zarautz. Gracias a la bondad del padre Patricio, conocido así por los voluntarios de la ONG ACOES (Asociación Colaboración y Esfuerzo) que trabaja a nivel internacional y también tiene socios en Zarautz, 8.000 jóvenes hondureños han visto cumplido un sueño: poder estudiar. Aunque a muchos les parezca que tener una formación es algo normal, en el segundo país más pobre de América Latina "es todo un privilegio". Este sacerdote diocesano de 51 años, participó el pasado fin de semana en dos comidas solidarias en Oñati y Zarautz para agradecer el apoyo que reciben los hondureños.

¿Cuándo llegó a Honduras?

Desde pequeño siempre tenía la inquietud de poder ayudar en un país de misionero y cuando cumplí 31 años me marché a Honduras. Pensaba estar cuatro o cinco años y volver, pero cuando llegué vi tal situación de pobreza que ya llevo 19 años allí. Me di cuenta de que la realidad era mucho mayor que lo que me habían contado. Además, vi que allí había gente que quería hacer algo para salir esa pobreza y que aquí había personas dispuestas a ayudar. Me vi obligado con mucho gusto a quedarme y a seguir ayudando. Así fundé la ONG ACOES.

¿Cómo es Honduras?

Se trata de un país muy necesitado y desconocido para la mayoría de la gente, porque apenas hay noticias de allí. Es el país más pobre de América Latina, después de Haití. Su población es muy joven y por lo tanto, en materia de educación y formación hay mucha necesidades.

¿Qué proyectos han llevado a cabo durante todos estos años?

En estos 19 años que llevo en Honduras se está ayudando a 8.000 estudiantes. Tenemos trece centros de preescolar, con niños menores de seis años (unos 1.000 menores). También se han construido escuelas para los niños más pobres de las comunidades y en estos centros se atiende a unos 3.900 niños. Por otro lado, hay un grupo de jóvenes que viven en aldeas y se les ayuda a estudiar a través de la radio, haciendo las distintas asignaturas de los cursos que coordinan un grupo de jóvenes. Por otro lado, hemos conocido a personas mayores que a veces no tienen hijos y viven solas y las ayudamos, porque allí no hay ningún tipo de Servicios Sociales y no pueden pagar ni los cuartos donde viven, ni la luz. Así, con un grupo de jóvenes de Honduras apoyamos en todo lo que podemos. También se está ayudando a construir viviendas en comunidades rurales. Pero sobre todo, me encargo de apoyar a los hondureños que están dispuestos a echar una mano.

¿Zarautz qué proyectos apoya allí?

El Ayuntamiento de Zarautz, a través de ACOES Zarautz-Honduras destinó dinero para crear dos aulas en una de las escuelas que se está construyendo ahora. Además, hemos hecho casas para que estudien los jóvenes, para la gente que vive en aldeas muy lejanas. Son nueve viviendas y una de ellas está en la ciudad de Markala y se financia también íntegramente desde Zarautz. Allí, a cuarenta jóvenes de comunidades indígenas lencas se les facilita la estancia, comida, todos los gastos de transporte, escuela o Instituto y se apoya a sus comunidades.

¿Se está viendo el resultado de los voluntarios en Honduras?

Sí. Los niños que fueron becados hace 19 años son jóvenes que tienen casi 30 años y son ellos los que gestionan todos los proyectos que se realizan. Personas que pensaron que no podían hacer nada por nadie, hoy son los que están gestionando toda la ayuda y sacando de la pobreza a mucha gente. Intentamos que los propios hondureños enseñen a otros. Hemos podido hacer centros de estudios, viviendas, y guarderías... y se ha cambiado la vida de mucha gente. Jóvenes que no podían estudiar, ahora tiene un puesto de trabajo relativamente bueno y ayudan a sus familias. Da alegría ver cómo la gente puede salir de la pobreza. Ya son alrededor de 50 jóvenes los que están en la Universidad. Ellos mismos dicen que si lo que viven es realidad o un sueño, porque nunca pensaron que podrían vivir como viven ahora. Para ellos es todo un privilegio.

¿Cómo se puede ayudar desde aquí?

La ONG ACOES Zarautz-Honduras se creó hace cuatro años, cuando Amaia Arregi vino de visita al país latinoamericano y comprobó el nivel de pobreza de los hondureños. Al volver, se puso en marcha para crear un grupo de voluntarios. Desde entonces vengo cada año a agradecer su ayuda. Se puede ser socio o colaborador de la asociación o incluso apadrinar a un niño hondureño. O por ejemplo, como la zarauztarra de 22 años Maddi Aranburu, que viajará conmigo el 12 de julio, venir a Honduras a ayudar. Cualquier persona que quiera puede venir. Solo tiene que ponerse en contacto con Amaia Arregi (652 703337). Es un intercambio cultural precioso. No hace falta ninguna experiencia previa, acogemos a todo el que se anima.