La nueva Avenida de Navarra se deja ver
Cuando quedan pocas semanas para que concluya la obra más importante de este año en Tolosa, comerciantes y hosteleros de la zona plantean dudas sobre si la ampliación de las aceras permitirá la circulación fluida de vehículos.
Las obras comenzaron en mayo y durante estos meses la Avenida de Navarra se ha convertido en una verdadera selva donde los viandantes han tenido que sortear obstáculos para acceder a las tiendas, los comerciantes cerrar las puertas por el exceso de polvo y los vecinos soportar los ruidos. “Que todo sea para bien, porque la calle va a quedar muy bien”, reconocen los hosteleros y comerciantes de la zona, al tiempo que no ocultan cierto temor ante si será posible la circulación fluida de vehículos con la ampliación de las aceras a los dos lados.
Con un presupuesto de 1.273.570 euros, la remodelación de la Avenida de Navarra, una de las arterias comerciales más importantes de Tolosa, es la principal inversión del Ayuntamiento de Tolosa para el 2017. Teniendo como base el Plan Especial para la Revitalización del Comercio del 2012, el objetivo es ordenar los elementos, y convertir la calle en un vial semipeatonal a cota cero, sin aceras, una sola fila de aparcamientos, nuevos árboles y mejor iluminación.
En todo momento el Consistorio ha estado en contacto con los comerciantes, hosteleros y vecinos de la zona, ya que se espera que el resultado también favorezca a este sector. Con la reforma inmersa en su fase final, los propietarios de las tiendas de la Avenida de Navarra, cuentan los días para que concluyan los trabajos y la calle vuelva a la normalidad. “La calle es una yincana, la gente no sabe por dónde puede entrar a las tiendas, porque hay que dar muchas vueltas... anda mucha menos gente en la calle y algunos han optado por dejar de venir, porque ya saben que la calle está hecha un caos”, explica Marta Hernández, de la tienda de moda Mahe.
Ella, al igual que su compañera Josune Zamorano, de la tienda Xoc’s Osagarriak, plantean dudas sobre el resultado de la calle al ampliar las aceras a ambos lados a una anchura mínima de 4,5 metros, temor que ya han hecho llegar al ayuntamiento. “El papel lo aguanta todo y según los planos es compatible la anchura de las aceras, con una fila de aparcamientos y un sentido de circulación, pero ya estamos viendo que los autobuses pasan muy justos, y esta es una calle con mucha circulación de vehículos, aunque el objetivo sea que la velocidad se reduzca a 30 k/h”, reconoce Zamorano. “Van a volar retrovisores, lo dicen los propios obreros”, añade Marta Hernández.
De esta forma, temen que la circulación pueda ser tan complicada que haya que suprimir la única fila de aparcamientos. “Nos da miedo lo que pueda pasar, porque nuestra clientela está acostumbrada a aparcar en la calle para venir a nuestras tiendas, por lo que no vemos viable que la calle se quede sin aparcamientos. Suficientes plazas hemos perdido, y ahora además vemos peligrar la una única fila de aparcamientos que nos va a quedar. La acera va a ser enorme y el espacio para los coches muy estrecho”, coinciden las comerciantes Hernández y Zamorano.
Lo cierto es que tras esta ambiciosa reforma, la calle ganará en amplitud y el sector comercial espera con ganas la nueva imagen de la Avenida de Navarra, aunque Josune Zamorano plantea la siguiente duda: “Será una calle más cómoda, pero, ¿será una calle mas comercial? Lo tendremos que ver”.
En el otro lado de la calle regenta el bar Itaie Javier Garro, que ve con optimismo el devenir de las obras. “Personalmente quería que se hiciera esta obra y a mí me va a venir de cine, porque con la anchura de la acera tengo la intención de poner una terraza con mesas y sillas”, manifiesta el hostelero.
Garro también sostiene, no obstante, que la circulación de vehículos pesados “va a estar muy ajustada” y que se van a crear complicaciones. “El Ayuntamiento está muy seguro de que no va a haber problemas, pero se va a parecer a la calle Rondilla, teniendo en cuenta que allí durante el día aparcan pocos coches y aquí muchos”, explica el hostelero de la avenida de Navarra.
Y si hay un gremio afectado por las obras, es el de los alimentos frescos. La frutería Adarra ha optado por retirar las estanterías del exterior y están percibiendo menos afluencia de gente estos últimos meses. “Por higiene tenemos todo el género en el interior y se está notando el bajón de gente; los clientes que venían a primera hora ya no vienen”, reconoce Jonathan Olarte, que espera que las obras sean favorables para su negocio.
A la nueva Avenida de Navarra le quedan, por tanto, pocas semanas para mostrar al mundo su nueva cara. Tal y como se hizo hace varios años con gran éxito con la Avenida Zumalakarregi, el objetivo es despejar la imagen general de la avenida, ampliar las zonas peatonales y lograr así un funcionamiento más fluido.