“El primer día que cogí el autobús, mi marido vino conmigo: fue el día que peor conduje en 25 años”
Hoy en día es muy común ver una mujer al volante de un autobús, pero hace unas pocas décadas no era habitual. Marga Landa fue una de las pioneras
urretxu - ¿Qué le animó a sacar el carné de conductor de autobús?
-Lo hice para ayudar a mi marido. Tenemos una empresa de autobuses (Autobuses Apaolaza) y de vez en cuando solían surgir problemas. Veía que mi marido no daba abasto, que a veces faltaba gente para completar los servicios... y en 1978 le dije que iba a sacar el carné para echarle una mano. Yo era la que me encargaba de organizar las rutas, por lo que las conocía bien. En aquella época nos dedicábamos al transporte escolar, a las excursiones cortas, a llevar a los trabajadores a las fábricas y a los clubes deportivos a los partidos...
¿Qué le dijo su marido?
-Mi marido me dijo que no. Que conducir un autobús no era tan fácil. Le dije que me dejara probar a ver si era capaz.
Y vaya si fue capaz...
-Desde entonces, no paré. La verdad es que saqué fácil el carné. Un chico que fue a la autoescuela conmigo me dio mucha pena, pues le habían ofrecido trabajo como conductor de autobús, pero no conseguía sacar el carné. Tenía carné de camión y no conseguía sacar el de autobús. En aquella época eran muy pocos los que intentaban sacar el carné de autobús. Antes había las mismas empresas de autobuses que ahora, pero teníamos muchos menos autobuses.
¿Qué tal se arregló al volante?
-Bien. Empecé a trabajar con los niños de la ikastola. Tenía tres hijos pequeños y no podía irme por ahí. El primer día que fui a la ikastola, Julián (su marido) vino conmigo: fue el día que peor conduje en 25 años. Mi marido estaba detrás diciéndome en cada momento qué marcha meter, había que hacer doble embrague... Cuando bajé del autobús, le dije que no iba a montar más conmigo. Estuve muy nerviosa.
¿Qué le dijeron los de la ikastola cuando les dijo que iba a conducir el autobús?
-Se mostraron encantados. Trabajé muy a gusto. Conocí a mucha gente. Muchos de los niños que yo llevaba a la ikastola son los padres de los niños que llevamos ahora al colegio. También llevaba a muchos trabajadores a las fábricas, a los del equipo de fútbol de Bergara a los partidos, a los del equipo de balonmano de Ormaiztegi... Con todos trabajé muy a gusto. Conocí todos los campos de fútbol de Gipuzkoa, Bizkaia y Araba.
¿Qué le decía su marido?
-Acabó reconociendo que era buena conductora y llegué a ir con él a algún viaje. Por ejemplo, a Galicia. También salí en el programa de televisión de Antxon Urrusolo. A los pocos días me llamaron de un grupo feminista de Madrid. Querían una mujer conductora para una gira de 15 días, pero yo no podía dejar a la familia. Les dije que estaba muy agradecida, pero que no podía ir.
Se jubiló hace 13 años.
-Desde que empecé yo, los autobuses han cambiado mucho. El volante del primer autobús que conduje estaba muy duro. Además, los colegios no ponían cuidador. Cuando empecé, además de conducir, tenía que encargarme de que los niños fueran sentados y no se cayeran. Y en aquella época no iban atados con cinturón. Afortunadamente, los niños eran muy buenos. Iban muy formales.
Fue usted una de las primeras vascas en sacar el carné de autobús.
-Cuando saqué el carné, el examinador me dijo que era la segunda. Nunca conocí a la primera.
Le hará ilusión ver que hoy en día muchos autobuses son conducidos por mujeres.
-Por supuesto. En mi caso, si no hubiera estado casada con Julián, no hubiera sacado el carné. Hoy en día, el carné de autobús te abre las puertas del mercado laboral. Hay mujeres muy habilidosas al volante.