la Esperanza fue el último club donostiarra en ganar una Bandera de la Concha. Aquello fue en 1950, pero los inicios de este club deportivo se iniciaron muchos años atrás. Precisamente este año el club cumple un siglo, por lo que se suma a otros tantos centenarios que se celebrarán en Donostia en 2012.
Dentro de las iniciativas por los primeros 100 años de esta sociedad de la Parte Vieja, el periodista y socio de la Esperanza Iñigo Aguayo está preparando un libro que recogerá la prolífica historia deportiva de este club: tuvo sección de fútbol, de bateles, de boxeo, de hockey sobre patines y de balonmano, entre otras. "Lo que se pretende es dar a conocer los éxitos de este club centenario y mostrar al lector la evolución que experimentó la sociedad, que pasó de ser un club deportivo con un montón de deportistas y especialidades a ser una sociedad gastronómica y popular al uso de hoy en día", expone el periodista. El libro, al igual que el logotipo del centenario, será diseñado por el artista donostiarra Tomás Hernández Mendizabal.
Durante 2012 el club celebrará varias actividades que se han organizado gracias al trabajo de los miembros de la comisión Pedro María Guenaga, Xanti Fernández, Rafa Orruño, Germán Aguayo, Joaquín Ormaechea y Peio Recalde.
1912
Primeros años
Aguayo explica que se conoce bastante de la historia del club después de la Guerra Civil y que su trabajo en estos momentos consiste en recabar información desconocida desde la creación del club en 1912 hasta la guerra. El autor indica que en torno al año 1950 acontecieron unas inundaciones y gran cantidad de documentación que se encontraba en su actual sede, en la calle San Vicente -inaugurada en 1947-, se perdió.
"Sabíamos que el club se inició en el año doce, pero no sabíamos la fecha exacta, ni cómo se fundó, ni si había habido un local previo -el primero estuvo en Ondarreta, donde se encontraba el campo de fútbol-, no sabíamos nada", indica. Varios socios mayores contaban con recortes "un tanto antiguos", que le sirvieron a Aguayo como referencia para comenzar a mirar prensa de la época, a través de la hemeroteca de Donostia Kultura. Desde junio de 2011, Aguayo se ha dedicado a mirar recortes de periódicos "uno a uno".
La primera referencia en prensa se remonta 27 de marzo de 1912. No obstante, aclara que "antes de eso ya había algo". "Fueron unos chavales de la Parte Vieja que comenzaron a jugar a fútbol y que a su equipo le pusieron el nombre Esperanza, no se sabe muy bien por qué", dice Aguayo. Este grupo de amigos disputaba partidos amistosos contra otras cuadrillas o sociedades y en 1912 se constituyó como club.
Tres años después, en 1915, de aquel "cuartucho" que tenía en Ondarreta, la Esperanza pasó a una nueva sede en el bajo de la calle Puerto número 19. Desde aquella fecha y hasta 1947 en la que se instaló en la actual sede, el club ha pasado por muchos locales. Incluso tuvo su hogar en bares como el Itxaropena, en la calle Embeltran.
En 1916 el equipo de fútbol de la Esperanza fue ganador de Gipuzkoa, Logroño y Navarra, tras lo que ascendió a Primera División. Muchos jugadores del club pasaron a filas de otros equipos como la propia Real Sociedad, el Betis, el Valencia y también del extranjero. Más tarde, en 1923 la sociedad inauguró su campo llamado Etxeberrieta en Andoain, que hasta hace bien poco se encontraba en pie. Además, Aguayo cuenta con fichas de jugadores que demuestran que seis años más tarde el equipo de fútbol de la Esperanza jugó en lo que ahora sería la tercera división. En estas fechas comenzó a profesionalizarse el fútbol y durante 1930 y 1931 el equipo contó con "mucha actividad", pero el 8 de agosto de ese último año desapareció por la incapacidad de la Esperanza de asumir sus deudas. "Un recorte de periódico achaca a la profesionalización la desaparición de los equipos", apunta el periodista. Tras la Guerra Civil, cuando se reinstauró la liga, el equipo fue recuperado pero en categoría amateur. Precisamente, este equipo se quedó a las puertas de la final de su categoría en 1943.
