Un hueso de dos metros y medio de largo perteneciente a la mandíbula izquierda de la especie Ballena Franca (Euskal Balea), cuyo esqueleto custodia desde el siglo XIX el Real Seminario de Bergara, ha viajado hasta Donostia. La singular pieza, que forma parte de los fondos de la valiosísima colección científica que guarda la villa mahonera, ha abandonado su morada para exhibirse en la exposición Baleazaleak-Cazadores de ballenas, que desde abril y hasta marzo del 2012 podrá visitarse en el Museo Naval de la capital guipuzcoana.

"Los huesos de esta ballena estaban tirados y abandonados en la ganbara del edificio del Seminario. En 1994 el grupo de trabajo técnico del museo los recuperó, limpió, inventarió y catalogó y, después, el esqueleto se protegió con una estructura especial", explica el museólogo municipal, Xabier Aranburu. Así que el ejemplar que el viernes partió rumbo a Donostia se encuentra en un estado de conservación bueno, sin embargo, el Ayuntamiento bergararra ha aceptado prestárselo al Untzi Museoa con la condición de que, antes de que se inaugure la exposición, el voluminoso hueso facial se someta a una limpieza y tratamiento técnico; una labor que llevará a cabo el taller de restauración Arteleku, dependiente de la Diputación.

La osamenta de este mamífero marino, típico de las aguas del Atlántico Norte, no es nada común. Al contrario, "en Europa se preservan muy pocos esqueletos de Ballena Franca, Eubalaena glacialis, porque cuando se crearon los museos de las ciencias naturales ya era una especie bastante rara como consecuencia de la caza desmedida", añade Aranburu.

Pocas muestras de la Euskal Balea, motor de la actividad pesquera de los balleneros vascos, han llegado hasta nuestros días. "Actualmente, quedarán unos 250 ejemplares vivos en la costa este de Estados Unidos, mientras que en Europa la conservación de este tipo de esqueletos en los museos no alcanzara la docena. Y de ellos dos están en Gipuzkoa, uno en el Aquarium de Donostia y el otro en Bergara", dicen los responsables del equipo técnico del museo mahonero.

La pieza que custodia el Seminario es, por tanto, "una joya privilegiada" que se antoja como la única candidata -la osamenta del Aquarium está montada- para participar en la exposición que el próximo mes abrirá el Museo Naval, donde se hará un recorrido por la caza de las ballenas y la importancia que tuvo esta actividad económica en Euskal Herria. "El ejemplar del cetáceo de Bergara tendrá unos 10-12 metros de longitud, y aunque aún se está investigando sobre ello, parece que llegó a la villa en el XIX", indica Aranburu.

En cualquier caso, no es la primera vez que la valiosa colección histórico-científica de Bergara presta alguno de sus fondos para exposiciones. De hecho, es la única de estas características que existe en Gipuzkoa y Euskal Herria. Consta de 3.012 piezas catalogados en fósiles, minerales, zoología, modelos de anatomía humana del siglo XIX, e instrumentos científicos de física y química del XVIII y XIX. Un preciado tesoro que comenzó a rehabilitarse en 1992, sobre todo, con el esfuerzo del Consistorio, y que aguarda su turno para mostrarse ante el público. No hay que olvidar que uno de los futuros usos previstos para el Seminario es el de la adecuación del museo científico.