Primero nació en 2003 la asociación protectora de animales SOS Bilbao, con la misión de concienciar, sensibilizar y educar a la sociedad sobre los derechos de los animales, evitando así su maltrato y abandono. Partiendo de la premisa de que todos los seres vivos merecen ser respetados y protegidos, la entidad promueve la adopción de los perros y gatos abandonados “fomentando siempre la tenencia responsable”.

En 2012, durante un congreso en Alicante, a sus promotores se les encendió una bombillita: ¿por qué no dar un paso más y que esos cachorros rescatados puedan contribuir a la mejora de la sociedad? Sonia Brena, de 49 años, ha sido voluntaria de la asociación prácticamente desde sus inicios. Luego fue presidenta y, más adelante, fundadora y también presidenta de la Fundación APASOS, que surgió de la mano de SOS Bilbao en 2016. 

Los perros se convierten en parte de la familia. Cedida

Derecho a una vida digna

“Soy la CEO de la entidad”, bromea. Brena explica que la protectora se les “había quedado corta”, por lo que barajaron la posibilidad de empezar a desarrollar otras actividades educativas y asistenciales donde los animales rescatados fueran los protagonistas. Organizan, por ejemplo, encuentros entre estos canes y personas de colectivos desfavorecidos y en riesgo de exclusión o con discapacidad.

En APASOS trabajan para que prenda la mecha animalista en la ciudadanía. Su filosofía se resume en cuatro palabras: rescatar, transformar, integrar y educar. “Creemos que todos los seres vivos tienen derecho a una vida digna, libre de sufrimiento y maltrato”. Y añaden: “Nos guía el respeto profundo por la vida animal y la convicción de que la convivencia armoniosa entre humanos y animales es posible a través de la educación, la empatía y la acción responsable”

“La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que trata a sus animales”

Gandhi

Ámbitos rurales y urbanos

En la página web, fundacionpasos.org, hay una frase de Gandhi que bien podría ser el leitmotiv de la fundación: “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que trata a sus animales”. ¿Somos los vascos un modelo a seguir en este sentido? Sonia Brena, doctora en Ciencias Biológicas con una amplia trayectoria tanto en la universidad como en la industria farmacéutica, admite que esta es una cuestión peliaguda y compleja. La respuesta rápida sería: vamos por el buen camino. Pero también añade un importante matiz: “Depende mucho de cuál sea el estándar. En ciertos lugares, a algunos animales se les trata de una manera razonablemente aceptable y en otros no tienen ningún tipo de consideración”. 

Cabría distinguir entre “ámbitos rurales y urbanos”. Sonia, nacida en Barakaldo y residente en Enkarterri, conoce bien ambas realidades. “Es verdad que algunas cosas están cambiando en las zonas más rurales, pero en muchos casos persisten unos usos que son muy poco respetuosos con los animales”, advierte. 

“Es verdad que algunas cosas están cambiando en las zonas más rurales, pero en muchos casos persisten unos usos que son muy poco respetuosos con los animales”

Sonia Brena - Fundadora y presidenta de la Fundación APASOS

Activismo del clic

La puesta en marcha y el desarrollo de la fundación no ha sido un camino de rosas. Su presidenta subraya que las organizaciones necesitan fondos económicos para poder desempeñar su actividad con un mínimo de garantías. Y se enfrentan a una realidad inestable, en la que el perfil del voluntariado ha ido cambiando con los años. Según Brena, “cada vez hay menos personas que quieran implicarse de una manera continuada” con las entidades sin ánimo de lucro y otras organizaciones sociales. El voluntario actual, más escurridizo y volátil, se mueve principalmente por las reivindicaciones online, lo que puede hacernos olvidar la necesidad de pasar a la acción en el mundo real. 

“Tenemos que ir más allá del voluntariado del 'like'. Animo a que la gente se implique de manera activa y no solo desde el salón de su casa”

Sonia Breda - Fundadora y presidenta de la Fundación APASOS

En una sociedad enganchada a las redes sociales, el activismo digital conecta fácilmente con las masas de jóvenes comprometidos con causas sociales y políticas. Pero los 'me gusta' en Instagram o Facebook se disipan pronto. Carecen de recorrido. Como recuerda la cabeza visible de APASOS, Internet no puede ser el único motor de cambio: “Tenemos que ir más allá del voluntariado del 'like'. Animo a que la gente se implique de manera activa y no solo desde el salón de su casa”, expone. En el caso de las protectoras de animales, además, hay un factor que no se puede ignorar: el desgaste emocional. Las personas voluntarias conviven con el sufrimiento animal en su día a día, ya que muchos perros y gatos que llegan a los centros de acogida se encuentran “en muy malas condiciones”

