euskera con ellos”.
Carlos Cardoso nació en Cáceres hace 46 años. En 2002 vino a Euskadi a trabajar. En la actualidad, trabaja en una fundición. “Quiero aprender euskera porque es necesario para vivir aquí. Si no aprendes a hablar en euskera, te pierdes un montón de cosas: no puedes leer los carteles que ves por la calle, no puedes ver todos los canales de televisión ni escuchar todas las emisoras de radio...”.
Por último, Andrés Rodríguez nació en Urretxu hace 46 años y reside en Zumarraga. Trabaja en una empresa de ascensores y está estudiando Mecatrónica en la escuela de Formación Profesional UGLE. “Aprender euskera era mi asignatura pendiente, pues mis amigos son euskaldunes. Entiendo lo que me dicen, pero no me atrevo a hablar en euskera”.
Contentos Ninguno de ellos se arrepiente de haber tomado el tren que lleva al planeta euskera. “Venimos muy contentos al euskaltegi, aunque a veces se hace duro, pues acudimos a las clases después de salir del trabajo. Afortunadamente, las clases son dinámicas. El año pasado íbamos al pintxo-pote después de la clase del viernes y este año también lo haremos. Hemos aprendido mucho y estamos cumpliendo el objetivo”.
Los ocho merecen un aplauso por el esfuerzo que están haciendo. Forman parte ya del planeta euskera. Un planeta en el que a todos los visitantes se les recibe con los brazos abiertos y se les anima a quedarse. Un planeta con una capacidad de acogida ilimitada, porque cada nuevo habitante es un tesoro que lo enriquece. ¡Anímate a coger el tren!
P.D.: Los protagonistas de este reportaje respondieron las preguntas en perfecto euskera. El texto se ha redactado en castellano para que los no euskaldunes lo entiendan y se animen a seguir sus pasos.