bergara- Ochenta y seis plazas en sistema de rotación (tiempo de estancia limitado), tres de ellas reservadas para personas con discapacidad y otras cuatro con tomas de recarga para vehículos eléctricos. Estas son algunas de las características que distinguirán al estacionamiento público subterráneo que se construirá bajo el patio del Real Seminario de Bergara. El objetivo es que para primavera de 2019 las máquinas empiecen a trabajar en el subsuelo con el fin de acondicionar este parking de una única planta.

La alcaldesa, Elena Lete, calificó ayer esta infraestructura de “estratégica”. “Se trata de ofrecer alternativas para aparcar en el centro tanto a los vecinos como a quienes nos visitan por trabajo u otros motivos”, indicó la primera edil, que estuvo acompañada por los profesionales de la empresa BEB Arkitektoak, que asumen la redacción del proyecto técnico del aparcamiento.

Su diseño básico está muy avanzado y a partir de ahora se abre la fase de “recoger las aportaciones de los grupos políticos y distintas áreas municipales, además de los propios usuarios; un proceso que se llevará a cabo en diferentes reuniones”, apuntó Lete. La idea es que el proyecto definitivo se apruebe para finales de año.

El subterráneo ocupará 2.200 m2 y se montará con una estructura de hormigón prefabricado que ahorrará “unos dos meses de obras”. La entrada y salida para vehículos discurrirá en paralelo al parking público de Ibargarai, y para favorecer los movimientos de los coches en ambos estacionamientos en la citada avenida se habilitará una media rotonda. Habrá, asimismo, dos accesos peatonales: uno en la esquina de Ibargarai frente al cruce con Zurradero, y el otro, que junto con la escalera incorporará un ascensor para garantizar la accesibilidad, en el otro extremo, del lado de la calle Herri Lagunak. Las plazas serán holgadas, de 5,20 por 2,60 metros, con los postes retranqueados para facilitar las maniobras.

derribo del muro El marco de esta actuación servirá también para tirar el muro del patio del Real Seminario que hace de separación con la avenida Ibargarai. Esta medida está pensada para integrar todo el espacio y dar una mayor anchura a la acera que ocupa la calle. La fórmula para sustituir el murete se tiene que estudiar, aunque la alcaldesa adelantó que la solución será “permeable y segura”.