zumarraga. ¿Cómo se aficionó al deporte?

El deporte me gusta desde siempre, sobre todo el ciclismo. Mis comienzos fueron con Alejandro Egea. Se encargaba de preparar a los chavales de Goierri y cuando fue a dejarlo, hacia 1970, me preguntó a ver si quería coger el testigo. Le respondí que sí. Le pedí que me enseñará a dar masajes y durante tres o cuatro años trabajé con él en su casa. Después fui a Segura.

¿Qué corredores de la zona corrían con Goierri cuando empezó usted?

Cuando empecé los chavales de la zona que competían con la bicicleta eran Lasa, Betegi, Santos... Empecé con ellos cuando eran alevines y dos o tres podían haber llegado a profesionales. Miguel Antonio Lasa y José Luis Betegi, por ejemplo, eran muy buenos.

¿Para qué equipos trabajó?

Lasa y yo fuimos al equipo La Brasileña de Vitoria. Después trabajé también para Zor y Kas. Estuve a punto de ir al Tour: los de Reynolds vinieron a casa a buscarme, pero yo estaba con el Kas en una vuelta para aficionados que se organizó en Orense. En aquella época había muy pocos masajistas.

¿Qué ciclistas profesionales han pasado por sus manos?

Sean Kelly, Javi Mauleon, Jon Gastón, Arsenio González, Jon Unzaga, Juan Fernández, Alberto Fernández, Pedro Muñoz...

¿Es verdad que los masajistas son los confesores de los corredores?

El masajista más que buenas manos necesita dotes de psicólogo. Los ciclistas son como niños pero sin el como. El masajista es su padre. Se descargan con él. Lo mismo le echan la culpa de todo que le dan las gracias. Hay que saber motivarles. Gabino Ereñozaga es muy bueno en eso.

¿Hizo muchos amigos?

Antes el ciclismo era mucho más familiar. Los auxiliares de los distintos equipos nos juntábamos para tomar algo después de cada etapa. Teníamos una gran relación los unos con los otros y ahora, en cambio, cada uno va por su lado.

¿Además de para los equipos ciclistas, para quién más ha trabajado?

Estuve un par de años en el polideportivo de Beasain, con el Beasain de fútbol, fui a varios Campeonatos del Mundo con el equipo de sokatira de Nuarbe... Ahora doy masajes en casa y también trabajo con el equipo de gizon proba de Zumarraga y con el aizkolari Xabier Zaldua.

También le gusta andar en bici. ¿Ha competido alguna vez?

Durante un par de años tuve licencia de aficionados. Iba a las pruebas con un amigo de Ordizia. Más que a competir íbamos con la intención de pasar la mañana.

Como cicloturista, en cambio, le avala una larga trayectoria.

Fui el impulsor de la sección de cicloturismo de la sociedad Goierri. Era el masajista del equipo de baloncesto y Antón Rodríguez me propuso crear la sección de cicloturismo. Fue durante una cena del equipo. Yo tenía licencia con el Amaroz de Tolosa y tenía que madrugar mucho para llegar allí a tiempo. Les dije que les dejaba porque al día siguiente iba a andar en bici y me planteó la idea de crear la sección de cicloturismo. Le pedí ayuda y me la ofreció.

Ahora es, además, preparador del equipo de gizon proba.

Hace unos años se prohibieron las idi probak a causa de la enfermedad de la lengua azul y se organizó una gizon proba. Colaboro desde el principio, pero quiero dejarlo, pues no puedo andar en bici todo lo que quisiera.

El 11 de diciembre sus pupilos tuvieron que arrastrar una piedra de 2.700 kilos. ¿Cómo se prepara uno para eso?

Como en el resto de los deportes, hace falta tener madera. Por otro lado, no es lo mismo preparar una prueba con una piedra grande que con una pequeña. Para arrastrar estas últimas más que fuerza bruta hace falta velocidad, mientras que con las grandes se necesita potencia y capacidad de recuperación. Hay que tener paciencia y preguntarles a los chavales qué tal están antes de ordenar una arrancada. No se les puede apretar más de lo debido: si los sacas de punto, no hay manera de recuperarlos. El día 11 completar la sexta plaza nos costó una barbaridad. Al final arrancábamos para hacer un solo metro.

¿Cómo ve el futuro del equipo de gizon proba?

Hay que entrenar mucho y algunos de los chavales tienen hijos pequeños e incluso caserío. Hemos entrenado durante dos meses los martes y los jueves y el último mes también el domingo con la piedra. Entrenamos en la estación y hay que ejercitar muy bien el cuello, los brazos, los hombros, la espalda, la cintura y las piernas antes de atacar a una piedra de estas características. Mi mayor preocupación es que no haya lesiones. Que ganen o que pierdan no me quita el sueño.