Tolosa - Se jubila en junio tras 46 años al frente de la banda de txistularis, ¿tiene ganas o le da pena?
-Han sido muchos años y es verdad que da cierta pena, pero también tenía ganas. Ahora están viniendo las despedidas, homenajes... y es bonito ver cuántas amistades me ha dado el txistu.
¿Qué quiere hacer cuando se jubile?
-Siempre he tenido ganas de aprender a tocar las castañuelas y este año los Reyes me las han traído. Lo más difícil ha sido encontrar a alguien que me pueda enseñar. Por suerte en Tolosa vive una pareja madrileña y ella sabe tocar las castañuelas. He empezado a quedar con ella para ir aprendiendo.
Seguirá vinculado a la música...
-Sí, toda mi vida ha girado en torno al txistu. Llevo 46 como director de la banda de música y profesor de txistu en la escuela de música. En mi casa siempre hubo tradición musical; mi padre era organista y mi madre tocaba el piano. Yo soy de Ormaiztegi y la verdad es que allí no había muchas más opciones. Además, da la casualidad de que en el edificio en el que vivíamos también vivía el organista y txistulari Pascual Larrañaga, con el que me inicié.
Después vino a Tolosa...
-Con diez años vine interno a los Escolapios y por la tarde iba a la academia de música que estaba en la Alhóndiga, donde impartía clases de txistu Miguel Martínez de Lecea. Era serio, un poco cascarrabias, pero aprendí mucho con él y lo apreciaba. También era el director de la banda de txistularis y me propuso en 1969, con quince años, tocar con ellos en la Alborada. Nosotros ya vivíamos en Tolosa y el 1 de marzo de 1970 entré en la banda como segundo txistularis.
¿Qué ocurrió en 1972?
-La banda de txistularis hizo un plante en un día muy señalado y el Ayuntamiento disolvió la banda de txistularis. Ese mismo año se sacó la banda a concurso público y yo, con 19 años, saqué la plaza de director de la banda y profesor. Y hasta hoy.
Da la casualidad de que este año cumple 50 años yendo a los sanfermines de Pamplona con la banda de txistularis.
-Sí, empecé con 16 años. Miguel Martínez de Lecea les pidió permiso a mis padres para que pudiera ir con ellos a Pamplona. La relación de la banda de txistularis de Pamplona y la de Tolosa es muy estrecha. Antes íbamos nueve días a los sanfermines, del primer día al último, y ahora hemos bajado un poco el nivel ¡vamos siete días! (risas). Ellos vienen en sanjuanes a Tolosa. Hemos hecho muchas amistades en Pamplona, y este año creo que será el último en Pamplona con la banda. Y creo que me están preparando alguna despedida...
Habrá conocido muchos lugares y pueblos gracias al txistu...
-Sí, en Gipuzkoa, Navarra, Bizkaia e Iparralde muchos pueblos, en Araba menos... Y fuera de Euskal Herria, siempre hemos sido bien recibidos. Hemos tocado hasta en Madrid en la época del franquismo... En París también hemos actuado, en la euskal etxea y en la final de la copa de rugby de Francia. Hace cuatro años fuimos a Corea del Sur y fue una experiencia muy bonita. Si hace 30 años me dijeran que iba a ir a Corea del Sur a tocar el txistu no me lo hubiese creído...
El txistu forma parte de la agenda cultural de Tolosa...
-Sí. Todos los domingos del año tocamos la diana, casi todos los meses tenemos algún concierto, y hay fechas señaladas como Navidad, Carnaval, sanjuanes, el día de la Inmaculada...
¿Sienten el reconocimiento de los tolosarras?
-Sí, la gente lo agradece y estamos contentos. Si algún domingo fallamos a la diana, por algún motivo excepcional, siempre hay alguien que nos lo reclama.
¿Va a dejarlo totalmente?
-Totalmente no. Siempre que me lo pidan, aquí estaré, ¡porque no sabemos hacer otra cosa!
¿Actualmente cuántos alumnos tiene?
-Hoy en día hay catorce alumnos de todas las edades, y ensayamos todas las semanas. Hay días señalados del año en el que nos juntamos muchos txistularis de Tolosa, como el Viernes Flaco o salidas que hacemos a otro pueblos. El txistu tiene futuro en Tolosa.