SIN duda, 1783 fue el año en el que el nombre de Bergara traspasó fronteras. Los laboratorios asentados en el Real Seminario asistían al alumbramiento del Wolframio por parte de los hermanos Elhuyar. "La más importante y universal aportación que nuestro País haya hecho nunca a la ciencia", recuerda la químico Rosa Errazkin. "En esta época, la química moderna comenzaba a ser una realidad; fueron protagonistas de este movimiento los mejores científicos de París, Suecia, Alemania y Reino Unido. Y también Bergara intervino en este proceso gracias a su Real Seminario y al descubrimiento del Wolframio; entonces solo se conocían 24 elementos químicos de los 118 que componen la materia del universo", relata Errazkin.

Pero este hito histórico no fue el único que sembraron los gabinetes perfectamente equipados, con instrumental puntero y con hornos capaces de alcanzar altas temperaturas que centraron la actividad del edificio que antes de convertirse en la más importante institución educativa y científica de Euskadi de los siglos XVIII y XIX, fue colegio de jesuitas; uno de los nueve que por entonces existían en el País Vasco.

Nada menos que 3.012 valiosísimas piezas, que se distinguen por su singularidad, antigüedad y por estar distribuidas en cinco secciones (instrumentos científicos, modelos de anatomía, zoología, minerales y fósiles), integran la prestigiosa colección que ha dado como fruto el Real Seminario, y que después de una ardua tarea de recuperación, investigación y catalogación -el Consistorio ha invertido dos millones de euros- ya está lista para salir de su escondite (está guardada en algunas estancias del Seminario ) y mostrarse al público. Una verdadera joya.

El apartado de instrumentos científicos alberga 232 objetos en su gran mayoría de los siglos XVIII y XIX. "La mayor parte del material se adquirió en los mejores y más renombrados talleres de Londres, Berlín y, sobre todo, París, los centros neurálgicos de producción de este tipo de aparataje técnico-científico. La colección del Seminario nos informa acerca de la evolución de la física y se erige en ejemplo perfecto de la física experimental, complemento imprescindible de la enseñanza teórica de esta rama de la ciencia en el siglo XIX", añade Errazkin.

La sección de zoología, por su parte, es un fiel testimonio de la actividad investigadora y docente que en esta disciplina se desarrolló en Bergara. "Por su importancia histórico-científica destacan las taxidermias de aves, mamíferos y reptiles. Son piezas que sobresalen por su antigüedad (principalmente de la segunda mitad del siglo XIX), por su origen cosmopolita (hay una buena representación de animales originarios de Eurasia, América, África y Oceanía), por su historia (incluye ejemplares pertenecientes a científicos relevantes del XIX o adquiridos en los mejores comercios especializados de París), así como por la rareza zoológica de algunos especímenes como, por ejemplo, el Kakapo", precisa el zoólogo Iñaki Irizar.

¿Por qué y para qué del museo?

Visitas guiadas desde el lunes

Errazkin, Irizar y Xabier Aranburu capitanean el equipo técnico que desde 1991 se ha ocupado de restaurar y documentar minuciosamente la admirable colección, cuyo estado de conservación dejaba mucho que desear. Estos años de labor "callada" pero altamente provechosa han concluido. Ahora se da la bienvenida a una nueva etapa, la de divulgación, que tiene como fin último la consecución de un museo: el mejor exponente de un rico patrimonio que por su contenido, rentabilidad social del proyecto y atractivo turístico lo harán "único en el panorama de Gipuzkoa y, en algunos aspectos, también de Euskal Herria", reza la guía sobre el Seminario que recientemente se ha editado junto a un póster y una carpeta escolar dirigida a los alumnos de once y doce años.

Por otro lado, hasta el 29 de mayo la sala Aroztegi exhibe una treintena de piezas del amplio legado bergararra. ¿Por qué y para qué del museo? es el título de esta muestra con la que el Consistorio invita a reflexionar "sobre los beneficios y servicios que este equipamiento traerá a la sociedad bergaresa y a Euskal Herria" . Y las razones son numerosas, entre ellas, reivindicará la dilatada función docente e investigadora del Real Seminario, que durante siglos fue una institución abierta al mundo y motor de innovación en el País Vasco. Pero, a su vez, hará de la villa mahonera un polo permanente de debate y difusión de la ciencia.

En marzo de 1981 la Corporación ya acordó crear un museo, y el 26 de julio de 2010 el Pleno daba el visto bueno al plan turístico que prevé ubicar en el Seminario, además del centro de acogida al visitante, la biblioteca y una sala multiusos (en la iglesia, para 250-300 personas), el museo científico. Éste ocuparía 1.840 m2 , de los cuales 1.150 m2 se destinarían al muestrario de las colecciones y actividades de divulgación. En el resto del espacio se plantean almacenes, salas para cuarentena y conservación y oficinas. Esta actuación depende igualmente de la materialización de la permuta entre el Seminario y el palacio de Arrizuriaga.

De momento, desde el lunes y hasta el día 29 se ofrecerán visitas guiadas al Seminario y la exposición. El punto de encuentro será Aroztegi, de lunes a viernes a las 19.00 horas, y los sábados y domingos, a las 11.00. Del 25 al 29 de mayo las visitas se reforzarán desde la oficina de Turismo.