LA mayoría de los asistentes de cuatro patas fueron perros, pero también se dejó ver algún cerdito y entre los animales que ayer visitaron la ermita de San Antón de Berastegi hubo hasta un canario mudo que ansiaba con poder cantar con ayuda divina. Un año más, los berastegiarras no fallaron a su cita con el protector y patrón de los animales y renovaron la antigua tradición de bendecir a sus mascotas.
Las devotas más jóvenes fueron las primas Miren, Naroa y Maialen Aranalde, e Irati e Izaskun Zubeldia. Estaban contentan porque sus mascotas recibieron la bendición, pero también porque su profesora les había dejado salir de clase para asistir a la misa en la ermita de San Antón. Irati llevó a su perrito Gorri, un pequeño animal de apenas dos años. "Es el primer año que vengo a bendecirlo y espero que le sirva de ayuda", contaba. El propósito de su prima Miren, de nueve años, era otro. Desde la escuela transportó en la jaula a su canario Pitxin para que recibiera la bendición. "Lleva con nosotros casi un año y todavía no canta; lo he traído a ver si ahora con un poco de suerte empieza a cantar", declaró esperanzada la dueña del pájaro.
Las cinco primas llegaron a la ermita con sus amatxos. Ainara Ziaurriz las animó a llevar a sus animales a San Antón. "Tenemos que mantener las tradiciones, porque si no se pierden y sería una pena", aseguró.
Aunque ayer San Antón se llenó de gente, durante el año apenas hay actividad en esta pequeña ermita. Sin embargo, el hecho de que el santuario no tenga una puerta, sino una reja, obliga a limpiarla periodicamente. De ello se encargan Trini Artola y Rosa Arrizurieta, que ayer no quisieron perderse el día grande. "Llevo muchos años haciéndolo, porque me gusta que la ermita se mantenga limpia", manifestó Trini Artola.
Los berastegiarras siguen teniendo fe en San Antón y no sólo el día señalado, sino que se acuerdan de él durante todo el año. "La gente que tiene algún animal enfermo en el caserío o en casa tiene la costumbre dejar velas o flores en el pórtico de la iglesia, y no sólo viene gente de Berastegi, sino también de otras localidades", aseguró María Jesús Labaien, que ayer se encargó de organizar el hamaiketako tras realizar las bendiciones de los animales. Según cuenta la historia, en la antigüedad los baserritarras y campesinos se encomendaban al santo como protector de los animales frente a los ataques de los depredadores y enfermedades. De esta manera, la bendición de San Antón se convierte en garante de salud y bienestar durante todo el año para sus mascotas.