Este año NOTICIAS DE GIPUZKOA ha dedicado su calendario a doce guipuzcoanos que destacan o destacaron en distintos campos. El protagonista del mes de diciembre es el empresario legazpiarra Patricio Echeverría. No es de extrañar que haya sido el elegido para representar al mundo empresarial, pues no se limitó a dirigir su empresa. Legazpi creció de la mano de su proyecto empresarial y él mismo se encargó de construir viviendas y ofertar servicios para los trabajadores. Se puede decir que durante algunas décadas el pueblo fue suyo.

La asociación Burdinola dedicó un número de su revista Txinpartak al empresario y en él se ve bien a las claras el peso que tuvo en su localidad natal. Echeverría inició su proyecto empresarial en 1908, con doce trabajadores. En los años 70, la empresa llegó a contar con más de 3.600 empleados. El 85% de la población activa de Legazpi trabajaba en PESA (Patricio Echeverría Sociedad Anónima). Cuando abrió su taller Legazpi contaba con 1.300 habitantes y a su fallecimiento llegaba a casi 10.000.

El empresario mantenía una actitud proteccionista para con sus trabajadores. De este modo, además de sus viviendas, construyó los colegios de sus hijos y se encargó de definir el modelo educativo. También rehabilitó el hospital, abrió el economato... No se encargaba solo de levantar los edificios, también tenía un servicio de mantenimiento.

Patricio falleció en 1972, pero pasear por Legazpi es todavía pasear por sus dominios. Su figura sigue estando presente. La escuela de música, por ejemplo, acaba de trasladarse a la que fue su vivienda familiar. La casa Agirre-Etxeberri se construyó en 1924 y vivió allí hasta su fallecimiento.

El primer edificio de viviendas que construyó para sus trabajadores fue Etxe Alai, en 1922. Por aquel entonces PESA tenía todavía solo 122 empleados. A partir de los años 40, se encargó de construir casi todos los barrios de Legazpi: el barrio San Ignacio en los años 40, la ampliación de este barrio el año 1951, San Martín en 1952, San José en 1953, Urtatza en los años 60... Estos barrios eran para los obreros. Para los ingenieros construyó otras viviendas.

Echeverría también levantó pensiones. Algunas eran para los clientes y las visitas y otras para los trabajadores que venían de otros territorios. La llegada de inmigrantes fue tal que en la pensión destinada a ellos, la del barrio Arantzazu, se tuvieron que poner literas también en los pasillos. La encargada, Joxepa Goikoetxea, dejó tal recuerdo entre sus pupilos que tras su fallecimiento se recibieron condolencias desde distintos puntos de la península.

Economato Patricio no se encargó solo de dar techo a sus trabajadores, también tuvo el control sobre su alimentación. En 1939 construyó la cooperativa Santa Cruz, conocida como el economato. El gobierno franquista controlaba el reparto de los productos de primera necesidad mediante las cartillas de racionamiento y en Legazpi fue el economato el que cumplió esa misión. El franquismo abolió ese sistema en los años 50, pero el economato continuó funcionando así hasta 1991.

En cuanto a la educación, construyó el colegio Buen Pastor para los niños y el Santa Teresa para las niñas. Las infraestructuras se habían quedado pequeñas debido al crecimiento de la empresa y cuando finalizó la guerra Patricio se ofreció al Ayuntamiento para construir un colegio.

Fijó como única condición que se le cedieran los terrenos. PESA se puso en contacto con los Hermanos de las Escuelas Cristianas y estos accedieron a hacerse cargo del colegio. El fundador y los frailes acordaron ofertar clases de Primaria, además de para los adultos y para los aprendices de la fábrica. Las instalaciones se inauguraron en febrero de 1943, con la presencia del Orfeón Donostiarra. El colegio Santa Teresa se construyó por iniciativa de la esposa del empresario. Las clases las impartieron las Carmelitas, a partir del curso 1969-1970.

Patricio también se encargó de remodelar el edificio que actualmente acoge la residencia de ancianos Santa Cruz, en 1937. Por aquel entonces era un hospital. Se encontraba en un lamentable estado, el párroco organizó una reunión a petición de las fuerzas vivas del pueblo y a la misma acudió la esposa de Echeverría (Teresa Agirre). Afectada por lo escuchado, solicitó a su marido que renovase el edificio y así hizo.

Patricio también se permitió un capricho: compró el molino de Mirandaola para reconstruir la ferrería donde se dice que en 1580 tuvo lugar un milagro. Esa ferrería, reconstruida en 1952, es hoy en día el principal reclamo turístico de Legazpi.

No contento con todo esto, el empresario construyó un embalse: el de Urtatza. Lo levantó para responder a las necesidades de su empresa, en 1955. En su día fue el pantano privado más grande de Europa. Porque su prioridad era la fabricación de aceros especiales y herramientas... si llega a dedicarse exclusivamente a la construcción, tiembla Nueva York. l