Oiartzun. ¿Cómo se creó la empresa Tumaker?
Tumaker nace de una empresa de sistemas informáticos K-35, que también se ubica en Oiartzun. K-35 dispone de un laboratorio que analiza nuevas tecnologías que van surgiendo y detecta cuáles pueden ser interesantes para su negocio. Una de esas ideas fue el mundo de la impresión 3D. Se dieron cuenta de que esta tecnología tenía más capacidad y futuro del que se intuyó. Ahí nació de forma más independiente Tumaker hace año y medio.
¿Cuántos empleados hay?
Actualmente trabajamos ocho personas, pero en 2014 probablemente estaremos quince. Ya tenemos un producto, ya tenemos varios servicios y ahora estamos en la fase de crecer, de hacernos un poco más grandes.
Y está creciendo mucho.
Sí, además de forma muy rápida. Normalmente, desde que descubres un mercado y sacas un producto transcurre mucho más tiempo del que nosotros hemos necesitado. En abril sacamos el primer modelo de impresora en 3D y actualmente ya hemos sacado la segunda y solo ha pasado medio año.
¿A qué es debido este rápido desarrollo? ¿La gente está más abierta a las nuevas tecnologías?
No es por la gente, es por nosotros que trabajamos mucho. Estábamos haciendo una máquina y enseguida la hemos querido mejorar y lo hemos hecho muy rápido. Cuando sacamos un producto, ya estamos pensando en cómo mejorarlo.
¿Cuáles son sus objetivos?
Tenemos la intención de sacar anualmente una propuesta nueva y no solo de impresoras 3D. Ellas son una parte de algo mucho mayor que es la fabricación digital. El fin es que cada uno sea capaz de hacer más cosas por sí mismo.
¿Hacia dónde camina ahora la tecnología 3D?
En un aspecto en el que se está trabajando ahora es en el de poder reutilizar el material de las piezas que ya no te sirven. De este modo, se cerraría el ciclo.
Ustedes son pioneros en Euskadi y en el Estado, ¿pero desde cuándo existen impresoras 3D?
La tecnología en 3D existe desde hace más de 30 años, pero eran inaccesibles para la gran mayoría desde el punto de vista económico. Solo las empresas muy grandes podían pagarlas porque eran muy caras. Además, eran muy grandes y no cabían en cualquier despacho y eran difíciles de utilizar. En 2006 expiró una de las patentes y profesores y estudiantes de universidades propusieron que se fueran desarrollando este tipo de impresoras en tamaño más reducido.
¿Cuáles son sus ventajas?
Una de las ventajas más evidentes es que para hacer prototipos o pocas unidades la impresora 3D es más económica, porque los moldes son muy caros y hay que amortizarlos haciendo una gran tirada. Tampoco tiene desechos. Va imprimiendo capa por capa y solo deposita material en el punto exacto donde se necesita. En el caso de los tornos, las fresas y otro tipo de máquinas de fabricación se emplea un gran volumen de material al que se le van quitando las partes que no necesitas. En este caso se obtiene mucha viruta o desperdicio.
¿De qué materiales se pueden hacer las piezas?
Históricamente se utilizaba un tipo de plástico. Ahora el que más se utiliza es el PLA que no se obtiene del petróleo. También se utiliza por ejemplo el policarbonato, la madera o un tipo de plástico que imita a la arenisca. Y todo ello en una gran variedad de colores. Se está ampliando también mucho el mercado de las empresas que fabrican materiales.
¿En qué profesiones son útiles estas máquinas?
Estamos descubriendo un montón de usos para la impresora 3D que no sospechábamos. Lo correcto sería preguntar dónde no se puede emplear. Los odontólogos la usan para las prótesis dentales, los jugadores de rol para hacer muñecos, un profesor para enseñar conceptos de arquitectura... Una alumna de Bellas Artes se construyó una mano articulada que usa como modelo. También sirve para hacer cosas prácticas. Por ejemplo, hace poco organizamos una exposición fotográfica cuyas fotos fueron tomadas con máquinas construidas con una impresora 3D.
¿Cómo se presenta 2014?
Bien, tenemos muchos proyectos. Ahora estamos trabajando mucho con los centros educativos. Cada vez se van a utilizar más estas tecnologías y es importante que los nuevos alumnos aprendan a utilizarlas. Esta tecnología ha llegado para quedarse porque es muy útil. Tenemos entre unos diez o quince centros de FP en los que vamos a instalar laboratorios (Ikaslab). Ahora estamos volcados en la divulgación.