Las villas más representativas de Donostia, que han dejado un sello estético de la Belle Époque en el paisaje urbano de la ciudad, son las protagonistas de la nueva publicación firmada por Lola Horcajo y Juan José Hernández Beobide, un volumen que, tras el éxito suscitado el pasado verano, se repone ahora con una segunda edición de otros mil ejemplares. Los autores han participado en los últimos años en otras publicaciones sobre los antiguos comercios donostiarras, como pastelerías y ultramarinos, así como sobre la historia de la avenida de la Libertad.
El volumen Villas de San Sebastián recopila 450 fotografías exteriores e interiores de una decena de edificios centenarios, y más antiguos aún, que son uno de los ejes de la publicación junto con la historia y devenir de las propias edificaciones. El libro hace sitio tanto a los inmuebles que siguen aún en pie como a otros que ya han desaparecido. Precisamente, que no avance la muerte física de estas edificaciones históricas es uno de los objetivos de la pareja compuesta por Horcajo y Fernández, que se confiesa preocupada por la pérdida de patrimonio histórico urbano de la capital guipuzcoana, una cuestión que sale a la palestra en los últimos tiempos cada vez que los planes municipales autorizan el derribo de alguna de estas coquetas edificaciones del pasado.
Horcajo y Fernández han trabajado durante más de un año para recoger numerosas imágenes, muchas de ellas muy poco conocidas, de los edificios y sus escenarios, y para descubrir la historia de las construcciones y sus promotores. Los autores agradecen las facilidades otorgadas por las familias relacionadas con las casas, que les han proporcionado antiguas fotografías para la confección del libro, en algunos casos, y les han abierto las puertas de las mansiones para poder fotografiar los interiores, como ha hecho Cayetano de Alba con su casa de Arbaisenea, en Aiete.
inexistentes Villa Manolita, construida en 1870 y derribada en 1993, es una de las edificaciones ahora inexistentes que perviven en el recuerdo de muchos donostiarras y lo seguirán haciendo en el libro Villas de San Sebastián. La publicación no solo recoge imágenes de este último palacete que desapareció en el paseo de La Concha, también da detalles sobre su origen, por encargo de los duques de Medina Sidonia, que fueron pioneros del veraneo oficial en la capital guipuzcoana, según explica la publicación.
También resucitan en las páginas del libro Villa Londaiz, que desapareció de Miraconcha en 1985 para dar paso al actual edificio Maskor Gain, así como la villa Eguzki Alde, una casa de campo de estilo neonormando que se situó en Ategorrieta hasta 2002, y la casa Bidebieta o Artazkoene, que fue adquirida posteriormente por la familia Gaiztarro. Se ubicaba en el barrio de Bidebieta I, que muchos aún hoy denominan Gaiztarro. En la actualidad, una alta torre de pisos ocupa el solar.
Villa Almudena, que aún pervive en Miraconcha, cumplidos ya los 150 años, es otra de las protagonistas de la publicación junto a la villa Eguzki Soro, que acoge ahora el hotel Villa Soroa. El libro también narra la historia de la finca y el edificio de Arbaisenea, propiedad de los duques de Alba, que utiliza actualmente la familia y se alquila también para determinados acontecimientos.
Pepita Enea y Archivolta, situadas en Ategorrieta, se estudian también en la publicación, así como el palacio de Miramar, que se construyó como casa de campo de la reina María Cristina y que sigue siendo parte integrante del barrio de El Antiguo y de la ciudad hasta la actualidad. El edificio de Aldama Enea, de Aiete, que acoge en la actualidad el colegio mayor Jaizkibel, también tiene recogida su historia en la publicación. Este palacete de estilo neoplateresco se encuentra en vías de convertirse en monumento, tras la apertura de un expediente para ello por parte del Gobierno Vasco en octubre.