"Gipuzkoa es grande por las ganas, el ingenio y la curiosidad de la iniciativa privada"
Iñaki Almandoz
Donostia. Responsable de las relaciones institucionales de Kutxa en los últimos años, la cara de Iñaki Almandoz se ha hecho conocida después de aparecer en centenares de fotos de actos culturales y deportivos de Gipuzkoa. Aunque para los aficionados al baloncesto él es, desde hace 35 años, el presidente de Askatuak, recién ascendido a la LEB. Más de uno reconocerá a uno de los tamborreros de Gaztelubide que saluda la Izada de la bandera desde el tablado de la plaza de la Constitución cada 19 de enero. Alguno, incluso, descubrirá tras sus gafas al rey Gaspar.
Acaba de jubilarse, esta misma semana, después de toda una vida trabajando en Kutxa. ¿Cómo están siendo estos primeros días?
Con sensaciones extrañas pero agradables. Me toca aguantar las bromas de los amigos y familiares preguntándome en qué voy a pasar el tiempo. Y estos primeros días estoy también ocupado intentando solucionar la financiación del Askatuak-Cafés Aitona, para que pueda participar en la liga LEB Plata, a la que hemos ascendido este año. Aunque también me he tomado la libertad de acudir a las fiestas de Santa Isabel de Usurbil, donde de niño pasé grandísimos veranos. Mi ama era de allí. Allí está el 50% de mi corazón.
Se ha jubilado de su trabajo en Kutxa, pero no de Askatuak.
Sí. Y además de Askatuak ya me he apuntado a dos actividades nuevas: intentaré ayudar a la asociación Arantzazuko Lagunak, que persigue la promoción del enclave de Aran-tzazu. Me preguntaron si les ayudaba y les he dicho que sí. Y seguramente ayudaré al Museo Oteiza. Así, ya tengo tres ocupaciones, además de hacer más deporte para cuidar mi cuerpo y mi mente. El deporte fue fundamental en mi juventud. Al final lo tuve que dejar por el trabajo, la familia, el baloncesto... Ahora quiero recuperarlo de manera sistemática. Es el primer objetivo de mi jubilación, junto con acudir a más conferencias, exposiciones, conciertos...
Son muchas cosas...
Pues sí. Soy un poco culo inquieto.
Ha mencionado Askatuak. ¿Cómo se vive, después de tantos años, este nuevo ascenso a la liga LEB?
Askatuak tiene una historia muy larga. Lo fundamos en el año 75. Hemos estado en todas las categorías, en competición europea, en liga ACB... Pero volver a la LEB es un motivo de especial satisfacción teniendo en cuenta la difícil situación que pasó el club en el verano de 2001, cuando nadie daba un duro por nosotros.
¿Ha vuelto a renacer?
Sí, ha resurgido y hemos llegado al tercer nivel del baloncesto estatal. El tema ahora es conseguir la financiación. Estar en la LEB es importante y supone una motivación, sobre todo para todos los chavales de la cantera del club, sus familias y los aficionados de toda la vida.
¿Cómo está el baloncesto base en Gipuzkoa?
Está muy bien. Hay futuro, pero hasta cierto nivel. Hay nivel en cadetes y juveniles, aunque cuando llegan a senior no salen jugadores de la ACB.
En ese deporte base en el que el fútbol también es hegemónico, ¿el baloncesto tiene su hueco?
Sí. No cabe duda de que el fútbol hace mucho daño al resto de deportes, porque todos los chavalillos quieren ser Messi, pero afortunadamente sí hay afición.
En todos estos años, el baloncesto ha cambiado y la afición de los donostiarras a este deporte también. ¿Se soñaba con eso?
Sí, siempre hemos soñado con esto. A la primera persona que le oí decir que el baloncesto tenía que jugarse en Illunbe fue a José Antonio Gasca, hace 35 años, cuando no existía ni la plaza de toros. Él decía que había que hacer una nueva instalación deportiva para el baloncesto en la vaguada de Illunbe. Siempre hemos sido bastante soñadores, y Josean Gasca tenía una visión de futuro especial.
Acertó.
Sí, el tiempo le ha dado la razón.
Además de a Askatuak, su vida ha estado ligada a Kutxa en el aspecto profesional. Y como representante de la entidad también le ha tocado estar presente en muchas de las actividades culturales, deportivas y asistenciales del territorio.
He tenido una grandísima suerte. Soy un privilegiado por haber trabajado primero en la Caja de Ahorros Provincial y luego en Kutxa, y desde el año 2000 en la Obra Social, en las relaciones institucionales. Me ha permitido asistir en primera fila y conocer casi el 100% de la actividad deportiva, cultural y asistencial que hay en Gipuzkoa. Me ha servido para conocer organizaciones y personas con las que tengo una muy buena relación y creo que estoy en condiciones de afirmar que la gran actividad que se desarrolla en Gipuzkoa en todos estos ámbitos es modélica, muy amplia y, por la información que tengo, la mejor del Estado.
Eso teniendo en cuenta que este no es un territorio muy grande.
