"La Máquina Herramienta de Gipuzkoa será competitiva si sigue apostando por la calidad"
La Máquina-Herramienta no tiene secretos para el italiano Antonio Susín; un prestigioso mecánico cuyos servicios son requeridos por numerosas empresas guipuzcoanas
Elgoibar - Nacido hace 71 años en la pequeña localidad italiana de Artén, en la provincia de Belluno, Antonio Susín ha trabajado para prestigiosas compañías de medio mundo. Aterrizó en Gipuzkoa por primera vez en el año 1972 y desde entonces ha regresado a este territorio frecuentemente; "en los últimos trece años de manera ininterrumpida". Responsables de las empresas a las que presta sus servicios le califican de "profesional inigualable". Agradece los halagos pero les quita importancia porque "al fin y al cabo, mi profesión es mi pasión". A punto de finalizar la que de momento es su última estancia en Gipuzkoa, ayer mismo atendió a este periódico en las instalaciones que la empresa elgoibartarra Mecanizados y mandrinados Mancisidor tiene en Mendaro. Respondió a las preguntas en castellano; uno de los cinco idiomas que domina (el resto son el italiano, el inglés, el francés y el alemán).
¿Dónde se formó y cómo recuerda sus tiempos de estudiante?
-Me formé como mecánico de Máquina Herramienta en la escuela técnica de Feltre, que estaba a siete kilómetros de distancia de mi casa. Terminé los estudios con el mejor expediente de mi clase pero no fue una época fácil porque de lunes a viernes íbamos a la escuela ocho horas diarias y otras cuatro horas los sábados. La mitad del tiempo recibíamos formación teórica y la otra mitad hacíamos prácticas en el taller de la escuela. Además, antes de ir a clase, siempre en bicicleta, tenía que ir al pueblo a repartir leche porque vivíamos de lo que se producía en el caserío familiar y había que colaborar. De todos modos, tengo que decir que iba muy a gusto a la escuela porque los maestros eran muy buenos y tenían muchas ganas de enseñar a los alumnos.
¿Qué hizo al finalizar los estudios?
-Tenía 17 años cuando cogí una maleta de cartón y me marché a Munich para trabajar como tornero en una empresa. Allí estuve dos años, trabajando y viviendo en unos barracones de madera con compañeros de otros países; aunque también pedí hacer el relevo de mañana para poder estudiar alemán por las tardes. No perdí el tiempo.
Y de Alemania se marchó a Suiza...
-Sí, estuve otro año trabajando como tornero en Suiza pero no estaba muy contento; así que me enteré de que la empresa Dixi iba a crear una nueva sala de montaje en la parte francesa de Suiza; me presenté a una entrevista y me cogieron para verificar las máquinas. Permanecí en esa compañía durante unos 35 años, en los que me enviaron a montar máquinas por toda Europa, la ex-Unión Soviética, China, Japón, India, América del Sur, EEUU... De hecho, Australia es el único continente al que no he ido a trabajar.
También hubo un día en el que la empresa Dixi le mandó a Gipuzkoa...
-Sí, fue en mayo de 1972 cuando vine por primera vez a montar una máquina a la empresa Etxe-tar de Elgoibar. Desde entonces he venido con cierta frecuencia a trabajar en empresas como Danobat, Soraluce, Mancisidor o Goi Alde. Desde el 2001 vengo a Gipuzkoa unos cinco o seis meses al año para trabajar por cuenta propia. Por la temperatura, por el paisaje y por el trato de la gente, la verdad es que en Gipuzkoa siempre me he sentido como en mi casa de Italia.
¿Qué labor realiza en las empresas guipuzcoanas a las que viene?
-Depende de lo que haga falta. Unas veces hago tareas de montaje, otras tareas de reparación, modificación o puesta a punto de las máquinas... lo que me pidan. De hecho, ahora mismo estoy con una reforma total de una punteadora de alta precisión de la empresa Mancisidor. Hemos desmontado la máquina completamente, dejando solo el hierro, para sustituir el viejo sistema hidráulico que tenía la máquina por otro sistema con un cuadro eléctrico moderno. La máquina va a quedar perfecta y va a posibilitar la realización de trabajos con una enorme precisión; con apenas dos micras de error.
Usted ha trabajado en la sede que Ferrari tiene en Manarello, en la sede central de Ford en Detroit, en las instalaciones que la empresa Agusta tiene en Milán para la fabricación de helicópteros... ¿Cuál es la principal diferencia entre esas compañías y las empresas guipuzcoanas de Máquina Herramienta?
-Hay muchas diferencias porque las grandes empresas europeas y americanas están organizadas de otra manera y no pierden tiempo. De todos modos, por aquí la situación organizativa también está cambiando y empresas como Soraluce están muy bien organizadas. Eso hace que el operario pueda trabajar bien, sin problemas y sin perder tiempo... y todos sabemos que el tiempo es dinero.
La realidad de la industria guipuzcoana que conoció en 1972 no tendrá mucho que ver con la actual...
-Ha cambiado mucho. Conocí empresas como Etxe-tar o Soraluze cuando eran parte de una industria artesanal y ahora son compañías muy fuertes que se ha modernizado y que tienen mucho peso en todo el mundo.
¿Cómo ve el futuro de la Máquina Herramienta en Gipuzkoa?
-Tenemos una competencia muy fuerte con los precios de las máquinas que vienen de los países asiáticos pero creo que las empresas vascas serán competitivas si siguen apostando por la alta calidad.
Tiene 71 años. ¿No piensa en la jubilación?
-Estoy prácticamente jubilado pero si la salud me lo permite tengo intención de seguir trabajando varios meses al año durante mucho tiempo. Tengo pasión por mi trabajo y mientras pueda seguiré en esto.