El barrio de Ulia se prepara para el futuro y para ello busca conocerse mejor. Aunque la palabra Ulia suena principalmente a monte, la zona también es residencial. Tiene actualmente 3.962 habitantes (2.061 mujeres y 1.901 hombres) y necesidades sociales como los demás barrios, aunque con la particularidad de situarse en una frontera entre la fuerte densidad urbana del barrio de Gros y la zona natural del monte donostiarra.

Para hacer un diagnóstico de la situación y proponer después distintas actuaciones de cara a la mejora de la calidad de vida en el barrio, a finales del pasado año arrancó el proyecto Ategorrieta-Ulia, denon artean, una iniciativa de participación ciudadana impulsada por la asociación de vecinos de Ulia y con la colaboración económica de la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia. Entre ambas instituciones aportan 6.000 euros para el desarrollo de la iniciativa.

El proyecto conllevará distintas reuniones abiertas a los ciudadanos y posteriores talleres para estudiar los cambios urbanos que pretenden solicitar a las instituciones. La idea persigue que los vecinos de la zona tomen parte de una reflexión conjunta para la mejora de Ulia y se conviertan en “protagonistas de su estrategia sociourbanística”.

Para ello, analizarán previamente los proyectos urbanísticos en vigor, así como el estado general del mantenimiento de las calles y de sus servicios urbanos. Cada vecino tendrá la oportunidad de tomar parte en unas tres citas, entre reuniones y talleres, y la conclusión del proyecto llegará en junio.

Para dar a conocer el calendario de encuentros se utilizará el buzoneo, además de convocatorias públicas, ya que el objetivo es que el proyecto de participación ciudadana lo sea realmente y atraiga al mayor número de vecinos posible.

Un documento base ya elaborado servirá para iniciar el estudio del diagnóstico de la situación de la mano de tres expertos: el arquitecto Koldo Telleria, la socióloga Ainhoa Guerras y el ingeniero agrónomo especializado en temas medioambientales Marko Sierra.

Para estudiar en su integridad el barrio de Ulia se desarrollarán varios análisis divididos según cada uno de los seis ámbitos que figuran del modo oficial en el Plan General de la ciudad. Estos son: Manteo, Ulia Barren, Mitxelene, Tokieder, Ategorrieta y Reloj de Ategorrieta. Por ello, los residentes en cada zona serán convocados aparte, de modo que cada cual pueda hablar de lo que mejor conoce y hacer así las críticas y propuestas correspondientes.

Desarrollo

Ulia, que ha acogido en el pasado caseríos dispersos e incluso un parque de atracciones que fue la joya de la ciudad a principios del siglo XX, comenzó a recibir más población a partir de la década de 1960, cuando se generalizó la construcción de viviendas. Aparecieron entonces las primeras villas para familias acomodadas y también bloques de pisos para economías más modestas. Aunque la previsión de viviendas surgió en el Plan General de Donostia hacia los años 1950, esta se redefinió una década después y arrancó con la construcción de bloques residenciales, en algunas ocasiones sin cumplir con todas las exigencias urbanísticas de la época. En las siguientes décadas, el barrio fue albergando también dotaciones públicas, como centros educativos y un polideportivo. Actualmente, un microbús da servicio de transporte público a la zona.

Hoy por hoy, el barrio de Ulia es objeto de distintas previsiones urbanísticas, algunas de ellas muy controvertidas como la construcción de apartamentos dotacionales para jóvenes en la parcela de los viveros de Ategorrieta, una idea cuya tramitación sigue adelante, aunque tienen numerosos detractores. De hecho, solo el Gobierno municipal apuesta ahora por esta actuación mientras que la oposición reclama que no se use el terreno para construir alojamientos juveniles.

Por otra parte, la zona de Manteo, actualmente con numerosas zonas libres, está habilitada en el Plan General para acoger la construcción de viviendas y equipamientos sociales. Hace más de una década ya se preveía la creación de apartamentos para mayores, aunque este plan no se ha llegado a materializar.