zarautz - La zarauztarra Verónica Cazalis abrió hace 25 años su centro de estética en la calle Gipuzkoa de la villa costera. Enseguida se fue introduciendo en el mundo de las terapias naturales y se diplomó en Electro Acupuntura de Voll, Biorresonancia, Flores de Bach y Bases de Medicina Tradicional China. Pero sobre todo, está sumergida en la kinesiología, la terapia natural que considera que mente y cuerpo están correlacionados y se ha convertido en uno de los tratamientos de referencia. Cazalis también imparte charlas y el martes redondeó el ciclo de otoño de la asociación Zarautz On hablando de la dificultad de ser niño en esta sociedad cada día más competitiva.

¿Cuándo abrió su centro de estética de Gipuzkoa kalea?

-El año que viene cumpliremos 25 años. Soy esteticista, pero enseguida me di cuenta de que, en muchas ocasiones, el cuerpo no respondía y parecía que iba por libre. Así, en 1992 empecé a investigar y sumergirme en las terapias naturales. Comencé con las flores de bach y he ido progresivamente aprendiendo más materias. Así, hace doce años descubrí la kinesiología. Es la terapia natural que más respuestas me ha dado a todas las preguntas que tenía sobre el cuerpo, porque es muy amplia. Una maravilla. Cada persona y momento es un mundo y se trata de buscar lo que necesita. No soy médico y no trabajo con patologías. Trabajo con gente sana que quiere mejorar. Pero cuando nos pasan cosas lo sentimos en el cuerpo y los músculos responden. Por ejemplo, cuando te dicen una mala noticia y te flaquean las rodillas. En el momento en que acuden a nosotros lo primero que hacemos es un test. Después buscamos lo que bloquea a la persona y le intentamos quitar el estrés para avanzar.

Habrá tenido muchos casos con buenos resultados. ¿Podría contar un ejemplo?

-Vino una madre con un hijo con dislexia y cada mensaje de no valgo o no puedo era una limitación para él. El niño tenía nueve años y fue tristemente anecdótico cuando le pregunté qué nota quería sacar. Me dijo un Ongi. Era el máximo que se podía permitir a nivel mental. Le respondí que tenía que apostar por un Bikain. A medida que él era capaz de permitirse mentalmente pedir eso, iba mejorando las notas. Si no eres capaz de creértelo, no serás capaz de hacerlo, porque estás bloqueado. Eso pasa mucho con los niños. Los mensajes que les damos son muy importantes.

Esta terapia también incide mucho en la alimentación...

-Sí, porque a veces también hay mucho estrés químico relacionado con las comidas. Estamos tan alimentados como desnutridos. Tenemos tantas cosas con tantos aditivos, con sustancias de la industria genética... El cuerpo no sabe qué hacer con ellas y a nivel bioquímico no hay buenas comunicaciones. Nos faltan sobre todo vitaminas, aminoácidos y ácidos grasos esenciales, los alimentos del cerebro. Tampoco hay que demonizar ningún alimento, pero hay que ver en qué basas tu alimentación. Para desbloquearte lo mismo puedes necesitar un masaje, que un refuerzo positivo de tu forma de pensar, cambiar la alimentación o de todo un poco.

El martes impartió la charla ‘La dificultad de ser niño’. Quiso centrarse en los niños. ¿Por qué?

-Porque cuando hablas de aprendizaje, la primera base de datos que se hace es en la infancia. Además, la idea general es que solo se aprende con la cabeza, pero lo hacemos con todo el cuerpo. Una parte bastante desconocida son los reflejos primarios, que se traen al nacer para la supervivencia y después, se deben especializar. Si no se especializan inhiben mucho las capacidades de aprender en el futuro. Además, el entorno y las emociones influyen en gran medida. El aprendizaje no es sólo lectura, escritura y memoria. De hecho, más bien, es lo de menos. El 90% abarca la percepción que tenemos de nuestro contexto. Y contamos con un entorno donde la exigencia social y mental es muy grande, también para un niño.

Y se nos olvida que son eso, niños...

-Así es. Hay mucha incongruencia, precisamente, porque no les dejamos serlo. Además, por el modo de vida, los padres están condenados. Cuando el niño tiene seis años y le exiges que haga sus cosas pueden surgir incluso dramas, por el hecho de no encajar en el sistema en el que vivimos. Le hacemos creer que tiene que ser bueno en todo. Por ello, uno de mis objetivos es evitar la inutilidad programada que consiste, por ejemplo, en hacer sentirse anulado a un niño diciéndole cosas o sin decirle, comparándose con sus hermanos o con sus compañeros de clase. Durante la charla abordé todo esto y se podrá ver en zarautzon.nirestream.com.