Donostia. El edificio del Bellas Artes, cuyo anunciado derribo ha provocado un aluvión de quejas en los últimos meses, no es la única construcción histórica y singular de Donostia cuya protección ha quedado rebajada en el Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbano Construido (Peppuc). El pabellón de oficinas de la antigua fundición Luzuriaga, situado en la acera derecha de Eskalantegi, en el distrito de Antxo, es otro de los edificios desprotegidos y que podría ser en el futuro derribado. Con el fin de evitar esta posibilidad, vecinos de Antxo han presentado ya una alegación al Peppuc para que sea mantenida dicha edificación.
Además, se da la circunstancia de que la catalogación de este mismo edificio industrial como "bien cultural" está en tramitación actualmente y, en este sentido, la Dirección de Patrimonio del Gobierno Vasco ha presentado también una alegación ante el Ayuntamiento de Donostia.
La asociación Antxotarrok Historia Mintegia considera "reduccionista" y "tecnicista" el criterio utilizados por la comisión encargada de elaborar el Plan de Protección a la hora de definir lo que es "urbano" y lo que es "patrimonio".
En cuanto a la primera consideración, la asociación critica que todos los elementos que se citan en el Peppuc para referirse a lo que es "ciudad" se "reduzcan a edificios del área centro de Donostia". "El Plan sigue la rancia tradición de ciudad-postal, hipervalorizando el centro y olvidando su periferia", denuncia la asociación, al tiempo que lamenta "la destrucción sistemática" que el Ayuntamiento de Donostia "ha llevado a cabo de todo testimonio industrial", obviando su valor "cultural y patrimonial".
Precisamente, en relación al concepto de "patrimonio", critica que en el decálogo del plan no aparezca "nunca" el aspecto social: "Su criterio es totalmente deshumanizado, considerando a los edificios como cajas más o menos interesantes estética y constructivamente, no como espacios habitados o habitables".
un edificio singular Precisamente, la asociación de Antxo reclama que se ponga en valor el pabellón de oficinas de Luzuriaga, construido en 1944 y uno de los pocos edificios históricos industriales que quedan en pie en el termino municipal de Donostia. Así, sugiere que se dé un nuevo uso a este "singular" edificio, sin reinterpretar su estilo ecléctico, ya que se trata de "un patrimonio social e histórico de primer orden en Oarsoaldea". Concretamente, este edificio albergó las oficinas de la fundición Luzuriaga, la misma donde fueron fundidas la barandilla de La Concha o las farolas del Kursaal.