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"El cliente podrá vivir la experiencia de alojarse en un edificio medieval con unas prestaciones muy actuales"

Tras una concienzuda rehabilitación, la que fuera la residencia de los condes de Oñati se ha convertido en un coqueto establecimiento hotelero con mucho encanto y mucha historia. La medieval Torre Zumeltzegi es la construcción civil de mayor antigüedad que existe en la villa oñatiarra

"El cliente podrá vivir la experiencia de alojarse en un edificio medieval con unas prestaciones muy actuales"A. Dominguez

oñati. Los calabozos en los que se encerraban a aquellos que no acataban las órdenes y se oponían al Conde se han transformado en la recepción al visitante, presidida por un cuadro de Ladrón de Guevara. En este espacio se abren las puertas a un acogedor alojamiento donde la huella de la historia se funde a la perfección con una línea estética más contemporánea. Rodeada de un paisaje y vistas espectaculares, desde la colina donde está enclavada la rehabilitada Torre Zumeltzegi se divisa todo el municipio. Si sus cuatro paredes hablasen desvelarían no pocos episodios de luchas banderizas, confabulaciones, amores y desamores acaecidos entre el siglo XIII y hasta mediados del XIX, cuando los dueños del edificio eran los jauntxos de la villa. A partir de entonces se procedió a la venta de los bienes condales y en 1900, la casona, que ya estaba reconvertida para uso agropecuario, fue adquirida por Juana Ignacia Guridi, la abuela de los actuales propietarios. Un sitio emblemático, en un entorno excepcional y con el plus añadido de ofrecer la oportunidad de poder dormir y comer como un conde. Todo un cúmulo de atractivos que hacen de este hotel de tres estrellas, que se inauguró el sábado, un destino muy especial.

¿Cómo se animaron a poner en marcha este proyecto?

Llevaba más de diez años dándole vueltas en la cabeza. Nosotros hemos nacido y vivido en esta torre, que desde que la compró mi bisabuela ha funcionado como una explotación agrícola y ganadera. Somos cinco hermanos y veíamos que el edificio con el tiempo iba a quedar en desuso; se nos hacía incómodo también para los aitas que han vivido en él hasta hace año y medio. El objetivo era dar un sentido a la torre y a este precioso entorno, a través de un proyecto sostenible en el tiempo. Se miraron otras alternativas pero ésta, la del hotel, era la más factible.

Habrán tenido que hacer frente a una minuciosa supervisión al tratarse de un edificio catalogado como Bien Cultural Calificado con la categoría de monumento.

Así es. Todos los permisos de obra y proyectos han sido supervisados por el Gobierno Vasco y la Diputación. Con las obras empezamos en octubre de 2010. Luis Etxegarai e Itziar Zelaia han sido los arquitectos de esta intervención en la que junto a la torre se ha adosado otro inmueble que alberga el restaurante y dos viviendas. De la decoración se ha encargado José Mari Rojo, que ha creado una serie de ambientes que fusionan la historia del edificio, el patrimonio y elementos recuperados con piezas de materiales nobles, con una decoración más moderna.

¿Qué ofrece Torre Zumeltzegi?

En cuanto a servicios, cuenta con doce habitaciones distribuidas en cuatro plantas, una de ellas adaptada para personas con movilidad reducida -a cada una de ellas le quieren poner el nombre de un conde-, además de dos comedores, un primero que sirve, a su vez, para sala de reuniones de empresa, y un segundo con capacidad para 46 comensales ubicado en la construcción anexa. Se ofrece también un salón de estar con minibar incluido, una terraza exterior abierta al público y otra privada para los clientes, así como una zona de aparcamientos para 20 vehículos. Todas las áreas están equipadas con Wi-Fi.

¿A qué tipo de clientes va dirigido?

Queremos potenciar el servicio dirigido a las empresas, cubriendo sus necesidades, con habitaciones confortables, menús atractivos y competitivos, así como con prestaciones añadidas como el espacio para reuniones. Y, por otro lado, los clientes de fin de semana y el resto de turistas. Nuestro propósito es ofrecer algo que vaya más allá simplemente de una noche o comer y, para ello, queremos buscar colaboraciones y sinergías con otras actividades y alternativas que existen en el municipio. Por otro lado, la cocina se autoabastece con productos de la casa, de la explotación ganadera y huerta que aún se mantiene. Es del entorno pero con un toque diferente. Junto con la carta, hay dos menús especiales de lunes a viernes, y uno los fines de semana.

¿Cómo afronta este nuevo reto?

Con ilusión, respeto..., es una mezcla de muchos sentimientos.

Y supongo que con valentía viendo los tiempos que corren...

Hace tiempo que me metí en este proyecto (sonríe). Hemos acabado una parte y ahora viene los más difícil. Aunque al principio pensamos contratar una gerencia externa, me encargo de capitanear el hotel -dejará la gerencia que ocupa en Ulma Precinox para estar al frente de este negocio familiar-, con el apoyo de mis hermanos y creando siete puestos de trabajo con profesionales en el sector de la hostelería. ( La SL que ha constituido la familia Gorostidi- Anduaga está formada por los padres, el tío y los cinco hermanos).

Viajemos un poco por la historia de la casa-torre. ¿Qué nos puede contar al respecto?

Es un símbolo del poder de los Guevara, que desde 1149 y hasta 1845 gobernaron Oñati en calidad de señores feudales (la villa se incorporó a Gipuzkoa en 1845). En ella han vivido distintas generaciones de condes y también se dice que han dormido reyes cuando pasaban por aquí, o que el propio Conde contemplaba desde sus aposentos las ejecuciones de sus opositores.

La familia Gorostidi- Anduaga se ha criado en este emblemático inmueble. Cualquiera no vive en la antigua residencia de un conde...

(Vuelve a sonreír). Tiene su encanto pero te acostumbras. En la planta baja estaba el establo con las vacas, terneras, cerdos... Ver el interior tan cambiado me trae cierta nostalgia, pero, a su vez, es satisfactorio.

Por último, ¿qué destacaría del establecimiento?

Es un sitio emblemático con historia, un entorno privilegiado y buena gastronomía. Amplía la oferta en la comarca; es un modo de atraer clientes y tener un gancho más. Quienes vengan al hotel van a poder vivir la experiencia de alojarse en una construcción medieval con una decoración acogedora y unas prestaciones muy actuales. Además, queremos abrirlo a todos los públicos, no solo a los que se alojen en el hotel.