LOS últimos documentos enviados por el Ministerio de Medio Ambiente al Ayuntamiento de Donostia para que dé su conformidad a que se ejecute el proyecto de la pasarela de Mompás dejan claro que la propuesta, que empezó a gestarse hace una década y que no es del agrado del actual Gobierno de Bildu, ha sido continuamente modificada hasta ahora, cuando su futuro sigue siendo una incógnita. El Ejecutivo local debe contestar a la Administración estatal si cede los terrenos para iniciar los trabajos y si se compromete a su mantenimiento.

La última versión del paso elevado entre Sagüés y Mompás, de 560 metros de largo, no tiene curvas como al principio sino ángulos, ni posee tantas sujeciones a las rocas de la costa. Ni siquiera se asienta en el mismo material que el previsto en sus inicios. Cuestiones técnicas, obligaciones medioambientales y preferencias económicas han llevado a recrear paso a paso un proyecto que, por el momento, no arranca.

El acero corten (como el del Peine del Viento) en el que se preveía construir los grandes arcos sobre los que asentar la estructura de madera ha sido sustituido por acero galvanizado en caliente, protegido por un sistema especial de pintura. El recorrido de la pasarela tampoco se dibuja suave y curvo, como en las infografías presentadas la pasada legislatura, sino que está compuesto de tramos rectos. Además, los puntos de apoyo de la pasarela ya no tienen forma de arco o pórtico, sino que serían vigas en forma de T o Y, de modo que el paseo quedaría situado sobre estos elementos, colocados cada quince metros. Tampoco están previstas las sujeciones horizontales entre la pasarela y la ladera, anunciadas en las primeras etapas del proyecto, y el camino peatonal se contempla posado exclusivamente sobre apoyos verticales.

Además, los puntos en los que se sujeta la pasarela a las rocas se reducen drásticamente y pasan de los 85 iniciales a 38 en la solución final, con lo que la estructura total se aligera. Han sido suprimidos los anclajes que estaban a una cota superior y en plano horizontal porque presentaban una mayor complicación técnica, según explica la memoria del proyecto constructivo enviada al Ayuntamiento en abril. El documento añade que, de este modo, no quedarán afectados los hábitats protegidos.

También explica que las sujeciones horizontales eran las más próximas a las colonias de brezal, una planta afectada por la protección estricta a la que obligan las actuales normativas medioambientales.

El proyecto de paseo elevado sobre las rocas de Mompás tiene 4,40 metros de ancho y tampoco incluye los miradores que se añadían en las primeras fases de la idea, situados sobre los brazos horizontales de la pasarela, ahora suprimidos. "Los saltos bruscos en anchura podrían resultar peligrosos a la hora de garantizar una evacuación fluida en caso de emergencia o pánico", señala la memoria. Por ello, los balcones previstos en la última fase del proyecto quedan situados en los quiebros de la pasarela, "lo que juega tanto a favor del planteamiento estético buscado como de la racionalidad y funcionamiento de los miradores", dice el documento.

La estética del conjunto también ha sido modificada para reducir el impacto paisajístico de la estructura. Así, el canto visible de la pasarela, por ejemplo, no sería de dos metros, como en las primeras fases de la propuesta constructiva, sino de uno. De lejos, su imagen sería más fina y menos tosca.

Barandilla

Jaula para observar aves

La memoria del proyecto remitida al Consistorio explica, además, que el final de la pasarela, junto a la punta de Mompás, se convertiría en un observatorio de aves. Este extremo del paseo elevado tendría menos superficie que el resto para reducir la presión del ser humano en este punto y "evitar ejecutar apoyos en una zona a cota muy baja y afectada por la erosión marina".

El documento explica que "situar unas pilas en esa zona implica no solo un ataque directo de las olas, sino la posibilidad más peligrosa de que rocas sueltas impulsadas por el oleaje golpeen sobre los apoyos". "Garantizar la seguridad de dichos apoyos -añade- requeriría cimentaciones y protecciones desproporcionadas". Por estos motivos, el proyecto aboga por una solución para el final de la pasarela que consiste en una progresiva transformación de barandilla de barrotes verticales en una jaula, "que incorpora una abertura orientada hacia los acantilados de Kutralla, donde nidifican las gaviotas, que hará las veces de observatorio de aves".

El arranque la pasarela de Mompás desde Sagüés es otra de las cuestiones que ha variado durante los años de elaboración del proyecto. Este espacio transitorio debe unir la explanada de Sagüés, a una cota de nueve metros sobre el nivel del mar, con el primer tramo aéreo, situado a 14,5 metros.

En un principio, se pensó en crear una rampa de subida sobre el muro del paseo marítimo, pero después se estimó que esta propuesta presentaba inconvenientes como la complejidad de construir sobre el viejo muro actual y el nacimiento de un espacio residual, sin vistas al mar, entre la rampa y la ladera. Finalmente, el proyecto de ejecución contempla la ubicación de esta conexión en la ladera de Ulia, con la construcción de un volumen a modo de zócalo, que podría acoger locales así como aseos públicos. De este modo no quedaría interrumpido el paseo marítimo.