HACE no tanto tiempo el boxeo fue un deporte muy popular y tenía cabida en el programa de fiestas de muchos pueblos. Hoy en día, en muy pocos municipios se organizan combates. Uno de ellos es Ordizia. Esta localidad tiene una gran tradición pugilística y el Boxing Club trata de mantener viva la llama de este deporte. Uno de sus socios es Pepe Caballero. Este ordiziarra fue boxeador profesional.
Caballero nació en 1941 y trabajó como comercial durante prácticamente toda su vida profesional. Pero su gran pasión es el boxeo. Recuerda que cuando él era niño había una gran afición a este deporte y un vecino suyo era púgil profesional. "Perdía el culo por llevarle el maletín al gimnasio. Con 14 años debuté como aficionado en las fiestas de Beasain. Disputé unos 50-60 combates como amateur y 20 como profesional". Era peso pluma (menos de 57 kilos).
Sus padres no se asustaron cuando el niño les dijo que quería boxear. Eran otros tiempos. "Mi padre era mi seguidor número uno. Falsificaron la licencia, pues no se podía pelear hasta los quince años. Recuerdo que mi pobre madre me preparaba un ponche con dos huevos, me daba un filete...".
El deporte le sirvió para librarse de las penurias del servicio militar. "Tenía que hacer la mili en Burgos y, casualmente, antes de incorporarme a filas la selección de Gipuzkoa se enfrentó a la de Burgos. Lo hice muy bien y el capitán me dijo que en cuanto llegara allí le llamara. Nada mas jurar bandera, entregué la ropa militar y me puse la deportiva. Disputé 16 combates y los gané todos. Fui campeón de España militar. Nada más licenciarme, pasé a profesionales. En 1969 fui campeón de España".
No participó en los Juegos Olímpicos, pues en aficionados no se ganaba dinero. "Si llego a esperar un poco habría ido a las Olimpiadas, pero en aficionados nos pagaban solo 300 pesetas por combate. En profesionales, en cambio, llegué a ganar 14.000. Además, haber sido boxeador me fue de gran ayuda en mi vida profesional: me abrió muchas puertas. La verdad es que fue una época bonita: la gente del pueblo iba a mis combates, el cronista Kifi se volcó conmigo...".
Dejó de subir al cuadrilátero al año de casarse. "Mi preparador (Eustaquio San Pedro) era mayor, mi mujer sufría mucho... Además, hay que saber retirarse a tiempo. No hay más que ver lo que les ha pasado a otros. Algunos han acabado muy mal, pero yo nunca bebí ni fumé".
Considera que el boxeo no es un deporte excesivamente duro. "Para el que no entrena sí lo es, pero para los que lo hacen no. Si estás preparado, los golpes no duelen. ¡Si nos peleamos con guantes! Es un deporte noble. Mis grandes amigos son esos con los que me he pegado. Eso sí, algunos preparadores sacan a los chavales sin haberlos preparado lo suficiente. Eso no puede ser. A mí me gusta el boxeo aficionado, pues en profesionales hay demasiados intereses creados".
Cuando dejó de pelear se hizo cargo del Boxing Club. Ahora es un grupo de jóvenes el que dirige la entidad. "Seguimos organizando una velada por fiestas". El frontón Beti Alai suele registrar todos los años una gran entrada, pero Caballero añora los años dorados del boxeo. "En la época de Eustaquio San Pedro, llegamos a tener 28 boxeadores en nuestro gimnasio. Todos eran de Goierri y Urola Garaia. Durante mi mandato también tuvimos un equipo muy bonito: eran diez pesos y en ocho fuimos campeones de Gipuzkoa".
han pasado por ordizia
Legrand, Carrasco, Pacheco...
Habla con orgullo del Boxing Club de Ordizia. "Siempre ha sido una entidad respetada por la Federación y por el pueblo han pasado campeones del mundo y de Europa como Legrand, Carrasco, Pacheco, Perico Fernández y Poli Díaz. Además, Urtain debutó aquí. Urtain fue un pequeño montaje de dos elementos, pero sirvió para levantar la afición".
Precisamente, considera que el nacimiento de una figura serviría para hacer resurgir el boxeo en Euskadi. "Hemos tenido boxeadores que llenaban frontones, pero ahora no los tenemos. En la calle veo chavales que podrían dedicarse a esto, pero la juventud de hoy en día no quiere sacrificarse. La verdad es que el boxeo sería una buena salida para algunos. Pero habría que montar un gimnasio. Nosotros lo tuvimos, pero lo cerramos por falta de boxeadores. Vendimos el gimnasio para abrir un local social. No sé si fue un error".
Actualmente se limitan a organizar la velada de fiestas. "Cuesta mucho dinero y se sigue organizando gracias a Patxi Usabiaga y Arsenio Pérez. Si no fuera por ellos, no habría boxeo en Euskadi. Tenemos que agradecer también la ayuda de las empresas patrocinadoras".