Ataun es una de las mayores cunas de los seres mitológicos vascos, donde más presentes están. Mari, Tartalo y las lamias cobran protagonismo por lo menos una vez al año con las actividades que organizan los diversos grupos de la localidad, y cómo no, los jentiles tampoco pueden faltar en la cita. El Museo Barandiaran de Ataun ha convocado a esos seres mitológicos para este sábado para recordar los mitos y leyendas que relatan las historias que Joxe Migel Barandiaran fue recopilando a lo largo de su vida. El motivo de este acto está más que justificado, ya que dentro de poco más de un mes se cumplirá el aniversario del fallecimiento del sacerdote, que murió el 21 de diciembre de 1991. “Él no se inventaba las historias”, remarca Ainhoa Diez de Salazar, del museo Barandiaran, y añade que “Barandiaran fue recopilando en base a los relatos que escuchaba y preguntaba a los baserritarras, pastores e incluso amas de casa de toda Euskal Herria”. De ese modo, el arqueólogo preguntaba sobre las costumbres que tenían y los escribía en los cientos de documentos que dejó. En sus años de vida Barandiaran escribió más de 10.000 documentos de diversos temas.
los jóvenes continúan Los niños ataundarras tienen muy presente la figura de Barandiaran. “Desde muy pequeños escuchan en sus casas las historias de sus abuelos que conocieron a Barandiaran”, comenta Diez de Salazar. De este modo, cuando a un pequeño ataundarra se le pregunta por Barandiaran ya tiene conocimientos sobre él, y como poco, saben que solía hacer excavaciones y que encontraba restos de humanos que vivieron hace muchos años atrás. “Mis abuelos me cuentan sus historias”, comenta orgulloso un niño de siete años.
Para conmemorar este aniversario desde el museo han querido dar más protagonismo a los pequeños; por eso, durante esta semana los escolares están pasando y pasarán por el museo del sacerdote divididos por cursos para rendirle su pequeño homenaje, que tiene como origen una anécdota que le pasó al sacerdote cuando era pequeño.
Cuenta Diez de Salazar, ante la atenta mirada de los estudiantes, que Joxe Migel Barandiaran de joven regresó a su localidad tras finalizar el curso escolar muy contento porque había obtenido muy buenos resultados y le habían aprobado dos cursos en uno, por lo que se sintió muy orgulloso de su trabajo y con aires de grandeza volvió a su casa, momento que al parecer fue uno de los más felices de la vida del arqueólogo. Estaba tan contento Barandiaran con el resultado que volvió junto con sus compañeros a Ataun echando cohetes en el tren. Pero cuando llegó a su casa no sabía todavía que su madre le iba a enseñar una de las grandes lecciones de vida que sin duda lo marcó. Esta le llevó ante la puerta del caserío, donde tenían un manzano con las ramas dobladas por el peso de las frutas. “Cuanto más dan, más humildes son”. Teniendo en cuenta esa misma anécdota, han puesto un manzano dentro del museo donde los estudiantes ataundarras dejan sus notas y escritos en homenaje a Barandiaran. Durante el último mes en el colegio han estado trabajando para que cuando llegue el día cada uno pueda poner su regalo en el árbol. Hoy por hoy, han sido los más pequeños y los estudiantes menores de diez años los que han pasado por el museo a dejar su homenaje, pero también los más mayores dejarán su ofrenda. En total, 240 alumnos de infantil y primaria visitarán el museo. “De este modo todas las personas que pasen por el museo podrán recordar a Barandiaran y dar a conocer su gran trabajo”, afirma Diez de Salazar. Al final de este acto, todos los alumnos recuerdan los versos que Imanol Urbieta escribió a Joxe Migel Barandiaran cuando cumplió 100 años.
museo del conocimiento El museo tiene como objetivo dar a conocer el trabajo que hizo Barandiaran. “Desde los más pequeños hasta los más mayores, durante todo el año pasa mucha gente por aquí”, dice la responsable del centro. El museo forma parte de red de parketxes de Gipuzkoa y es conocido por guardar una valiosa cultura, sobre todo en cuanto a la mitología vasca. Compuesto por varias edificaciones, se pueden encontrar en él algunos de los descubrimientos de Barandiaran. “¿Esto todo lo encontró él?”, pregunta una alumna a la profesora, a lo que le responde con un: “Claro, esto solo es una parte de todo el trabajo que hizo”. Barandiaran marcó un antes y un después gracias a sus hallazgos, y los jóvenes ataundarras son ya conscientes de ello.