“Eibar siempre ha abierto la puerta y ha ayudado a todos los que hemos venido de fuera”
Mateo Guilabert, uno de los vecinos más conocidos de Eibar, mantiene una actividad frenética a sus 86 años. Dicharachero y amable, en esta entrevista repasa su vida
Eibar - Nacido en Barcelona el 13 de marzo de 1929, Mateo Guilabert se quedó huérfano de padre el 3 de julio de 1936; apenas quince días antes de que estallara la Guerra Civil. Finalizada la contienda, se trasladó con su madre y sus dos hermanos a la localidad navarra de Mendigorria, donde vivían sus abuelos. Se fueron allí “porque era más fácil encontrar una patata y una berza en un pueblo de labranza como Mendigorria que en Barcelona”. En la pequeña villa estudió algo de música, lo que le valió para recalar en Euskadi, donde ha desarrollado una vida de lo más polifacética.
¿Cómo llega a Euskadi?
-El profesor de música que tenía en Mendigorria era muy amigo del director de la banda de música de Zarautz, Javier Goikoetxea, que era de Artajona. Se fijó en mí y me invitó a venir a Zarautz. Yo tenía 19 años y no me lo pensé. Estuve en Zarautz seis años, trabajando como afilador de armónicas y cajas de música en Enrique Keller. Además, aproveché esos años para estudiar trombón y armonía.
Y luego se trasladó a Eibar...
-Así es. Un amigo mío vino a Eibar como jefe de talleres en Ayra Durex y me convenció para venir. Estuve en esa empresa dos años y luego entré en Alfa por medio del obispo de Vitoria don Mateo Mujika, con el que tenía muy buena amistad. Permanecí en Alfa 25 años.
Pero usted es conocido por su labor de periodista. ¿Cómo empieza a colaborar con los medios?
-En Eibar había una tienda, Bazares Goro, que organizaba concursos de baile y canto para aficionados en el Jai Alai. Como conocía a los dueños, me propusieron hacer los comentarios de los artistas que iban a participar y de los concursos. Acepté la propuesta y así empecé, enviando esos comentarios a todos los periódicos de Euskadi. Luego, cuando falleció el corresponsal del Diario Vasco en Eibar, me ofrecieron ocupar ese puesto, que compaginé con el trabajo en Alfa, al mismo tiempo que colaboraba con la emisora de Radio Juventud. Durante la dictadura nunca cobré un duro de esa emisora porque era del régimen y no quería que me encasillaran aunque tras la muerte de Franco se convirtió en Radio Nacional. Fue entonces cuando dejé Alfa y me dediqué profesionalmente a la radio, hasta que la cerraron la emisora de Eibar en 1992, sin aviso previo.
¿Se jubiló entonces?
-Sí y lo pasé fatal porque todavía tenía 63 años. No quería ni salir a la calle. Afortunadamente, mi mujer y yo hicimos un viaje a Sanlúcar de Barrameda y ya volví de otra manera.
Y ya no ha parado...
-Es verdad. Me parece que los días tienen pocas horas porque siempre tengo cosas que hacer. De hecho, a día de hoy sigo colaborando con la Cadena Ser y Radio Marca y con la Revista Eibar, estoy en la sección de fotografía del Club Deportivo, saco las fotos de los eventos que se organizan en el hogar de Untzaga, colaboro con las jornadas de teatro de Eibar preparando la cena para los artistas en la sociedad Aterpe... el pasado 13 de marzo cumplí 86 años y no tomo ninguna pastilla así que, mientras la salud me lo permita, seguiré al pie del cañón.
El Eibar también ha ocupado un papel importante en su vida. ¿Cómo vive el hecho de que el equipo esté en Primera División?
-Para mí es un momento para disfrutar porque nunca lo hubiera imaginado. He seguido al Eibar, como aficionado y periodista, cuando jugaba en Preferente en campos como los de Elgoibar, Ondarroa o Mutriku y ver ahora a los mejores jugadores del mundo en Ipurua pues... es para disfrutar. Eso sí, llevo más de 40 años pagando mi asiento de socio en la tribuna central y no sé cuál es mi sitio porque veo los partidos más a gusto arriba, en la zona de prensa.
Supongo que sentirá el reconocimiento del pueblo de Eibar...
-¡Como para no sentirlo! En casa tengo 41 placas de homenajes. Todos me han hecho mucha ilusión, pero sobre todo la bola de grabador que me entregó en 2013 el Ayuntamiento. Cuando me llamó el alcalde me puse a llorar de la emoción.
¿Qué les diría a los eibarreses?
-Que no cambien. Este pueblo siempre ha abierto la puerta a todos los que hemos venido de fuera y siempre ha ayudado a propios y extraños. También les diría a los eibarreses que no pierdan sus señas de identidad, que son el trabajo y la perseverancia.
Su txoko favorito de Gipuzkoa. Me gusta mucho Zarautz. Trabajé allí seis años antes de venir a Eibar y tengo muy buenos recuerdos.
Un paisaje. Cualquiera de las vistas que hay desde Arrate.
Una fiesta o un evento. Las tamborradas, en general. Me llaman mucho la atención porque fusionan colorido, música y fiesta.
Un monte. Soy poco montañero pero diré Karakate. No había estado allí nunca y subí hace unos meses después de comer en Soraluze.
Una playa. Diré dos: la de Zarautz y La Concha.
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ipuzkoando
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