Síguenos en redes sociales:

Francisco SerranoEscritor

“No quería ocupar un espacio de discurso feminista que no me corresponde”

Francisco Serrano, ganador del Premio Tusquets de Novela 2025, presenta ‘El corazón revolucionario del mundo’, una historia donde lo real y lo fantástico se entrelazan para explorar los límites de la revolución y la identidad

“No quería ocupar un espacio de discurso feminista que no me corresponde”Miguel Acera

Con El corazón revolucionario del mundo, el escritor se adentra en los años setenta para explorar los movimientos revolucionarios, la violencia política y la vida de sus personajes en un contexto histórico preciso. 

¿Cómo nació la idea de la novela?

La novela surge de mi interés por la época y por los grupos terroristas en los que se inspiran los personajes reales que dieron pie a los de ficción. Al leer sobre ellos, me daba cuenta de que muchas de esas vidas parecían sacadas de una novela. 

¿Tuvo que documentarse mucho?

Leí bastante, también escuchaba algunos pódcasts y las historias que contaban me resultaban estimulantes y creativas. Leyendo libros sobre el tema, todo fue confluyendo de manera natural hacia estas historias. Tenía claro que una vez que empezara a escribir quería hacer una historia plenamente de ficción, no quería sentirme arrinconado por los hechos. 

Valeria es una mujer que intenta encontrar su lugar en un grupo dominado por hombres. ¿Qué le interesaba explorar en ella?

Me parecía un buen camino para abordar algo bastante universal: el arco de emancipación que vive Valeria. No quería ocupar un espacio de discurso feminista que no me corresponde, aunque son temas que me interesan mucho y que quería situar de forma frontal en la historia. Veo que son cuestiones muy presentes, y me parecía importante mostrar cómo el patriarcado lo permeaba incluso en aquellos ambientes que se suponían los más progresistas. Al final, quienes fregaban los platos y ponían las lavadoras eran las mismas de siempre, como sigue ocurriendo en muchos casos hoy.  

¿Hay algo de usted en alguno de los personajes?

Estoy presente en todo el libro de manera involuntaria. Al final, es mi interés el que define si se habla más de una cosa o de otra. En los personajes masculinos creo que hay algo de esa contradicción que vivimos: por muy comprometidos o militantes que nos consideremos, hay cosas que nos benefician y que, por eso, se vuelven invisibles para nosotros. No las vemos como privilegios, sino simplemente como “así es el mundo”, y seguimos adelante aunque no sea de manera consciente. Quería que ese arco estuviera presente en todos los personajes.

La novela habla del desencanto con el idealismo y con la idea de “cambiar el mundo”. ¿Cree que también dialoga con la actualidad?

Creo que sí. Uno escribe desde el lugar y el momento que ocupa, y aunque hable del pasado, eso inevitablemente se transmite. Los conflictos a los que se enfrentan los personajes no parecen haberse resuelto; simplemente se han vuelto más complejos. Carlos Reseda está inspirado en Ilich Ramírez, un terrorista vinculado con los movimientos de liberación palestinos. Es un tema que no solo no se resolvió, sino que ha ido empeorando progresivamente hasta llegar a lo que vivimos hoy: un genocidio horrible en directo. Esa sensación de que se evoluciona, pero sin saber muy bien hacia dónde, me interesaba mucho. No me considero pesimista ni quiero ser cínico, pero la idea de una revolución absoluta que acabe con todos los problemas de un plumazo ahora nos resulta algo ingenua, incluso un poco soñadora. 

¿Qué autores, películas o música le han acompañado mientras escribía?

Tenía muy presentes ciertas texturas del cine de los años setenta: el policiaco, las novelas de espías… Sabía que esta historia era muchas cosas, y una de ellas, por ejemplo, era una película de atracos, un heist. Una banda que se reúne y en la que cada uno cumple una función: uno consigue los documentos, otro las armas… También me interesaba rendir homenaje a la literatura popular, tanto de terror como fantástica, a través de los libros que lee Valeria. La región francesa donde ocurre la trama, por ejemplo, es ficticia: está inspirada en la creada por Clark Ashton Smith. Más que una obra concreta, lo que quería era insuflar en la novela ese ambiente general de las películas y de las lecturas que me han acompañado siempre, esa atmósfera entre lo histórico y lo fantástico.

Viene del mundo del terror y fantástico. ¿Siguen presentes esos géneros?

Tenía claro que el marco general iba a ser realista, pero dentro de ese realismo quería jugar con los límites del género. Me preguntaba hasta qué punto podía hacer aparecer momias de pantano, y que eso funcionara narrativamente. Me daba mucho juego mantener un punto de vista profundamente subjetivo en el personaje de Valeria, de modo que el lector pueda decidir si esos elementos sobrenaturales existen realmente o si simplemente son producto de su percepción. 

No esperaba ganar un premio como el Tusquets. ¿Cómo vivió ese momento?

Cuando uno escribe una novela, no sabe hacia dónde va. No piensas en ganar un premio, ni siquiera en que una editorial la quiera o que vaya a tener lectores. Por eso, recibir el premio y que el jurado la haya leído con tanta generosidad me dio un sentimiento de validación. No es que lo necesitase, pero sí te hace sentir muy bien: sientes que has hecho algo interesante.

¿Qué le gustaría que el lector sintiera al terminar la novela?

Creo que me gustaría que sintiese cercanía con el personaje de Valeria. Me gusta mucho, a mí como lector, cuando termino un libro que está muy centrado en un personaje, tener la sensación de que has acompañado a un personaje en un momento de su vida. Te quedas con la sensación de que has dejado un amigo, pero con una sensación de familiaridad, de que es una persona con la que puedes volver a acudir en algún momento. 

Después de escribir una historia tan intensa, ¿le quedan ganas de seguir explorando este tipo de mundo?

Nunca se sabe, pero sí, tengo bastantes ideas que se ramifican a partir de los personajes de esta novela. Al haber elegido contar solo desde el punto de vista de Valeria, hay una serie de secundarios que me resultan muy interesantes y que me gustaría seguir explorando.