Efectivamente. Pero es grande por las ganas, el ingenio, la curiosidad de la iniciativa privada, que con el complemento de las ayudas institucionales hace que Gipuzkoa sea un modelo a seguir en todas estas áreas. Incluso también en otros temas más recientes como el respeto al medio ambiente o la sanidad, en la que Onkologikoa es un modelo en el Estado, igual que otros proyectos de investigación médica que aquí se están poniendo en marcha.
¿El primer paso o la iniciativa de toda esa actividad parte casi siempre primero de los ciudadanos?
Exactamente, la iniciativa es privada, aunque las instituciones ayudan a que con esa actividad se eleve el nivel de vida de los guipuzcoanos. Aunque esa ayuda, en el caso de Kutxa, se reconoce de manera insuficiente. Al estar presente en todas partes, forma casi parte del paisaje y no se visualiza. Pero sin Kutxa muchas actividades de Gipuzkoa correrían grave peligro.
¿Cree que se reconoce suficiente toda esa labor y a quienes la impulsan?
La actividad es modélica pero se reconoce parcialmente, creo que de manera insuficiente, la abnegada labor de muchos voluntarios que nunca aparecen en la prensa, que nadie sabe que existen pero sin los que no sería posible esa actividad. Su aportación humana, su labor, su tiempo, su cariño... no hay dinero para pagar eso, en todos los ámbitos.
Ha comentado que una de sus ocupaciones a partir de ahora será ayudar al Museo Oteiza. Precisamente, el escultor fue una de las personas que conoció gracias a su trabajo.
A través de mi trabajo he tenido una relación muy estrecha con muchas personas y él sería una de ellas. Tengo una especial propensión a colaborar en la conservación y propagación del pensamiento y obra de Jorge Oteiza porque me pareció una persona irrepetible, muy imaginativa y muy creativa. Eso me produce admiración. A mí me faltan esas cualidades y esa vena artística e imaginativa y puede que por eso admire más a Oteiza, que era un genio. Me apetece especialmente ayudarles.
¿Hace falta dar a conocer su obra?
Sí. No es el único, en Gipuzkoa hay otros muchos creadores, pero creo que Oteiza es el padre artístico de todos ellos. Su libro Quosque Tandem, que leí con 19 años, ha sido la piedra angular de la influencia sobre el resto de artistas guipuzcoanos.
Incluso compró un coche suyo.
¡Sí! Quizá es algo anecdótico, pero tuve noticias de que su Dyane 6 llevaba nueve años parado en un garaje de Iruña sin ponerlo en marcha y me pareció que había que rescatarlo y mantenerlo. Asumí esa tarea, como una aportación singular.
¿Lo utiliza?
Lo mantengo y lo saco a pasear de vez en cuando, ¡para que corra y se desfogue! Y a pesar de sus 35 años, está en muy buen estado de forma.
Sin embargo, para moverse por Donostia prefiere la moto.
Desde hace unos 30 años utilizo la moto como medio habitual de transporte por la ciudad, por la comodidad que supone.
Hace 30 años las motos no serían tan habituales.
Fui uno de los pioneros entre la gente de mi edad, yo entonces tenía 30 años. Ahora hasta para aparcar la moto hay problemas. Es un medio de transporte ideal para Donostia, andando con cuidado.
Siempre ha vivido en Donostia. ¿Cree que es un buen lugar para trabajar, vivir y disfrutar?
Es una ciudad cómoda para todo, disponer del mar y del monte unidos supone calidad de vida: estás en el mar viendo Peñas de Aia, coges la bicicleta y tienes excursiones maravillosas, todo a mano. Pasas de la playa al monte, de Ondarreta a Igeldo, en cinco minutos. ¡Para entrenar triatlon es maravilloso! Y además está su belleza y que es una ciudad bien diseñada y dotada y amable para vivir, con distancias cortas, con un muy buen gusto de sus habitantes para todo, para vestir, en la educación, en la gastronomía... Su vocación cultural y deportiva... Y todo eso se ha mejorado. No la cambiaría por ningún otro sitio.
Habla de que aúna mar y montaña, ¿pero prefiere el monte?
Sí, al mar tiro muy poco, le tengo mucho respeto. Una pena que tengo es no haber podido ser remero, ¡pero a todo no llegaba! En casa, en la familia de mi aita, mi osaba Rafael, Aspaldiko, ganó la bandera de La Concha y fue campeón de España nueve veces. Con la trainerilla Txapelaundi de Martutene fuimos campeones de España dos veces, mi aita era el delegado y yo solía acompañarles de niño. ¡También se me ha quedado pendiente la pelota!
Lo que sí ha practicado son el baloncesto, el monte y la bicicleta.
Y últimamente también correr, sobre todo por la peligrosidad de la bici de carretera. Ahora quiero recuperarla, pero la de montaña. Jubilado,
¿descubrirá otra ciudad?
Ahora voy a aprovechar más y mejor las oportunidades que ofrece. Aunque antes ya lo he hecho mucho, se pueden aprovechar más. Subiré a Urgull: lo estás viendo todo el día pero hace varios años que no subo.
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