donostia - Funcionario de la Guardia Municipal en excedencia, Ibabe reconoce que estos primeros días a cargo de la Policía Local están siendo “muy intensos”: “En verano hay mucha afluencia de ciudadanos y hay que hacer un trabajo organizativo previo que no se ve”.
¿Ayudará a su nuevo puesto haber sido agente?
-Sí. He sido agente y mando en la Guardia Municipal, conozco cómo funciona y creo que eso será un valor añadido. Además, mantengo buenas relaciones y eso permitirá una mayor facilidad a la hora de abordar determinadas cuestiones, sobre todo las urgentes, cuando hay que responder a los imprevistos.
¿Qué objetivos se plantea para estos cuatro años?
-Estamos en una ciudad segura, con valores objetivos por encima de la media en ciudades de su tamaño y de su entorno. Pero hay mucho trabajo para mantener esos niveles de seguridad. En este momento el gran reto es mejorar la coordinación entre la Guardia Municipal y la Ertzaintza, lograr ser capaces de utilizar los recursos que tenemos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, que es el objetivo de la seguridad ciudadana.
¿Hay duplicidades?
-Se está trabajando para reducirlas de una forma acertada, pero sigue habiendo cosas que mejorar, sobre todo en las actuaciones en la calle. Minimizar las duplicidades permitirá aumentar la labor presencial y preventiva de la Guardia Municipal: la mayoría de las asociaciones de vecinos demanda una mayor presencia policial en sus barrios.
¿La plantilla actual es suficiente?
-Es la misma que hace diez años pero las encomiendas y el trabajo han cambiado muchísimo. Han entrado nuevas leyes y ordenanzas en funcionamiento, como la de civismo -que aborda un sinfín de cuestiones-, la de playas, la ordenanza de terrazas o la que se está tramitando de antenas. Todo eso supone que la plantilla debe especializarse, hay que dar formación en cuestiones medioambientales, jurídicas... Evidentemente, cuanta más plantilla, habrá más capacidad de respuesta, pero creo que más que eso es una cuestión de tecnificación de los agentes en distintas facetas.
¿Cuándo se trasladarán a Morlans?
-Nos hemos encontrado con bastantes problemas y eso me entristece. Para empezar, todavía no hay calabozos y eso afecta a la seguridad que hay que otorgar a un detenido cuando le limitas su libertad. Es como tener una clínica sin quirófanos. Además, tampoco tiene estacionamientos. No se trata de que los agentes tengan un trato especial, pero sabemos lo que ocurrió en Benta Berri con la comisaría de la Ertzaintza: hubo un conflicto con los vecinos que veían reducidas sus plazas de aparcamiento y ahora se repite el modelo. Además, en los vestuarios hay humedades... La Guardia Municipal irá cuanto antes a Morlans, pero en las debidas condiciones.
¿Cuándo podría ser eso?
-Los calabozos necesitan un proyecto y una partida específicos que se dilatarán en el tiempo, pero otras cuestiones ya se están abordando. El traslado es la prioridad más urgente en este momento.
Una de las iniciativas que impulsaron la legislatura anterior fue la creación de una unidad de mediación que intervenga en conflictos entre ciudadanos.
-Se aprobó pero aún no está puesta en marcha. La queremos convertir en realidad, hay experiencias muy positivas en otras ciudades y sirve de ayuda a los ciudadanos. Hay que formar a algunos agentes, tienen que tener conocimientos jurídicos...
También recientemente se puso en marcha la subcomisaría de Altza.
-Se abrió una instalación en precario, a nuestro modo de ver, en el edificio de la tenencia de alcaldía (el antiguo ayuntamiento), que no cumple las expectativas. Hay que potenciar la existente o ubicarla en otro lugar que nos dé mayor capacidad. Irá vinculado a la creación del nuevo distrito en Altza.
¿Se está preparando la Guardia Municipal para el 2016?
-Cualquier cosa que ocurre en la ciudad afecta a la Guardia Municipal y a lo largo de 2016 habrá infinitas actuaciones y afecciones en las que habrá que trabajar. Habrá que planificar con perspectiva cada actuación, porque serán diferentes. Será un año especialmente intenso.
También es responsable de Protección Civil. ¿Asusta tener que enfrentarse a episodios como unas nuevas inundaciones o fuertes oleajes?
-Hay que trabajar para que no asuste. Hay cuestiones que no podemos evitar, pero sí podemos mejorar las labores preventivas. Ojalá no tengamos que hablar mucho del departamento porque significará que todo va bien, pero eso no quita para hacer el trabajo previo. De momento, hemos pedido al Gobierno Vasco que traslade a la sede de los bomberos de Donostia un camión de emergencia especializado y también se están revisando los planes que más afectan a la ciudad, como el de la vega del Urumea o el del frente de costa, y también otros como el de las nevadas. Hay técnicos muy competentes que trabajan en ello, aunque esperamos no tener que ponerlos en práctica.
Como concejal de Deportes, en infraestructuras, la más urgente será el polideportivo de Altza.
-También es una deuda con el barrio, desde su origen se quedó la segunda fase sin hacer y el mantenimiento no se ha hecho. Todos los grupos estamos de acuerdo en sacarlo adelante. Pero también es importante la reforma del estadio de Anoeta, que se debe hacer tratando el atletismo con suficiente cariño, porque estamos en una ciudad en la que el atletismo ha sido un referente. Y eso va aparejado a la reforma del miniestadio. Pero además de hacer cosas nuevas, hay que mantener las que están, el mantenimiento es importante: es una cuestión que se ha dejado bastante y eso tiene que cambiar.
¿Defienden la gestión compartida de la red de instalaciones?
-Totalmente. Esta ciudad es lo que es en materia de deportes porque tiene una red de clubes que han trabajado muchísimo y hay que reconocer su mérito, no solo dándoles de vez en cuando el Tambor de Oro. Somos una envidia también en deportes por eventos como La Behobia o el Triatlón, que organizan clubes. Nosotros debemos acompañarles, a la vez que gestionamos directamente otras instalaciones. Es la fórmula que ha funcionado en esta ciudad a lo largo de muchos años. Además, la actividad deportiva es una de las cuestiones que más turistas atrae a la ciudad. El deporte hay que tratarlo como una actividad deportiva y como una actividad económica.
Los abonados y participantes en cursillos siguen creciendo...
-Para ser sincero el número no me preocupa en exceso. Hay unos 50.000 usuarios entre donostiarras y personas que no viven aquí y utilizan las instalaciones. Eso está muy bien, pero al Ayuntamiento le genera un esfuerzo económico, porque el coste de las instalaciones no las cubre solo el abonado. Creo que tenemos que ser generosos y permitir el uso de las instalaciones a otros pero también egoístas y pedir a otras administraciones que colaboren en mantener las instalaciones. Un ejemplo es lo que sucede en materia de transporte: la Diputación compensa al Ayuntamiento por los guipuzcoanos que disfrutan de las tarifas bonificadas en Dbus con Mugi. Hay que abordarlo igual y pedir una compensación a la Diputación.
También es responsable de Juventud.
-Hace falta un plan joven, un plan estratégico. La juventud es muy variada y tiene muchos problemas que se abordan desde otros departamentos, como laborales, iniciativas para emprender, vivienda... Hay que hacer un diagnóstico y elaborar ese plan, que el de Juventud sea un departamento abierto que colabore con otras áreas.