Situado en el interior del Geoparque de la Costa Vasca, en plena zona del karst del monte Arno, el barrio Olatz Goikoa de Mutriku ofrece la posibilidad de pasear disfrutando de un paraje natural de incalculable valor.
Son muchos los folletos que animan a visitar el citado enclave, pero lo que las publicaciones de promoción turística no recogen son los importantes problemas de malos olores y plagas de moscas con los que están condenados a convivir los vecinos del entorno desde hace ya varios años.
NOTICIAS DE GIPUZKOA se ha desplazado esta semana hasta la zona para conversar con los residentes en algunos caseríos de Olatz Goikoa. Todos ellos coinciden al calificar como "insoportable" la situación que padecen y dirigen todas las miradas hacia una granja dedicada a la cría de visones existente junto al cauce de la regata que lleva el mismo nombre del barrio.
En el caserío Urreiztieta hace "seis o siete años" que se vieron obligados a instalar mosquiteras en todas y cada una de las ventanas de su casa. Lamentan que no pueden abrirlas para ventilar su morada "porque las moscas se cuelan antes de que abras la puerta".
En este caserío aseguran que hace mucho tiempo que están pidiendo a las instituciones públicas que adopten las medidas necesarias para poner fin a la "insostenible" situación que padecen; tanto ellos como los residentes en los caseríos colindantes.
Insisten en que no quieren provocar el cierre de la granja dedicada a la cría de visones que se abrió junto a sus terrenos hace ya "unos 27 años". Aún así, consideran que "el Ayuntamiento de Mutriku, la Diputación Foral de Gipuzkoa o el Gobierno Vasco tienen que tomar cartas en el asunto de una vez por todas" porque el hedor y las plagas de moscas que tienen que soportar como consecuencia de la actividad de esa granja "no se puede permitir".
Según señalan, "donde hay animales siempre ha habido moscas pero lo que estamos padeciendo... Así no se puede vivir porque estamos condenados a no poder abrir las ventanas ni las puertas de nuestras casas. Tampoco podemos estar fuera del caserío porque el ruido de las moscas es insoportable".
El hecho de que la pasada primavera apenas haya llovido ha provocado que lo de este verano esté siendo "un infierno" para los residentes en Olatz Goikoa, "porque además de multiplicarse la presencia de moscas los malos olores están siendo más intensos que nunca".
La situación es aún peor en el caserío Iturritxa, cuyos habitantes han recogido "varios kilogramos de moscas muertas" en apenas un par de días. Y es que, "cuando hace calor y sopla un poco de viento sur, aquí no hay quien aguante".
Basta con acercarse a los dominios de la casa para constatar la presencia de un hedor nauseabundo y de miles de moscas merodeando en torno al edificio.
El joven aizkolari Aratz Mugerza es uno de los residentes en el caserío Iturritxa y no tiene dudas de dónde está el origen de todos los males con los que les está tocando convivir. Según cuenta, "en la granja que está ahí, al lado de casa, puede haber entre 20.000 y 30.000 visones y los responsables de la instalación apilan en montones los excrementos de todos esos animales para que luego vengan los camiones y se los lleven". La presencia de esos "montones de mierda" al aire libre los convierte en un criadero de moscas y en un foco de infecciones que les afecta de lleno.
El propio Aratz abre la puerta de un espacio ubicado en la parte inferior de su caserío y en apenas unos segundos el habitáculo, del tamaño de un garaje, se llena de moscas. Del techo cuelga una cinta adhesiva originalmente de color blanco pero que en esos momentos está prácticamente negra porque en ella han quedado atrapadas miles de moscas. "¡Eso no es nada, si vieras lo negro que se suele quedar el suelo después de rociar este espacio con la sulfatadora!", lamenta resignado.
Este joven no sabe a quién le compete solucionar este problema pero lo tiene claro: "las instituciones están para solucionar los problemas de los ciudadanos y no sé si el Ayuntamiento, la Diputación o el Gobierno Vasco, pero alguien debe adoptar medidas para acabar con esta pesadilla".
Una posible solución Los vecinos de Olatz Goikoa consideran que la única solución posible a los problemas que padecen pasa por obligar a los propietarios de la granja a construir una fosa séptica subterránea a la que vayan a parar todos los excrementos de los visones "para que luego venga un camión con una manguera succionadora y se los lleve".
Los baserritarras del barrio creen que de esa manera se eliminarían buena parte de los malos olores y se evitaría que las heces de los animales hagan la función de criadero de moscas.
En vista de que los dueños de la granja no adoptan medidas por sí solos, exigen a las instituciones públicas "que metan mano en el asunto de una vez por todas".