Sonia Brena hace una labor increíble con los perros rescatados. Cedida

30.000 perros y gatos abandonados al año

Sonia se apoya en los datos de la fundación Affinity para recordar que todos los años se registran en el Estado una media de “casi 300.000” perros y gatos abandonados, una cifra que “no tiene visos” de que vaya a mejorar. A veces, mantener la cabeza fría y ser prudente es la mejor manera de apagar los diferentes frentes. “Una de las cosas que siempre he tenido clara desde 2003 es que no se puede salvar a todos (los perros y gatos), lo que tiene un coste emocional muy alto. Pero me he dado cuenta de que así soy mucho más útil para la asociación y, en general, para el mundo en el que participo”, cuenta. Hace 12 años que asumió el cargo de presidenta de SOS Bilbao. A su juicio, el requisito indispensable para continuar ostentando cargos de responsabilidad después de tanto tiempo es doble: “Tener energía y seguir pensado que se pueden cambiar las cosas”.

Los animales dan más de lo que reciben. Cedida

Centro de acogida canino

La joya de la corona de la fundación es el centro de acogida canino. Abrió sus puertas en 2018, dos años después del nacimiento oficial de la entidad. Los perros que llegan hasta sus instalaciones proceden principalmente de Bizkaia, aunque también acogen animales provenientes de perreras con elevados índices de sacrificio y saturación, como las de Badajoz y La Rioja. Tres profesionales se encargan del cuidado diario de los animales. Para algunos perros, este lugar se convierte en un hogar definitivo, en un santuario, ya que, por sus características, no todos son adoptables. La rotación debe ser la mayor posible para poder seguir rescatando. 

El centro alberga a 24 perros, y superar ese número implicaría solicitar una licencia de actividad clasificada, un permiso municipal que requiere un proyecto técnico que contemple medidas para minimizar el impacto ambiental (ruido, olores, residuos...)

Durante la conversación con Sonia Brena, que tiene lugar a principios de julio, el centro alberga a 24 perros, justo al límite de su capacidad. Superar ese número implicaría solicitar una licencia de actividad clasificada, un permiso municipal que requiere un proyecto técnico que contemple medidas para minimizar el impacto ambiental (ruido, olores, residuos...). “Nuestra filosofía siempre ha sido la de menos es más. Si como máximo puedes atender correctamente a 20 perros, acoge a 20”, afirma Sonia. 

A vueltas con el concepto de ‘perrhijos’

Cuando los perros dejan de ser mascotas y pasan a formar parte, a todos los efectos, en miembros de la familia criados como verdaderos hijos, son apodados coloquialmente como perrhijos. En una sociedad en la que la natalidad ha caído en picado, cada vez son más las personas que dedican su tiempo a criar y cuidar animales. El cambio cultural es un hecho; el rol del can se está redefiniendo en la sociedad contemporánea. ¿Nos estamos pasando de frenada? Sonia Brena considera positivo convivir con los animales, siempre y cuando “no se nos olvide que son perros. Sus necesidades no son las mismas que las nuestras. Por ejemplo, no se les puede llevar un día entero a un centro comercial y pretender que allí sea feliz”. Brena aboga por profundizar la relación con los canes, creando un vínculo de cariño, respeto y amor, pero sin llegar a humanizar a los perros. No somos iguales. “Deben hacer una vida que sea la suya y no humana”, concluye. 

Tres ejes principales

Los programas de la fundación se articulan en torno a tres grandes ejes: las actividades educativas englobadas en Hezi, para la prevención del maltrato y fomento de la tenencia responsable que se realizan con los perros rescatados por la protectora; Lotura, que se lleva a cabo en el centro de Sopuerta, fomentando el ocio inclusivo con animales en colaboración con entidades que trabajaban con personas con discapacidad; y Gizarte, un programa de charlas dirigidas a adultos sobre tenencia responsable y responsabilidad civil. El txakurkross o canicross también tiene su espacio gracias a Apasos Bilbao Kirol Taldea, que funciona como un escaparate de los perros en adopción, además de altavoz de los valores que promueve la protectora.

Sonia Brena dejó la comodidad laboral de una oficina para dedicar su tiempo al bienestar animal. Esta labor tiene “sus pros y sus contras”, afirma. La necesidad de la financiación y el compromiso del voluntariado son dos de los habituales quebraderos de cabeza. “La realidad es que no podemos sobrevivir sin uno ni sin el otro. Necesitamos ingresos y voluntarios”, afirma. De momento, no le faltan ni fuerzas ni ganas.