zumarraga - Zabaleta lleva seis años entrenando a estos chavales. Los cogió cuando eran unos niños y ha visto como se han hecho unos hombres. El torneo de Lloret de Mar ha puesto el broche de oro a su relación con estos jóvenes, pues está a punto de dar a luz y va a dejar el balonmano para criar a su segunda hija.

¿Cómo se aficionó al balonmano?

-Mis amigas se apuntaron a balonmano y yo también. Jugaba de extremo y tengo que reconocer que no era muy buena. Jugaba porque no éramos muchas en el equipo. En juveniles lo dejé. Después de unos años, empecé a venir al polideportivo Ispilla a ver los partidos del Urola de balonmano. Alex Hurtado me pidió ayuda y hace seis años empezamos a entrenar a los chavales que han ganado el torneo de Lloret de Mar. Siempre he entrenado a estos chicos. Los cogí en infantiles y los voy a dejar en categoría senior. Cuando los cogí eran todos más pequeños que yo y ahora soy yo la pequeña.

Es más corriente que un chico entrene a un equipo de chicas que lo contrario. ¿Qué tal le acogieron?

-Me acogieron muy bien. Después de tantos años tenemos mucha confianza y nos arreglamos muy bien. La verdad es que desde el principio nos hemos llevado muy bien.

Le dará pena dejar de entrenarles.

-Me da mucha pena, pero de momento voy a dejar de balonmano. No sé si volveré.

Ya tiene una hija.

-Con la primera, pasé el embarazo en el polideportivo Ispilla y enseguida volví aquí. La niña ha visto muchos entrenamientos y partidos. Cuando era más pequeña le dejábamos en un txoko con un balón, rodeada de conos para que nadie le pisase, y nos turnábamos para atenderle. Joseba Azpiazu solía pasar mucho tiempo con ella. Se arreglaban muy bien. Echamos en falta a Joseba. Ahora, la niña tiene ya cuatro años y suele andar salseando. Desdel el día que nació no ha visto otra cosa que balonmano, por lo que creo que le gustará este deporte. De momento, parece que le gusta la portería.

Su pareja también viene a los entrenamientos y partidos. Han formado una gran familia, con los chavales y la niña.

-El grito de guerra del equipo es el nombre de nuestra hija: Araitz. En los tiempos muertos y al final de los partidos, el equipo suele hacer un corro y grita Bat, bi, hiru... Araitz! Es verdad que somos una familia. Todas las semanas tenemos tres entrenamientos y un partido y eso supone pasar mucho tiempo juntos. En seis años hemos compartido muchos momentos. Además, en el equipo hay 17 chavales y casi todos llevan desde el principio.

A ellos también les dará pena que lo deje...

-No hemos hablado mucho del tema. Me imagino que sí. Espero que sigan jugando al balonmano. Tengo intención de seguirles desde la grada, aunque sé que sentiré un poco de pena por no poder estar en la pista con ellos.

¿Tienen futuro?

-En el balonmano es muy difícil tener futuro. De estos chavales lo mejor que se puede decir es que destacan como equipo. Son un equipo. De hecho, fuera de la pista también forman un equipo: son de la misma cuadrilla.

Algún mérito tendrán sus entrenadores.

-Quiero pensar que sí, que algo les hemos aportado. Siempre hemos tratado que todos jueguen el mismo tiempo, para que se sientan parte del equipo. Todos son importantes. Si hemos ganado el torneo de Lloret de Mar, ha sido gracias a que somos un equipo.

Este torneo es muy prestigioso y se han enfrentado a equipos muy buenos.

-Nos hemos enfrentado a dos equipos catalanes, unos daneses, unos noruegos y al otro equipo del Urola. En semifinales nos enfrentamos a los noruegos y en la final a los daneses. En la liguilla empatamos contra los daneses. Analizamos bien qué hicimos bien y qué mal y en la final les ganamos por quince goles.

Se han despedido a lo grande.

-Sabíamos que era la última vez que este equipo iba a ir a Lloret de Mar y lo dimos todo. No volveremos a ir juntos porque lo dejo y porque el Urola suele participar en este torneo cada dos años. Dentro de dos años algunos estarán en el primer equipo, otros lo habrán dejado para estudiar...

¿Como se definiría como entrenadora?

-Creo que soy mejor entrenadora que jugadora. Los chavales te dirán que grito mucho, pero creo que desde que tuve a la niña ando más tranquila. De todos modos, tengo que reconocer que tengo mala leche y no me gusta perder. Eso sí, suelo intentar que jueguen todos y que todos estén lo más contentos posible. No creo que tengan quejas de mí.

Nunca ha entrenado a chicas.

-No. Creo que los chicos son más fáciles de entrenar que las chicas. Nosotras somos más protestonas. Si vuelvo a entrenar, volveré a entrenar a chicos.