DONOSTIA. Las obras para convertir el vial Carlos I de Donostia en una "verdadera avenida urbana" comenzarán previsiblemente en abril tras adjudicarse las obras en marzo, según ha avanzado la portavoz de la Diputación, Larraitz Ugarte.
En una rueda de prensa en las instalaciones de Gureak en Donostia, entidad con la que colabora la Diputación, en las que este martes se ha celebrado consejo de Gobierno foral, Ugarte ha explicado que la institución foral ha aprobado poner en marcha el proceso de licitación para realizar las obras necesarias en el vial de Carlos I de Donostia, para convertirla en una verdadera avenida urbana, con un presupuesto base de 898.588,42 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses.
Según ha indicado, este miércoles se publicará en el Boletín Oficial de Gipuzkoa la licitación del proyecto, que se calcula se adjudicará a finales de febrero y las obras comenzarán a finales de marzo. Por lo tanto, las obras para convertir Carlos I en avenida urbana finalizarán en verano.
Poniendo el marcha este proyecto la Diputación dará respuesta a una de las reivindicaciones más reiteradas de los vecinos del barrio de Amara, que ha sido la supresión de la barrera urbanística.
Ugarte ha indicado que se aplicarán medidas para reducir la velocidad. En lo que se refiere a la entrada a la ciudad, actualmente el límite es de 80 kilómetros por hora (km/h) y con el proyecto se reduce a 50 km/h, mediante el estrechamiento de carriles, ruptura de alineaciones y señalización vistosa.
También se modifica la tipología de la bifurcación de entrada a Amara desde la variante, de manera que de dos carriles se reduce a uno. El sobreancho de plataforma se baliza para evitar su uso como zona de circulación. El trazado pasa a ser sinuoso al tiempo que se limita la velocidad a 60 km/h mediante un panel con iluminación intermitente y la señal correspondiente de peligro de retenciones.
El carril prosigue a lo largo del túnel ocupando la sección derecha del mismo, con la zona izquierda cebrada y balizada. Al llegar a la boca del túnel, y cuando la visibilidad de toda la calzada es completa, se amplía la sección a dos carriles.
Esta sección se prolonga a lo largo del paso por el viaducto sobre el paseo de Errondo, hasta llegar al estribo norte, reduciéndose progresivamente la anchura de los carriles de 3,50 a tres metros. Los dos carriles son necesarios para disponer de suficiente capacidad de almacenamiento de vehículos antes del primer semáforo y evitar que las colas lleguen al túnel.
La transformación en avenida urbana se inicia en el estribo norte del viaducto del paseo de Errondo. A partir de aquí se modifica la rasante para intentar ajustarse a la de los viales laterales, pasando del actual cuatro por ciento de pendiente al 5,3 por ciento. Se elimina la barrera de hormigón que separa las dos calzadas.
En cuanto al ramal de salida, pasa de dos a un único carril de tres metros y el estrechamiento de los carriles de entrada libera un espacio que se aprovecha para crear zonas verdes a ambos lados. Ugarte ha destacado que "con este ajuste se consigue eliminar los muros y cierres laterales y habilitar dos nuevos pasos de peatones con semáforo, el primero como prolongación de Isabel II y el segundo en el encuentro de las calles Eustasio Amilibia y Catalina de Erauso".