el Real Moto Club de Gipuzkoa cumplirá un siglo de vida el próximo mes de agosto y lo celebrará a lo grande, con diferentes actividades que está preparando. Con ocasión del aniversario, se publicará también un libro, que se encuentra en la actualidad en pleno proceso de culminación, bajo la coordinación del vicepresidente de la entidad, Joaquín Zabalza, y la redacción de Enrique Aguirre, que llevan años buceando en documentos y fotografías antiguas para su elaboración. “No es solo la historia de 100 años del Moto Club, sino, en realidad, la historia del motociclismo en Gipuzkoa”, explica Zabalza, que recuerda que antes de la creación del club ya se habían celebrado distintas pruebas en Donostia.
Aunque muchas personas asocian el nombre de Moto Club a un bar de la calle Usandizaga, en el barrio de Gros, la realidad es que en el sótano de este local de hostelería se encuentra la sede de la centenaria entidad, con cerca de 300 asociados en la actualidad, dedicada a organizar salidas en moto, de carretera y clásica, y otras actividades relacionadas el mundo de las dos ruedas, como competiciones de distintas clases.
El Real Moto Club de Gipuzkoa - su primer presidente fue Miguel Urreta y el actual, Javier Romero- no nació en la calle Usandizaga, donde se encuentra desde 1969. Su primera sede se ubicó en la plaza de Bilbao, en un local propiedad de Juan de Garay, que era miembro del Real Automóvil Club. De hecho, según explica Zabalza, ambas entidades estuvieron muy ligadas en sus inicios, ya que algunos de sus miembros formaban parte de las dos.
Después de la primera sede, el club se trasladó a la calle Peña y Goñi, muy cerca de la actual de Usandizaga, y después a Ramón María Lili, también en Gros, junto al desaparecido frontón Urumea, uno de los polos deportivos de principios del pasado siglo en la capital guipuzcoana.
Durante la Guerra Civil, el club de aficionados a la moto quedó sin actividad y, posteriormente, se refundó en 1948 de la mano de Eliseo Iradier, que fue “el nexo de unión entre la primera y la segunda etapa”, explica Zabalza.
Los orígenes de la asociación de aficionados a las motos de Gipuzkoa se remontan a los arranques de 1900, cuando ya se desarrollaban distintas pruebas motoristas en las que participaban algunos jóvenes, generalmente de familias pudientes, que se habían hecho con uno de los vehículos que empezaban a conocerse entonces.
Subida a Igeldo
A Gipuzkoa, las carreras llegaron un poco después que a Bizkaia, según recuerda Zabalza, que señala que la primera carrera de motos de la que tienen conocimiento en Gipuzkoa es la subida a Igeldo que tuvo lugar en 1903. Más tarde, también hubo otras salidas pioneras, como la que unió Burdeos y Donostia y en la que tomaron parte 200 motocicletas.
La publicación que está preparando la agrupación con motivo de su aniversario también recuerda que la creación del Moto Club, en 1915, tuvo su origen en una excursión de motoristas, que se organizó para acudir a las fiestas de Ordizia desde Donostia. Una vez fundado el club, la primera salida organizada por la nueva entidad fue una excursión al balneario de Zaldibar, en Bizkaia.
Entre la numerosa documentación hallada en los quince años de investigación de datos, el Moto Club ha conseguido localizar un trofeo de 1919, que obra en manos de los descendientes de Antonio Durodier, el piloto que ganó una de las pruebas que ya en sus primeras épocas organizó el Real Moto Club de Gipuzkoa.
Durante su centenaria historia, esta entidad ha impulsado pruebas en distintos puntos de Gipuzkoa así como en su capital. Competiciones en Arrona, Azpeitia, Anoeta, Andoain, Jaizkibel... se han compaginado con numerosas salidas de placer como, por ejemplo, la que se desarrolló para ir al estadio Gal de Irun a ver un encuentro del Real Unión contra el Athletic de Bilbao.
Con la República, quedaron prohibidos los símbolos monárquicos, por lo que este club motorista retiró su adjetivo Real y quedó como Moto Club de Guipúzcoa a secas. La Real Sociedad, por su parte, pasó a llamarse Donostia FC.
Con la refundación del club en 1948, se retomó su primitiva denominación y prosiguió su actividad organizando numerosas carreras y pruebas, muchas de las cuales se desarrollaron en Donostia, en lugares actualmente urbanizados que, entonces, eran los extrarradios de la ciudad. Existió, por ejemplo, el denominado circuito de Amara, donde llegaron a celebrarse siete pruebas internacionales. Tenía su salida junto al parque de Araba y proseguía por la actual avenida de Sancho el Sabio. También hubo un circuito de motocross por Aiete, pruebas en Intxaurrondo...
El último espacio motorista que han perdido los miembros del Moto Club ha sido el de Sasieta, en Beasain, donde entrenaban pilotos de motocross y que ha sido sustituido por un vertedero.