Temporadas. El Gobierno de Bildu quiere dividir el año en dos temporadas: el verano y el resto. Los demás partidos reclaman tres periodos: uno corto (correspondiente al verano), uno largo (de Semana Santa al 31 de octubre) y todo el año. Cada temporada tendría distintos precios.

Horario. El horario de cierre es uno de los caballos de batalla de unos y otros. Bildu, por ejemplo, reclama que las terrazas tengan que cesar su actividad y tener todo recogido a las 23.00 horas de lunes a jueves y a las 00.00 los viernes, sábados y vísperas de festivos. PSE y PP reclaman media hora más de licencia y otra media para recoger.

Bordillos. Según la propuesta del Gobierno municipal, las terrazas deberán alejarse 30 centímetros de los bordillos en los que se aparque en línea y 60 en los que se haga en batería.

Paneles antiviento. Mientras el Ejecutivo pide que no se permitan, los demás abogan por autorizarlos si se retiran todas las noches.

Mesas altas. La propuesta de Bildu es que no se puedan colocar en calles con una anchura menor a los seis metros, mientras que el resto reduce esta distancia.

Más duras. Bildu quiere dejar en manos de la Guardia Municipal o los vecinos (por una queja) la reducción del horario de terrazas hasta las 22.00 (entre semana) o las 23.00 (fin de semana).

25%

Una de cada cuatro terrazas de la ciudad reconoce haber recibido alguna queja, mientras que el 75% restante no sufrió ninguna. Según un informe elaborado por la Asociación de Hostelería de Gipuzkoa a partir de 150 encuestas, 75 de ellas a hosteleros de la ciudad, el 88% fueron resueltas y solo un 12% se enquistaron. Estas quejas provienen de los vecinos en un 38%, con especial incidencia en la Parte Vieja. El 27% son quejas relativas a los horarios y un 12% quejas de peatones o conductores de vehículos por la dificultad de paso.

LOS datos constatan lo que los ojos ven. Las terrazas han doblado la superficie ocupada en Donostia en los últimos diez años y donde había 318 licencias anuales actualmente hay casi el doble (559 en 2012, según cifras recogidas por la Asociación de Hostelería de Gipuzkoa). Donostia, que no era una ciudad de terrazas, hace cada vez más vida en la calle. Con esta transformación, la forma de trabajar de los hosteleros ha cambiado y el peso que tiene la actividad al aire libre en los negocios ha aumentado sustancialmente. Ante esta nueva realidad, la propuesta de Bildu para regular esta actividad supone una amenaza según el sector hostelero, que se aferra al ambiente creado con las terrazas para capear la dura crisis que padece.

La próxima ordenanza que regulará la actividad en la ciudad nace con polémica porque sustituirá a los acuerdos de Pleno que hasta la fecha han regido la colocación de las terrazas y sus horarios en la ciudad. Hay dos tendencias: una que haría disminuir el espacio de las mesas en el exterior y reduciría sus horarios en favor de los vecinos, que es la que defiende el Gobierno municipal de Bildu; y otra, la de la oposición, que aboga por mantener los acuerdos vigentes y no modificar el siempre difícil equilibrio entre la actividad en la vía pública y el descanso.

La vida en la calle versus la vida en casa: una ecuación imposible. El documento está en cocina y se aprobará en breve. Los grupos políticos no se ponen de acuerdo.

El Gobierno municipal de Bildu ha lanzado una propuesta que ha puesto en jaque al sector porque limita las zonas en las que se pueden poner mesas y también reduce los horarios. El principal revés para los hosteleros es la reducción de la temporada de verano, que pasaría de tener siete meses a cuatro, con la consecuente limitación de horarios y la pérdida de facturación y empleos.

Se calcula que el sector da trabajo a unas 4.000 personas en la ciudad, lo que da valor al componente económico y turístico de las decisiones que se adopten. Bildu, sin embargo, ataca a la oposición diciendo que quieren "empeorar la calidad de vida de las personas" y que quieren favorecer intereses privados.

Por contra, la oposición pone el foco en el peso del sector en la economía donostiarra. Se calcula que la hostelería aporta aproximadamente el 15% del Producto Interior Bruto (PIB) de la capital guipuzcoana.

Según los hosteleros, la propuesta de Bildu haría perder 250 horas de servicio anuales de media a cada local y afectaría a varios puestos de trabajo, además de hacer perder atractivo turístico a la ciudad. A menos mesas, menos empleo. El cálculo es complicado pero se estima que cada puesto de trabajo en el interior genera 0,3 puestos en el exterior.

Los partidos de la oposición defienden este argumento y han activado sus enmiendas: 110 en total. El PSE y PP hicieron piña y registraron 55 iniciativas en común, mientras que el PNV ha redactado las suyas propias (65) pero en una línea similar. El objetivo es que la ordenanza mantenga el esquema actual. En eso, toda la oposición da la espalda al planteamiento de Bildu y considera mala para la ciudad la propuesta de la coalición abertzale.

presión en la parte vieja El planteamiento del Gobierno municipal nace de la presión ejercida por una de las muchas asociaciones de vecinos de la ciudad, Parte Zaharrean Bizi, la única que presentó alegaciones a una ordenanza que afecta a toda la ciudad y que según los hosteleros "no plantea ningún problema en la mayoría de zonas de Donostia".

El foco de las quejas vecinales proviene precisamente del punto más complicado de la ciudad, la Parte Vieja, con calles estrechas y una elevada concentración de locales de hostelería y personas, muchas de ellas turistas. La presencia de terrazas allí tiene un impacto mayor que en otras zonas.

La propia asociación de hosteleros admite que la Parte Vieja es una zona sensible y considera vital la regulación de la actividad en todos sus aspectos, respetando los anchos de paso para vehículos en caso de emergencia y el tránsito de peatones, pero sin renunciar al componente tractor de una actividad económica como la hostelería, que cada vez vende más en la terraza y menos en el interior.

La hostelería en Gipuzkoa ha cambiado su forma de trabajar y las terrazas han pasado de ser un elemento secundario en la actividad a un componente vital para la continuidad del negocio. Según una encuesta realizada por la Asociación de Hostelería de Gipuzkoa a finales de 2012 -participaron 150 hosteleros, 75 de ellos de Donostia-, el 27% de los propietarios asegura que se vería abocado al cierre si tuviera que prescindir de su servicio de terraza y otro 35% vería en peligro su negocio. En total, un 62% asume que les resultaría "difícil" o "imposible" mantener su actividad sin las terrazas.

El mismo informe constata además que las terrazas promueven nuevas contrataciones en el 44% de los casos aunque no generan empleos en otro 56%, en los establecimientos de menos tamaño. El aumento de la contratación se eleva por encima del 60% en uno de cada diez establecimientos que sí aumentan plantilla.