En Eibar armeros y en Zumarraga cesteros
La escuela de Bellas Artes de Zumarraga ha organizado un curso de cestería. A finales del sigo XIX y comienzos del XX, la fabricación de cestos y muebles de mimbre fue la principal actividad del pueblo.
A los eibarreses se les llama armeros porque durante muchos años la fabricación de armas fue la principal actividad industrial del pueblo. A Zumarraga se le une con la actividad siderúrgica, pero antes de que esta llegara al pueblo los zumarragarras se hicieron conocidos por su habilidad con el mimbre. De hecho, a la calle Piedad se la conoce como la cuesta de los cesteros. Y en el centro de interpretación de La Antigua hay un espacio dedicado a las empresas que fabricaban cestos y muebles de mimbre y junco. A día de hoy los usuarios de Aspace son los únicos que elaboran cestos, pero en la escuela de Bellas Artes van a impartir un cursillo de cestería. Quién sabe si alguien le va a coger el gusto al asunto y se va a volver a ver mimbre en las calles del pueblo...
El mimbre es una fibra vegetal que se obtiene de un arbusto de la familia de los sauces. Es ligero pero robusto, por lo que es ideal para tejer muebles que se van a mover a menudo. Por ejemplo, para los que se utilizan en patios y jardines.
Justo Artiz Hasta mediados del siglo pasado, los objetos fabricados con mimbre tuvieron una gran aceptación y Zumarraga fue punta de lanza de esta industria. La primera fábrica fue la de Justo Artiz (1831-1900). Este hombre vivió en La Habana y a la vuelta (en 1873) abrió la mencionada fábrica de muebles de mimbre y junco y otra de peines. Trajo a reputados artesanos y diseñadores franceses y llegó a proporcionar trabajo a 200 personas.
Además, fue alcalde. Durante su mandato se construyó el cementerio, que costeó de su bolsillo. Su labor como empresario le hizo merecedor del título de Comendador de Isabel la Católica. Durante algunos años la actual plaza de Euskadi llevó su nombre.
Sus muebles llegaron a media Europa y fueron premiados en la Exposición Internacional de Barcelona de 1888. Su empresa regaló al rey Alfonso XIII muebles para su despacho. Además, puso en marcha una central hidroeléctrica. Su empresa fue la primera de la zona que trabajó con electricidad y Zumarraga, uno de los primeros municipios de Gipuzkoa que gozó de luz eléctrica pública.
El éxito de Artiz hizo que otros vecinos se animaran también a trabajar con el mimbre. Las primeras que se dedicaron a esta actividad fueron, además de la de Artiz, las fábricas de Juan Ignacio Mendia, José Joaquín Landa, José Busca y compañía, los hermanos Gabilondo, Legorburu y compañía, los hermanos Urreta, Juan Otaegi y Rufino Mendizabal. Además, los hermanos Badiola trabajaban con el junco. En 1948 había cuatro empresas más: las de Víctor Pastor de Abajo, José Plazaola, Justa Ormazabal y Josefa Lizarralde.
En esta industria llegaron a estar empleadas unas 500 personas. La mayoría de ellas eran mujeres, que trabajaban en casa o en la fábrica. Convertían el mimbre en canastas, cestos, costureros, sillas, paragüeros, mecedoras, mesas, chaises-longues, baúles, garitas de playa...
Muchos balnearios y hoteles de la Belle Époque fueron amueblados con muebles fabricados en Zumarraga. En el centro de interpretación de La Antigua se puede ver una fotografía de la brasserie Colón de Barcelona, en la que aparecen decenas de sillas fabricadas por la empresa zumarragarra Hijos de J.B. Busca. El hotel María Cristina de Donostia también contó con muebles de esta marca.
Pero poco a poco las actividades relacionadas con el mimbre fueron decayendo hasta desaparecer. A finales de los años 50 solo quedaban tres talleres de cesteros (Hijos de J.B. Busca, Justa Ormazabal y Juan Urreta) y tres almacenistas de mimbre (Hijos de J.B. Busca, Justa Ormazabal y Rufino Mendizabal).
Plantaciones de mimbre Para entonces, la siderurgia daba trabajo ya a cientos de trabajadores. Pero el mimbre llegó antes que el acero... y que el pino. Según recogió Iñaki Linazasoro en su libro Zumarraga, nire sorlekua, las necesidades de la fábrica de Artiz propiciaron la plantación de mimbreras en los suelos estériles poco aprovechables de la comarca. Los rendimientos fueron aceptables y los baserritarras valoraron este nuevo ingreso extra que no les creaba más trabajo que cortar. Fue tal la fiebre por el novedoso cultivo del mimbre, que en 1930 la Diputación de Gipuzkoa culpó a esta plantación del éxodo rural y el despoblamiento de los caseríos.
Hoy ya no se puede ver mimbre en la comarca, pero los que quieran conocer cómo trabajaban los zumarragarras que se dedicaban a esta industria pueden acudir al curso que impartirá Itziar de la Granja a partir del día 15: los lunes, de 18.00 a 20.00 horas, en la escuela municipal de Bellas Artes. La inscripción debe realizarse allí mismo: de lunes a viernes, de 15.00 a 21.00 horas. El plazo de inscripción finaliza el jueves.
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