Donostia. Los seis nuevos radares instalados en las calles de la ciudad entrarán hoy en funcionamiento. Eso significa que tras varios meses en periodo de pruebas, las fotos que saquen los dispositivos a los vehículos que superen los 50 kilómetros por hora se convertirán en multas.

En realidad, el Ayuntamiento ha instalado cinco nuevas cabinas que, junto con la que ya existía en el paseo de La Concha, acogerán solamente dos dispositivos de radar. Eso significa que en cada momento sólo dos de las cabinas tendrán realmente en su interior el aparato de control, aunque el conductor no sabrá cuáles son.

"El objetivo es reducir la velocidad, por eso hay más cabinas que radares. No queremos recaudar dinero, queremos que la gente circule a la velocidad que marca el código", explica la concejala de Movilidad, Maravi Dafauce. En principio, sólo la existencia de las cabinas debería actuar como elemento disuasorio para que los conductores pisen el freno. De todos modos, en los registros de estos últimos meses en los que los radares han sido activados a modo de prueba, se comprueba que "prácticamente la mitad" de los conductores superan el límite de velocidad en el punto de control instalado en el paseo de Otxoki de Intxaurrondo.

nuevas cabinas Todos ellos recibirán, si lo hacen a partir de hoy, la multa correspondiente en su casa. El Consistorio ha esperado a que entre en vigor una modificación de la ley de tráfico para activarlos con el programa informático adecuado ya al nuevo sistema. Así, cada vez que las ondas del radar detecten una velocidad superior a los 50 kilómetros por hora sacarán una fotografía. Todas las imágenes serán después, visionadas, para hacer una labor de criba y eliminar posibles errores. A partir de ahí, las fotografías con la matrícula del vehículo infractor pasarán directamente a la sección de multas del Ayuntamiento que, en un plazo de entre quince días y un mes, hará llegar la notificación al titular.

Además de las citadas cabinas del paseo de Otxoki y la del paseo de La Concha, hay cuatro nuevas cabinas que acogerán los radares en la avenida de Tolosa, a la altura de las universidades; en Doctor Begiristain de Miramon, junto al nuevo Onkologikoa; en la calle Sibilia (entre Intxaurrondo y Egia) y en Fernando Sasiain, junto a las cocheras de Donostibus.

Aunque, tal y como apuntó ayer Dafauce, el Ayuntamiento no descarta ampliar el número de radares en el futuro en las zonas urbanas en las que el tráfico suele exceder de manera habitual el límite de velocidad, principalmente conectadas con las vías de entrada y salida de la ciudad.

Lo primero sería identificar esos puntos urbanos conflictivos y, según Dafauce, uno de ellos podría ser el final de la avenida José Elosegi, por el alto volumen de tráfico que congrega en ambas direcciones. Aunque la concejala insistió en que los radares no son la única medida para intentar rebajar la velocidad de circulación y en que estudiarán diversas soluciones.

Los badenes o la intervención con semáforos podrían ser otra alternativa, o incluso se podrían combinar diversas actuaciones según la realidad de cada zona.