El zarauztarra Axi Muniain (Zarautz, 1982), considerado uno de los mejores surfistas de olas grandes, volvió a nacer el pasado 22 de diciembre después de vivir el peor accidente a lo largo de su carrera. El trágico suceso con final feliz tuvo lugar en las aguas de Nazaré (Portugal) al celebrarse allí el campeonato mundial Big Wave World Tour, evento en el que el zarauztarra participó colaborando en trabajos de rescate.
La competición se celebró el día 20, y dos días después había prevista una réplica muy similar con olas XXL en las que Muniain ya ha demostrado previamente su maestría y sus conocimientos en situaciones de tal calibre. Por lo que el zarauztarra tenía que aprovechar la ocasión y surfear una de esas olas. Así, aquel día 22 de diciembre entró al agua junto con su compañero italiano Francisco Porcella, con el que formó equipo para turnarse en las labores de rescate en la moto acuática mientras que el otro surfeaba. Después del turno del italiano, el zarauztarra cogió la tabla y se dispuso a coger al menos una ola. Así lo cuenta el surfista: “Intenté entrar en una ola gigante pero debido al viento cuando me puse de pie, se elevó la punta de la tabla y me expulsó hasta la parte de atrás. Entró otra serie que me llevó hacía la zona de las piedras, y en ese momento vi cómo venía otra ola aún mayor y veía que iba a reventarme encima de la cabeza. Y así fue. Francisco intentó rescatarme pero no nos dio tiempo. Solté la quilla para llegar a la camilla pero únicamente llegué a tocarla. Me sumergí en el agua y acto seguido empezó la fiesta. Un baile que jamás voy a olvidar, una intensidad de turbulencias bestial”. “Me crujió toda la columna vertebral de arriba abajo, esa explosión me proyectó hacía abajo y me daba la sensación de que me iban a reventar los oídos. De hecho, no me dí cuenta pero ya me los había reventado. Pensaba que me iba a dislocar el cuello o cualquier extremidad, pero por suerte no fue así”, prosigue Muniain. En ese momento el surfista llegó a pensar que podía llegar su final, pero su estrategia fue la de intentar mantener la calma. Así, tiro de una de las anillas de oxígeno del chaleco salvavidas pero no se llegó a hinchar del todo debido a la presión de la profundidad.
Duros momentos Y su calma se vio otra vez alterada al ver que continuaba yendo al fondo al tirar de la segunda anilla. “Psicológicamente fue un golpe muy duro, pero por suerte mantuve la calma, me dejé llevar y alcancé la superficie. Mi sorpresa fue que no podía ver nada, todo era completamente blanco y apenas podía oír”, relata. Tuvo tiempo de tomar una bocanada de aire pero, por desgracia, la cosa no terminó ahí, volvió a romper otra ola, tras la cual Axi consiguió salir y pedir auxilio. Finalmente, Francisco consiguió subirle a la camilla, pero el mar volvió a hacer de las suyas aprovechando que el italiano desatendió el mando a la hora de rescatar al zarauztarra, golpeando la moto y cayendo ambos al agua. Después de tal viaje, Muniain no entendía nada, estaba fuera de sí con los ojos en órbita, según le contaron después del accidente, y fue el ganador de la competición, Jamie Mitchell, quien le salvó la vida y le llevó hasta la orilla.
Una situación límite que, por suerte, quedó en un gran susto, y un mes después del accidente, el surfista se encuentra muy bien. “Todavía tengo algunos puntos donde noto sensaciones, pero no tengo ninguna molestia en concreto y me siento muy bien. El tímpano se me cerró hace una semana y ya puedo comenzar a entrar al agua. De hecho, voy a entrar hoy (por ayer). La recuperación ha sido muy positiva”, cuenta el zarauztarra con una sonrisa.
Surf en estado puro Aunque vivió una difícil situación el deportista piensa seguir en el mundo de las olas grandes, porque para él es “el surf en estado puro”, aunque reconoce que el accidente le ha hecho pensar. “Quizás en verano, cuando esté más centrado en la escuela de surf, me afloren esos pensamientos y reflexione sobre hasta qué punto merece la pena lo que hago. Pero la verdad que es un pensamiento que jamás tiene cabida cuando llega el invierno y se acerca el temporal. Es como que todo se desvanece y siento la llamada. No me imagino sin surf, mi sitio está ahí”, concluye. El zarauztarra volvió a nacer y parece que seguirá cabalgando sobre las olas. Afortunadamente, aún queda Muniain para rato.