¿Otra fábrica que es historia?
Sidenor ha paralizado la actividad de la planta de Legazpi y los trabajadores tienen que desplazarse todos los días a Basauri, Vitoria o Azkoitia. El Ayuntamiento confía en que se reanude la actividad, pero los sindicatos son pesimistas.
a mediados del siglo pasado la actividad industrial de Urola Garaia era la envidia de Gipuzkoa. Patricio Echeverría y Orbegozo eran sus dos puntas de lanza, pero la comarca contaba con más empresas importantes. Los días de vino y rosas pasaron a la historia con la reconversión de los años 80. Patricio Echeverría se desmembró, Orbegozo ha acabado en manos de la multinacional Arcelor-Mittal y cuenta con muchos menos trabajadores que antaño, Madaya y Sarralde se cerraron y otras fábricas han sido víctimas de la deslocalización. En 2004 la actividad de Irimo se trasladó a Vitoria y este mismo año ha pasado lo mismo con Sidenor: los trabajadores de la planta de Legazpi trabajan ahora en Azkoitia, Basauri y la capital alavesa. El Ayuntamiento confía en que en cuanto aumenten los pedidos se reanude la actividad, pero los sindicatos son pesimistas.
El urretxuarra Luis Arrizabalaga, miembro del comité de empresa afiliado a LAB, habla claro. "Sólo queda un trabajador, que se encarga del mantenimiento de las instalaciones. Entre nosotros no hay ninguna esperanza de volver a trabajar en la planta de Legazpi. Sidenor tiene 50.000 metros cuadrados y puede que su planta se mantenga tal cual durante cinco o diez años: sin ninguna actividad y sin la posibilidad de que alguna otra empresa entre a trabajar ahí. Mientras, el Ayuntamiento está buscando terrenos para el desarrollo industrial. Los trabajadores de Sidenor no nos hemos quedado sin empleo, pero Legazpi ha perdido esos puestos de trabajo".
Arrizabalaga sufre por sus compañeros. "A mí todo este asunto me ha pillado en un momento dulce: hace dos años abrieron unos expedientes de extinción de contratos y entré en ese plan. En este momento estoy desempleado, pero pronto recibiré la ayuda previa a la jubilación. Mi situación es buena, pero hasta el 30 de septiembre estuve en plantilla y salía de la fábrica con la sensación de que podíamos haber hecho algo más para que la planta de Legazpi siguiera produciendo. La mayoría de los compañeros que han pedido la cuenta lo han hecho porque no se han adaptado a la nueva situación", comenta.
Hay que tener en cuenta que han pasado de poder ir a trabajar andando o en bicicleta a tener que perder dos horas diarias en un autobús. "Salen de casa con ilusión, pero vuelven desmoralizados. Se han adaptado bien el trabajo y no tienen fricciones con los nuevos compañeros, pero la vuelta a casa es muy dura. Salen a las cinco de la mañana y vuelven a las cuatro de la tarde: cenar y a la cama. Han perdido calidad de vida, pues el cambio impide conciliar la vida laboral y la familiar. Muchos son mayores y han puesto sus esperanzas en que haya alguna reducción de plantilla y entren en los planes de jubilación. El trabajador que va allí no está motivado".
Tal y como se ha indicado, Arrizabalaga no cree que Sidenor vuelva a poner en funcionamiento la planta de Legazpi. "El Ayuntamiento ha tenido varias reuniones con la empresa y ésta ha dicho que no tiene dinero para desmantelar la fábrica. Dicen que la van a mantener y que no se puede predecir el futuro, pero la acería lleva más de un año sin trabajar. Costaría mucho tiempo volver a poner en marcha las instalaciones y habría que hacer una inversión importante. Además, la planta de Basauri tiene capacidad para dar empleo a más gente todavía".
Considera que Sidenor debería dejar trabajar en sus instalaciones a otras empresas. "Si Sidenor no va a darles uso, debería dejar entrar a las empresas de alrededor. Es una superficie muy grande y posibilitaría que el Ayuntamiento no tuviera que expropiar otros terrenos para hacer polígonos industriales".
En el Ayuntamiento se muestran más optimistas que Arrizabalaga. El alcalde, Sotero Plazaola, comenta que la planta legazpiarra está cerrada "provisionalmente". El primer edil añade que la empresa Sidenor tiene intención de seguir trabajando en la localidad de Urola Garaia. "Es verdad que volver a poner en marcha la planta es costoso, pero se puede hacer. Es más, una persona se encarga de hacer funcionar los motores y de llevar a cabo las labores de mantenimiento. Cuando la planta de Basauri no pueda producir lo suficiente para hacer frente a los pedidos, la producción se traerá a Legazpi", prosigue. El Ayuntamiento mantiene abierta la comunicación con la empresa. "Nos dijeron que cuando hubiera novedades nos informarían", concluye Plazaola.