El marroquí afincado en Beasain El Mehdi Kacem Khoyi ha recibido muchos golpes en esta vida y se ha visto contra las cuerdas en más de una ocasión. Estuvo a punto de arrojar la toalla, pero la asociación Kolore Guztiak acudió en su ayuda. Le enseñaron cómo encajar los golpes que da la vida y le prepararon para pelear, abandonó el rincón y ahora lucha con orgullo en mitad del ring. Ha pasado de dormir en las calles a pelear por el título de campeón de Gipuzkoa de boxeo.
Kolore Guztiak es una asociación intercultural creada en 2006 por profesionales de los servicios sociales. Cuentan con el apoyo de la Diputación. Trabajan con jóvenes de distintas nacionalidades. Tienen una red de acompañamiento a jóvenes en dificultades y seis pisos de emancipación, destinados a la inserción social. Otros tres proyectos están destinados a ofrecer alternativas para el tiempo libre: el club de boxeo Salam, las huertas ecológicas y la compañía de teatro Baraka Taldea.
Mehdi Kacem es uno de los jóvenes a los que están ayudando a salir adelante. Tiene 24 años. En Marruecos estudió hasta Bachillerato. Fue allí donde empezó a practicar boxeo, en 2008. “Entrenaba en un cuartel militar. Fui tercero en el campeonato de Marruecos”, recuerda.
Pero pasó una mala racha y abandonó el deporte. “Me metí en las drogas y mi vida se volvió muy complicada. Decidí arreglar las cosas y con 20 años mi madre me mandó a España. Estuve un año en Castilla-La Mancha, donde sobreviví sin recursos. Me limitaba a ir a la mezquita y estar con la gente. A veces me tocaba dormir en la calle”.
Después fue a Catalunya, porque allí hay más compatriotas y más mezquitas. “Pero allí tampoco hay muchas posibilidades de salir adelante si no tienes papeles”. Unos amigos le recomendaron venir a Euskadi, porque aquí se ayuda más a los inmigrantes. “En agosto de 2013 entré en contacto con Kolore Guztiak y al poco volví a boxear”.
Agradecido Se muestra muy agradecido. “Conocer a los amigos de Kolore Guztiak ha sido muy importante. Llevaba años sin boxear, pues los gimnasios de aquí son muy caros. El primer día que entré al gimnasio me emocioné, pues recordé los viejos tiempos”.
Agradece también que le hayan dado unos estudios y un lugar donde vivir. “No solo practicamos boxeo, también estamos obligados a estudiar y a reunirnos con la trabajadora social. Estoy muy ocupado y el boxeo me sirve para relajarme. Es una gran ayuda”.
En la actualidad, está haciendo prácticas en una fontanería de Errenteria y está a punto de conseguir los papeles. Hace unos pocos años no hacía más que encajar golpes y ahora tiene dos buenos brazos: la fontanería y el boxeo. Su deseo es seguir trabajando como fontanero e intentar abrirse camino en el deporte. El año pasado fue subcampeón de Gipuzkoa de semipesados. Carmelo González, responsable del proyecto Salam Boxing Team y educador de Kolore Guztiak, cree que estaba preparado para asaltar el cetro en 2015, pero en un entrenamiento dio un mal golpe y se ha lesionado la mano derecha. En 2016 tendrá que ser. Los lunes entrena con González y los miércoles en la escuela Anoeta Box de Donostia.
Se muestra muy contento. “Ver que la gente te ayuda, que los espectadores te animan... es muy bonito. Te das cuenta de que todo el esfuerzo merece la pena. Hasta ahora he tomado parte en cinco combates: he ganado tres y he perdido dos. Agradezco muchísimo lo que Kolore Guztiak ha hecho por mí. Ellos son mi familia aquí”.
Explica por qué reside en Beasain. “Cuando finalizó la fase de seguimiento me ofrecieron ir a vivir al piso de Hernani o al de Beasain. Como mi entrenador trabaja en el piso de Beasain, decidí venir aquí. Estoy a gusto en este pueblo y ya tengo amigos, pero también paso mucho tiempo en Donostia. Hay que tener en cuenta que entreno allí y trabajo en Errenteria”.
González le recomienda que se centre, sobre todo, en tener una formación. “En este país es muy difícil vivir del boxeo. Que se dedique a estudiar y trabajar. Si después ve que en el boxeo le va muy bien, tendrá toda nuestra ayuda”. Le considera un buen boxeador. “Es buen pegador. Tiene buenos movimientos y una gran tranquilidad a la hora de pelear. Es un deporte en el que hay una gran tensión, pero él tiene la virtud de hacer que boxear parezca fácil. Siempre se puede mejorar, pero es un boxeador completo. No cojea en nada en concreto”.
Además, ayuda a González a preparar al resto de los chicos del equipo Salam. “Tenemos chicos de muchas nacionalidades, pero en el gimnasio todos somos iguales. Eso es lo más bonito de esta iniciativa. No hay ni racismo ni sexismo. A la única chica del club le tratamos como uno más”, explica el joven marroquí.
Recomienda a la gente acercarse al mundo del boxeo. “Yo empecé en este deporte a través de unos chavales que conocí en la calle. Cuando salí del primer entrenamiento me sentí genial y decidí seguir. Es un deporte noble, en el que se aprenden normas de conducta”.
Seis pisos González destaca también la función educadora del boxeo, junto con la labor que desempeñan Kolore Guztiak y los propios chavales. “Durante estos años han pasado muchos jóvenes por Kolore Guztiak. Tenemos seis pisos de seis plazas cada uno y las plazas son rotatorias. Además, tenemos otros muchos chavales en el proyecto de acompañamiento. Somos unos quince trabajadores”.
El fútbol era el deporte con más tirón entre los jóvenes, pero en 2013 decidieron practicar también el boxeo. “Yo llevaba años boxeando y decidimos enseñar a un chaval que tenía dotes para ello. Vimos que los demás también tenían ganas de practicar este deporte y pusimos en marcha este proyecto. Antes de entrar en el grupo, los chavales tienen que responder un cuestionario para saber si es una actividad que les puede venir bien o no”.
Contento con los chavales González se lesionó antes de poder empezar a competir, por lo que ahora está disfrutando como un niño con sus chavales. “Mucha gente tiene una imagen equivocada del boxeo. Nosotros lo planteamos como un deporte y ellos deciden hasta dónde quieren llegar. Desde 2013 han pasado unos 40 jóvenes por el equipo. En este momento, la mitad son autóctonos y la otra mitad inmigrantes. Tenemos solo una chica y nos gustaría tener más”.
No quiere olvidarse de todos los que les han ayudado hasta ahora: Anoeta Box (Ramón Cid y sus chicos) y los boxeadores Miguel Ángel Domínguez y Xabier Etxaniz. Todos ellos dejan constancia de que hay formas buenas y malas de luchar: se puede pelear sin respetar ninguna regla y para hacer daño a los demás o hacerlo en equipo y para ayudar a salir adelante a quien más lo necesita.