donostia - La Paloma de la Paz de Néstor Basterretxea fue colocada ayer en su nueva ubicación de Sagüés. La instalación, que el lunes se suspendió por el mal tiempo, no fue fácil y se prolongó durante toda la mañana y parte de la tarde.

Más de una decena de operarios comenzaron a trabajar desde primera hora para insertar la base sobre la que se situó después la escultura. La base se colocó en el gran círculo que se ha estado excavando desde el día 7 con intención de preparar el terreno para soportar el peso de la obra, que se hundirá unos centímetros con respecto al nivel del paseo.

Cerca de las 10.45 horas llegó el camión que transportaba la obra de Basterretxea y se dirigió directamente a la zona en la que iba a ser alojada La Paloma, al final del paseo, donde se ubicaban las canchas deportivas (las han sustituido por unas nuevas que también se instalaron ayer). Poco después, con la ayuda de una gran grúa, media docena de operarios colocaron la primera pieza sobre la base, lo que les llevó más de una hora. Después, poco a poco fijaron la segunda, que les supuso algo más de tiempo.

Antes de las 14.00 horas La Paloma ya estaba asentada en su nueva ubicación, a falta de unos retoques que se completaron por la tarde. La urbanización de toda la zona se ejecutará dentro de unos meses.

debate El buen tiempo ayudó a que decenas de curiosos se acercaran a supervisar el proceso de colocación expectantes. “Esta obra se hizo para estar frente al mar, como estuvo hace años en el Kursaal”, aseguró un paseante de la zona, Joxe Mari Pérez. “Ahora vuelve al lado de la playa y a mí me gusta cómo queda”, añadió. “La nueva ubicación de La Paloma hará que luzca más, ahora se verá más bonita y no pasará desapercibida como lo hacía en Amara. Es una obra grande y curiosa que forma parte de la historia de Donostia”, destacó otra espectadora del traslado, Estela Rodríguez.

Aunque eran muchos los paseantes que se mostraban de acuerdo con la reubicación de la pieza de Basterretxea, también había quienes no compartían esta decisión. “Me parece un gasto innecesario”, aseguró una vecina del barrio de Gros, Clara Sáenz. “Donde estaba no molestaba, además, ni siquiera han preguntado si los donostiarras queríamos que se cambiara”, apuntó. Se mostró de acuerdo con ella Carmen Irastorza, “descontenta” con la nueva localización de la obra: “Es un paseo bonito y ponen la escultura justo en medio. ¿No podían ponerla donde no molestara?”.

Aunque la reubicación de La Paloma fue objeto de debate entre las decenas de curiosos que se acercaron a ver cómo se colocaba, la renovación de las canchas deportivas de la zona suscitó el agrado de la mayoría.

La escultura de Néstor Basterretxea, fue inaugurada en La Zurriola en 1988 pero poco después fue trasladada a la rotonda de Aita Donostia con motivo de las obras del Kursaal y ha permanecido allí durante 21 años. El Gobierno municipal justificó que con el traslado cumplen con el deseo del artista, que creó la obra para colocarla junto al mar, aunque la decisión ha sido polémica.