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“Me fascina el dibujo infantil; ese trazo inacabado e inseguro. Estoy investigándolo”

Iñigo Manterola (Orio, 1973) ha pintado el cuadro subastado por la asociación Zarautz On para recaudar fondos. Es conocido por sus obras sobre el mar y la pesca pero ahora emprende un nuevo camino con esculturas basadas en el dibujo infantil

“Me fascina el dibujo infantil; ese trazo inacabado e inseguro. Estoy investigándolo”

zarautz - Iñigo Manterola nos abre las puertas de su galería En El Estudio ubicada en la plaza Zaragoza de Donostia. Un elegante espacio donde no cesan las visitas para ver sus obras y las de sus alumnos que exponen durante estos días. “Eres un artista y además, ¡joven!”, se sorprende una amante del arte que acompaña a una de las alumnas de Manterola y que conoció la obra del pintor en una exposición en Iruñea. Nos sentamos para comenzar la entrevista en el lugar donde imparte las clases para transmitir a sus alumnos la pasión por el trabajo y enseñarles a tener libertad a la hora de crear.

¿Cuándo comenzó a sumergirse en el mundo del arte?

-Desde pequeño me ha gustado pintar. Cuando tenía ocho años mi profesora le dijo a mi madre que me apuntara a algún taller y me llevó a Artezaleak. Después tuve la suerte de estudiar Bellas Artes y poder dedicarme a ello. Aunque sea a trancas y a barrancas, puedo vivir de ello y me siento muy afortunado. Además, de exponer, abrí hace ocho años la galería en Donostia e imparto clases durante seis meses.

Ha realizado numerosas exposiciones. ¿Recuerda su primera muestra?

-Fue en mi pueblo natal, en Orio. Por aquel entonces no había casa de cultura y se utilizaba como sala de exposiciones el salón de plenos del consistorio. Fue todo un éxito y una satisfacción personal que no era real porque se vendieron todas las obras a través de familiares y amigos. En la segunda exposición, en Donostia, no vendí ni uno y, ¡ahí me di cuenta de que no era tan fácil! (risas).

En sus obras siempre destacan el mar, las embarcaciones, los arrantzales... digno reflejo de los recuerdos de aquel niño que creció en un pueblo pesquero...

-Así es. Viví en Orio hasta los cuatro años y luego vine a vivir a Zarautz. Pero mi padre fue arran-tzale y mi abuelo y los hermanos de mi padre también. A mi bisabuelo lo hizo famoso Benito Lertxundi en sus bertsos sobre la ballena donde explica que salieron cinco traineras con cinco patrones, uno de ellos mi bisabuelo, Gregorio Manterola.

¿Qué artistas le han influido a la hora de pintar?

-Fui muy influenciado por la obra de mi profesor, el pintor zarauztarra Angel Uranga. Y los impresionistas me gustan mucho. El que más, Manet, por su sencillez en el trazo. Y por supuesto, Sorolla. Comienzas a pintar sus cuadros y te acercas a la manera de pintar de los impresionistas.

No conforme con pintar el mar, los barcos y a los pescadores desde tierra se animó a buscar el movimiento en los cuadros y para ello decidió pasar cinco días a bordo del atunero Santana Berria de Getaria. ¿Cómo fue la experiencia?

-Mi ilusión era ir en la embarcación donde trabajó mi padre y que fuera él el que me enseñara todo. Pero murió hace once años y tuve que hacerlo sin él. Quería hacer un homenaje a la pesca del bonito porque es el momento más duro en la vida de un pescador. Cuando empieza se ausentan largas temporadas. No quería quedarme en la anécdota. Quería vivir la experiencia y pensé que algo me aportaría porque hasta entonces mis obras eran descriptivas, narrativas y estaba buscando el movimiento. Fue en el año 1996 y sentí miedo por la mala mar pero cuando la gente descansaba me contaban muchas anécdotas. Basé la exposición Pinturas animadas, un mareo en el Cantábrico en el movimiento que suele haber en cubierta en el momento en que detectan el banco de peces y comienzan a subir el bonito. Era la primera vez que experimentaba con el movimiento y tuve que leer mucho sobre el Futurismo. Apoyé aquella exposición en el soporte digital con imágenes que grabé en la embarcación e hice un montaje con aquellas obras que pinté con bolígrafo. Aquella experiencia me marcó. Llevé un diario que completé con reflexiones y dibujos realizados de forma rápida y detallando por escrito los colores que veía. Eché de menos a mi mujer y a mis niñas. Empaticé mucho con los arrantzales. Mi padre no vio nacer a ninguno de sus hijos...

Y después llegó la escultura...

- Recuperé esa serie de la pesca del bonito un año después para hacerla bailar y olvidarme de lo anecdótico; el cielo y el mar, que interfieren un poco en la lectura. Quise quedarme solo con el pescador y reflejar el movimiento. Realicé unas obras como si un animal surcara el soporte con entrada y salida. En esa idea de garabato están basadas mis esculturas.

Precisamente, en esa serie sobre el movimiento se basa el cuadro ‘Movimiento en alta mar’ que ha sido subastado por Zarautz On y que lo pintó ‘in situ’ dentro del ciclo sobre la pesca. ¿Qué le motivó a participar?

-Quería aportar mi grano de arena en ayudar a impulsar el conocimiento y la cultura en el municipio ya que todo el dinero recaudado con el cuadro irá destinado a la asociación Zarautz On para que siga organizado las ponencias tan interesantes que organiza. Los resultados se sabrán mañana cuando se abran ante notario los sobres con las pujas.

¿En qué proyectos está trabajando actualmente?

-Estoy investigando el dibujo infantil creando esculturas, algo que me fascina. Ese trazo inacabado e inseguro... Me ocurrió una anécdota cuando mi hija la mayor tenía siete años. Me pidió que le pintara una mariposa y la hice de forma sencilla. Me enseñó la que hizo ella y, ¡le daba mil vueltas a la mía! Me llamó la atención. Así, hago esculturas inspiradas en ese trazo inseguro. El año que viene expondré estas esculturas en Iruñea. Por otro lado, este verano será el séptimo en el que muestre mis obras en La galería Passage Jourdan de Biarritz.