Todo comenzó en 2008 cuando Xabier Urruzola y Garazi del Rey dejaron Lasarte-Oria y se embarcaron en la aventura de plantar viñedos y empezar a producir txakoli en los terrenos del caserío Garaikoetxea de Alkiza, perteneciente a la familia de Xabier. La joven pareja produce a día de hoy diez mil botellas y han comenzado a ofrecer visitas guiadas para dar a conocer cómo se elabora el txakoli de modo artesanal a las faldas del Ernio y compartir así su proyecto personal:Inazio Urruzola Txakolina.
El caserío Garaikoetxea es ya de por sí una joya. Una parte data del siglo XIV y la otra es del siglo XVI. Antiguamente estaba rodeado de manzanos y se producía sidra, como en muchos otros caseríos del entorno. “Cuando empezamos a pensar en el proyecto, los baserritarras de la zona nos decían que plantásemos manzanos, que este entorno era imposible producir vino, ¡nos llamaban locos!”, reconoce Xabier Urruzola.
Sin embargo, la joven pareja sabía que la Denominación de Origen Getariako Txakolina se estaba extendiendo a toda Gipuzkoa y vieron la posibilidad de emprender un nuevo e ilusionante proyecto. “En 2005 perdimos a nuestro padre, que había nacido en el caserío y al que estaba muy unido, y no sabíamos muy bien qué hacer con él. A Garazi y a mí nos interesaba el mundo de la viticultura y supimos que el consejo que controla la producción de txakoli iba a dar nuevos permisos”, explica Xabier. El impulso definitivo llegó en Nueva York. Habían ido de vacaciones y en la Primera Avenida vieron a un trabajador con su buzo de trabajo en un semáforo con un carro con varias cajas de txakoli Ameztoi. “Estábamos barajando ya muy seriamente presentar el proyecto a la Diputación y al ver aquello nos lanzamos. Fue como una señal”, declaran los jóvenes.
Tres hectáreas
Doblar la producción
Viñedos en Alkiza
El txakoli de Getaria no solo se produce en la costa, como muchos pueden pensar. Desde el año 1989 posee la Denominación de Origen y fue en 2007 cuando extendió a todo Gipuzkoa con el mismo nombre. A día de hoy en el caserío Garaikoetxea trabajan tres hectáreas y producen diez mil botellas de txakoli, pero para el próximo año esperan doblar las cifras. “Tenemos una producción pequeña, pero lo vendemos todo. El mercado de Gipuzkoa está bastante cubierto y la gente es muy fiel a una marca, por lo que cuesta hacer un hueco en el mercado”, explica Garazi del Rey. Poco a poco, sin embargo, están consiguiendo grandes logros:hace poco acaban de saber que Inazio Urruzola ha sido incorporado a la carta de vinos del restaurante Arzak.
En el caserío Garaikoetxea de Alkiza trabajan con las uvas Hondarribi Zubi (80%) y Petit Corvou (20%). El txakoli les exige trabajo durante todo el año. A principios de octubre se realiza la vendimia que, aseguran, suelen ser tres días de fiesta. “Todos los familiares y amigos ya saben que esos días hay que trabajar”, declaran. Tras recoger la uva, la planta se queda “dormida” y desde diciembre hasta febrero se realiza la poda. “Es una tarea muy delicada, porque hay que saber muy bien dónde cortar:de hacerlo mal esa planta puede que no de uva”, asegura Xabier. En primavera es cuando el viñedo vuelve a brotar y después a florecer. “La gran enemiga es la humedad porque crea un hongo muy perjudicial, por lo que hay que crear pistas para drenar el agua”, explican.
Xabier y Garazi desbordan entusiasmo y contagian su ilusión sin pretenderlo. Todo aquel que quiera conocer cómo se elabora txakoli tiene las puertas de su caserío abiertas. Están recibiendo visitas de norteamericanos y japoneses a los que hacen sentirse como en su casa. “Prueban el txakoli y estoy convencido de que regresan a su casa más felices”, concluye Xabier. l