La reclamación de Pasaia se basa en una real cédula del monarca español Carlos IV en 1804, que en el texto de fundación del municipio especificaba que formaban parte de él las laderas que vierten en la bahía. Aunque, en realidad, los habitantes de estas zonas, que se desarrollaron urbanísticamente más tarde, nunca han sido pasaitarras: fueron altzatarras hasta 1939 y, a partir de ahí, se integraron en Donostia.
De todos modos, la visita a distintos bares y lugares de encuentro de las zonas que reclama Pasaia deja ver que los sentimientos de unos y otros tampoco son iguales. Hay matices, pero no se percibe deseo alguno de integrarse en la localidad vecina.
“En todo caso, que Pasaia sea Altza”
“Altza es Altza y ya está”, coinciden Mari Paz y Mari Carmen, dos veteranas señoras que critican que los políticos se dediquen a discutir estos temas “a estas alturas”. Prefieren seguir formando parte de Donostia, aunque reconocen que su vida está en el propio barrio y apoyarían que Altza fuera un municipio de nuevo. “Aquí tengo de todo: tiendas, parques con tilos, ambulatorio, farmacias. No me hace falta nada más”, apunta Mari Paz.
Con ellas coincide José Seoane, gallego afincado en el casco de Altza. Las reclamaciones de Pasaia no afectarían al casco histórico y Larratxo, aunque sí a Arri Berri, Arrizar, Roteta, Santa Bárbara, Oleta y Buenavista. Sus hijos y nietos han nacido aquí y aunque él trabajó en Pasaia, prefiere “dejar las cosas como están”. Afirma, además, que este debate es más de los políticos que de los ciudadanos.
“No hay más que ir a la parada del autobús y ver cuánta gente lo coge”, apunta Manuel Vera, otro altzatarra que afirma que, sin duda, hace mucha más vida en Donostia que en Pasaia. La línea 13-Altza de Dbus, precisamente, es una de las más utilizadas de la ciudad. “No tiene sentido”, coincide Benjamín Sañudo. Ambos llevan más de 40 años en el barrio y para los dos Pasaia es algo ajeno. “Si Altza no es Donostia, que sea para ser solo Altza. En todo caso, que sea Pasaia la que venga a Altza”, apunta Vera.
A pocos metros de él y alrededor de una mesa, los jóvenes Jon Sudupe, Karina Marqués y Maddi Zarza son de la misma opinión. “Esto nunca ha sido Pasaia y nunca lo será”, afirma Zarza, contundente. En caso de que les preguntaran su opinión en una consulta, no dudan: defenderían seguir siendo donostiarras, aunque reconocen que gran parte de su vida está en el propio barrio. No creen, además, que pasar a formar parte de Pasaia mejoraría su día a día.
“Al ir a Trintxerpe sientes que sales de Donostia”
“La verdad es que no me preocupa mucho”, afirma Lourdes Mateos, de Bidebieta, al plantearle si teme tener que convertirse en pasaitarra. Aunque también lo tiene claro: “Yo creo que esto es Donostia, eso es lo que he conocido siempre. Si me preguntan, me quedaría en Donostia. Es verdad que voy mucho a Pasaia, pero me tira más Donostia. Cuando bajas a Trintxerpe tienes la sensación de estar saliendo de Donostia, no sé por qué”.
En la mesa contigua de una terraza en el centro de La Paz Conchi Lozano y Pilar Ordóñez tampoco se toman demasiado en serio las reivindicaciones de Pasaia. “¡Es lo que nos faltaba ahora!”. Reconocen que en su día a día, tiran más a Donostia que a Pasaia, aunque esté más cerca. “Aunque es verdad que, por costumbre, yo cuando voy al Centro digo que voy a Donosti”, apunta Ordóñez.
Las tres mujeres coinciden en que Bidebieta tiene su propia vida y características, pero teniendo en cuenta que es un barrio de Donostia. Al plantearles si creen necesaria una consulta para saber qué opinan los ciudadanos afectados, Ordóñez afirma que sería mejor gastar el dinero en otras cosas.
“Trabajamos más en fiestas de Trintxerpe que en Semana Grande”
“A mí sí me gustaría ser de Pasaia”, reconoce en Gaiztarro Ana Mari. En realidad, ella es de San Pedro y tras 40 años en las casas entre Herrera y Bidebieta, sigue pesando el sentimiento pasaitarra: “¡Pero que no nos compliquen la vida ahora con papeleos!”
“Trabajamos mucho más en las fiestas de Trintxerpe que en Semana Grande, o en los carnavales de Trintxerpe que en los de Donostia”, confiesa Unax Seges, que regenta el bar Zumardi de Gaiztarro junto a su hermana Edurne. Son herreratarras y coinciden en que la relación con Trintxerpe y San Pedro es real y viene de atrás. “Es el mismo valle, aunque ahora haya límites como las carreteras o las vías del tren”, explica Unax. Por eso, defiende que sí hay fundamentos para reclamar una unión entre los vecinos de toda esta zona, aunque no entra a valorar qué formato sería el más adecuado para conseguirlo, si conformar un solo municipio (el de Altza o el de Pasaia) o crear algún ente supramunicipal como una mancomunidad: “Si se mira desde el parque de Ametzagaina se ve muy claro que todo forma parte del mismo valle”.
Considera que, por ejemplo, a la hora de plantear crear un polideportivo o alguna otra instalación hay que tener en cuenta las necesidades de unos y de otros, de Bidebieta, de Herrera y de Trintxerpe, que conviven a pocos metros a pesar de estar divididos en municipios diferentes. “Por ejemplo aquí nos interesa más lo que sucede en Trintxerpe que lo que sucede en El Antiguo”, añade.
“No es mi caso. Yo hago mucha más vida en el Centro y en Donostia que en Pasaia”, opina el también herreratarra Iraitz Pikabea desde el otro lado de la barra, que hasta ahora no había oído nada sobre las reclamaciones de Pasaia. “Aunque habría que saber en qué cambiaría el día a día, preferiría seguir como estamos. Yo soy donostiarra”.