GIPUZKOA es un territorio fuertemente industrializada y con una importante actividad terciaria, pero sigue habiendo sitio para las tradiciones relacionadas con la agricultura y la ganadería: la familia Urkiola-Zubillaga, del caserío Berroeta de Ezkio-Itsaso, practica todos los años la trashumancia. En primavera utilizan camiones para llevar sus ovejas a Aralar, pero en otoño vuelven al caserío a pie, atravesando algunas localidades de Goierri y ofreciendo un bonito espectáculo. La cita correspondiente a 2012 será este domingo.
El propio caserío Berroeta es un ejemplo de las dos almas de Gipuzkoa: está situado al fondo de un bucólico valle, pero a su vez muy cerca del polígono industrial Santa Lutzi de Ezkio-Itsaso y de dos localidades tan industrializadas como Zumarraga y Urretxu.
La familia Urkiola lleva 200 años asentada en el mencionado enclave y siempre ha trabajado con las ovejas. Tomás Urkiola suele recordar que cuando era niño, todavía no sabía contar bien, contó dos veces 20 y una vez siete. Tenían por lo tanto, 47 ovejas. En la actualidad tienen muchas más.
Su esposa Bakarne Zubillaga comenta que en primavera siempre han llevado las ovejas al monte. Antes las subían a Izazpi, el monte más alto de Ezkio-Itsaso, y cuando el rebaño creció empezaron a trasladarlas a Aralar. Eso fue hace unos catorce años. "Recuerdo que mi hijo mayor, con doce años, se quedaba en la chabola". Explica que en verano se suben las ovejas al monte para que así la hierba de los prados del caserío crezca y se pueda utilizar para pasar el invierno.
de ezkio-Itsaso a aralar
Ida en camión y vuelta a pata
Cuando subían las ovejas a Izazpi, ellos no se quedaban en el monte: además de no disponer de una cabaña, viven lo suficientemente cerca como para subir a diario. En Aralar, en cambio, tienen una borda. Este año ha sido un trabajador el que se ha quedado allí, pero en años anteriores esta labor ha recaído en un tío de su marido y en sus hijos mayores. "El mayor pasó por la Artzain Eskola, pero ahora trabaja en la construcción. De todos modos, ayuda en casa. El segundo ha empezado ahora en la Artzain Eskola. Vivimos tiempos difíciles y el caserío es una buena salida. El mayor tiene 25 años, el mediano 22 y el pequeño 13. Éste estudia en el colegio La Salle-Legazpi de Zumarraga, pero este verano también ha estado en Aralar".
Ahora toca bajar las ovejas. Tal y como se ha indicado, las llevarán a pie desde Aralar hasta Ezkio-Itsaso. Subir, en cambio, las suben en su camión. "En primavera no podemos llevarlas todas el mismo día, pues algunas todavía están dando leche. Esas las subimos más tarde". Hasta hace unos años también utilizaban el camión para traer las ovejas al caserío. "Las bajábamos a pie hasta la cantera de Ataun y después las cargábamos en el camión, pero era muy duro cargar tantas de una vez. Hace unos años, decidimos regresar a casa andando".
Es más fácil que cargarlas en el camión, pero también tiene sus dificultades: tienen que pedir un permiso a Tráfico para ocupar la carretera y pagar una tasa. El día señalado necesitan la ayuda de familiares y amigos para llevar el rebaño. "Un sobrino pequeño, dos hermanos del caserío Igaraberri, los amigos de mis hijos... Nos reunimos unas doce personas. Todos colaboran encantados".
Suelen salir de Aralar el sábado. Bajan el ganado hasta Lazkao, donde los animales pernoctan en un prado cedido por un amigo. A la mañana siguiente completan el recorrido entre Lazkao y Ezkio-Itsaso. "Si hace buen tiempo y no se rezaga ninguna oveja, en dos horas y media o tres estamos en casa".
Parten, como muy tarde, a las 8.00, para entorpecer el tráfico lo menos posible. Llevan un coche por delante y otro por detrás. Este último cuenta con un remolque, por si alguna oveja se queda rezagada y hay que cargarla. Además, suele acompañarles la Ertzaintza.
En el camino, cruzan Lazkao, Olaberria, Salbatore y Ormaiztegi. Allá por donde pasan, despiertan la curiosidad de la gente. "Los conductores suelen parar para sacarnos fotos. En Ormaiztegi la gente sale al balcón para ver pasar al rebaño".
Zubillaga indica que no es un trabajo duro. "Lo duro empieza cuando llegamos a casa: hay que apartar los corderos y las ovejas que están preñadas, darles medicamentos, ducharlas... Después solemos llevarlas a la costa, a Endoia. Suelen pasar el invierno allí. En Berroeta no tenemos terrenos adecuados para tantas ovejas". Hace falta mucho terreno para dar de comer a 1.400 ovejas...
El que ni siquiera pueda hacerse a la idea de lo que pueden ocupar, podrá comprobarlo este mismo fin de semana. Ssaldrán el domingo hacia las 8.00 de Lazkao y ofrecerán una bonita y original estampa. Un espectáculo ecológico y económico.