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Diversión en el parque de bomberos

El servicio de bomberos de Donostia abre sus puertas a los más pequeños con motivo del día de su patrón

Las inmediaciones de la calle Easo estaban llenas de niños con cascos rojos y chalecos reflectantes. La algarabía y el constante ir y venir de padres con sus hijos reflejaba que algo pasaba. El Servicio de Bomberos de Donostia abrió sus puertas para los más pequeños con motivo del día de su patrón, San Juan de Dios.

El jefe de los servicios de Donostia, Javier Bayona, comentó que "siempre se han organizado actos para celebrar este día", al tiempo que explicó que "anteriormente, se organizaban visitas pero, desde hace diez años, hemos recuperado la tradición y organizamos estas jornadas de puertas abiertas". Además, expuso que "la respuesta siempre es positiva". "Los cascos se acaban, si empezamos a las 10.00 horas la gente ya está esperando fuera y nunca acabamos a la hora", declaró el jefe.

El parque se trasformó, por un día, en una jungla improvisada donde había tirolinas, cuerdas y rocódromos. Los más pequeños recibieron un casco rojo, que los acreditaba como agentes antincendios, nada más entrar en las instalaciones. Después, fueron ellos los encargados de elegir dónde jugar.

"Llevamos 20 minutos en fila para que el niño pueda escalar", explicó Ana Carrera, que acudió con su hijo Iñaki, por primera vez. "No conocíamos esta tradición, pero es una buena forma de enseñar lo que hacen y, además, los niños se divierten", afirmó. Al igual que Carrera, muchos padres se acercaron para disfrutar con sus hijos y aprender cómo se utiliza una manguera, cómo trepar por las cuerdas o, simplemente, observar y subirse a las motos de agua.

Juegos en el parque

Fuerza y puntería

Otros prefirieron demostrar su fuerza con un mazo en las manos y ver hasta dónde podían llegar. Sujetando el artilugio con energía, Mario deseaba superar su récord anterior. "Es la tercera vez que intenta golpear lo más fuerte posible el mazo", aseveró Alejandra Gómez, su madre. "Ha venido con su primo, dos años mayor que él, y no quiere irse hasta haberle ganado", apostilló, entre risas.

Como auténticos bomberos y sin despegarse de sus gorros, Iker y Unax intentaron trepar por una cuerda. Con la ayuda de uno de los bomberos y protegidos con un arnés, consiguieron llegar a lo más alto. "Nos gustan mucho", comentaron estos dos hermanos donostiarras y añadieron que en casa tienen "un coche de bomberos y un Playmobil".

Para sus padres, Maialen y Eneko, era "gratificante" ver cómo se divertían con algo que les gusta tanto. "Llevamos viniendo cuatro años y como siempre les dan regalos, tienen una balda en casa donde colocan todas esas cosas", aseguró Eneko.

En la parte trasera del parque, los bomberos colocaron la maqueta de una casa. Junto a ella, una larga fila de niños, manguera en mano, disparaba un gran chorro de agua al lugar marcado por el humeante dibujo de un fuego. Aquellos con mayor puntería consiguieron que la ventana o la puerta girase, sofocando así el incendio.

Además, el Servicio de Bomberos sacó sus vehículos a la calle para su exposición. Los más pequeños supieron aprovechar esta oportunidad y se fotografiaron montados encamiones y grúas. Jon se encontraba en lo alto del camión. Abajo, su amona María Ángeles Lopetegui no paraba de sacar fotos. "Son para enseñárselas a los aitas. No han podido venir y por eso he venido con él", explicó.

Sin desprenderse de los cascos ni un sólo momento y disfrutando al máximo, más de uno soñó ayer con una profesión para el futuro.