Aun y todo, no fue a fútbol a lo único que practicaron en la Esperanza. Antes de la guerra, los miembros de la Esperanza también incidieron en otros deportes, algunos tan curiosos como la lucha greco-romana. "Si no fuese por aquellos periódicos, esto no lo sabríamos", reconoce. En aquellos años la Esperanza también destacó por sus excelentes atletas -muchos de ellos acabaron en otros equipos- y también por tener remeros de esquifes.
después de la guerra civil
Múltiples facciones
Durante la Guerra Civil las actividades de la Esperanza se detuvieron durante un año, pero ya en 1937 hay constancia de que gente socia del club comenzó a entrenar a jóvenes en la playa. Además del fútbol, el club deportivo la Esperanza ha tenido muchísimas facciones y otros tantos éxitos. En balonmano a once, por ejemplo, en el año 1944 celebraron una final a tres entre el Barcelona, la sociedad Amaikak-Bat, también de la Parte Vieja, y la Esperanza en Atocha. El periodista indica que las dos sociedades del barrio hicieron un pequeño truco frente al equipo catalán. "La cosa era ganar al Barcelona y, según parece, el Amaikak-Bat y la Esperanza hicieron un trueque de fichas y cogieron jugadores bastante buenos de otros equipos. Hicimos una especie de selección de Gipuzkoa y, al final, la Esperanza le ganó al Barcelona 3-2", relata con cierto humor.
También cosechó un gran éxito su facción de hockey sobre patines. Este equipo comenzó su andadura en 1948. En aquella fecha unos chavales pidieron al club ayuda para organizar un grupo de hockey patines, a lo que la Esperanza accedió. El primer año llegaron al campeonato de España, pero fueron derrotados por los catalanes. La Real Sociedad comenzó a fichar jugadores del Esperanza y aún así éste último continuó ganando cuatro años consecutivos el campeonato de Gipuzkoa. Al igual que el equipo de fútbol profesional, en 1953, por falta de dinero, la facción de hockey se disolvió.
El club deportivo también contó con un grupo de boxeo y entre todas las competiciones que ganaron, destaca que en 1949 se hicieron con el campeonato por equipos de España, celebrado en Valencia. Su preparador Adolfo Arbea fue un año después el encargado de la trainera que se hizo con la Bandera de la Concha.
remo
Rivalidad con Pedreña y la última Bandera de La Concha
El CD Esperanza luce orgulloso en una vitrina de su sociedad gastronómica cinco banderas de remo muy especiales: la Bandera de Zarautz (1948), la Bandera de Santander y la Bandera de la Concha -ambas logradas en 1950-, y las banderas de bateles de Tolosa (1948) y Renteria (1958).
Aguayo cuenta que para preparar el apartado de remo de su libro se reunió y entrevistó a Inocencio Etxeberria Inus, que fue remero en aquella época, y también a Luis Olano, hijo de un directivo de la Esperanza en los 50.
Esta facción comenzó a competir con bateles en 1948 y aquel año llegaron a la final estatal que se celebró en el lago del parque del Retiro de Madrid. Su batel, llamado La Tomatera, quedó primero de entre 60 embarcaciones. "Nadie contaba con ellos y ganaron", afirma.
Durante todo el año 1950 los remeros de la Esperanza estuvieron concentrados en la pensión Zumai que se situaba en la calle Esterlines. Se preparaban para las duras competiciones de aquel año. Acudieron a disputar la bandera de Santander contra Pedreña, club con el que tenían cierta rivalidad. La Esperanza fichó a varios remeros de otros equipos, como el Orio -aquel año no sacó trainera-, que se sumaron a los que procedían del propio puerto donostiarra.
El club Pedreña, por su parte, erafinanciado por la marquesa de Valdecilla, que otorgaba por remero 1.000 pesetas mensuales. Aguayo cuenta que todo estaba preparado para "ensalzar a la cántabra como la mejor trainera", pero la Esperanza les ganó en las dos jornadas. Se armó mucho revuelo por lo ocurrido y la bandera tuvo que volver a ser confeccionada, dado que estaba preparada para ser concedida a Pedreña.
Todo el mundo pensaba que la revancha de Pedreña contra la Esperanza se iba a disputar en la bahía de La Concha, pero "fue tal mazazo para Pedreña que no se presentaron" y no volvió a sacar una trainera hasta 1965. Pese a no presentarse la cántabra, la Esperanza, con su trainera Virgen del Carmen, se enfrentó a Ciérvana, Iberia y Zarautz, a quienes la donostiarra ganó "de calle". El Ayuntamiento les concedió 100.000 pesetas de premio, siendo aquella la última vez que una trainera de Donostia se hizo con la bandera local.
Desde mediados del siglo XX las facciones deportivas han ido desapareciendo. Tras los 50, el club tuvo grupos de pelota, balonmano a siete y pequeñas trainerillas. Fue a comienzos de los 1990 con la creación de un equipo ciclista, en la que corrió Iñigo Chaurreau.
Ahora, el club solo funciona como sociedad pese a que Aguayo dice que su presidente Patxi Mutuberria tiene la esperanza de crear un equipo deportivo cuando tenga una oportunidad. Y es que la esperanza, aunque pasen 100 años, es lo último que se pierde.