Para Sergio Sánchez, más conocido como Dinamita, el kick boxing no es solo un deporte donde se pone a prueba diariamente, es un estilo de vida donde aprende valores esenciales como la disciplina, sacrificio y responsabilidad. Lleva desde los 16 años en esta modalidad deportiva, y a sus 38 años, mira al futuro y no se lo imagina sin subirse al ring. Este alavés natural del Condado de Treviño asegura que desde muy pequeño tuvo claro que esta era su pasión y día tras día entrena su cuerpo y mente para seguir siendo uno de los mejores en su especialidad.
“El kick boxing es un deporte duro y sacrificado en conjunto"
“El kick boxing es un deporte duro y sacrificado en conjunto, pero quizás lo peor es la bajada de peso antes de las competiciones y los entrenamientos con baja carga de comida y bebida”, asegura. Pero le compensa: “Es un deporte que me ha aportado grandes cosas, respeto, sacrificio, responsabilidad, el poder conocer a muchas personas y lugares que no los hubiera conocido si no llega a ser por este deporte. También me aporta tranquilidad y me libera mucho estrés”, reconoce.
Todo comenzó a sus 16 años -”antes no me dejaban mis padres”-, cuando veía este deporte en las películas de artes marciales y sentía especial admiración por este deporte. De hecho, en general, todos los deportes de contacto llamaban su atención y, finalmente, a esa edad decidió probar suerte en este deporte. Y consiguió llegar a lo más alto. Tanto es así que nunca ha pasado por su cabeza el momento de retirarse y dejar los combates a un lado.
Entre sus distintos premios y logros, cabe destacar que Sergio Sánchez ha conseguido cuatro títulos mundiales de las dos federaciones más prestigiosas a nivel mundial que son Wako e Iska. “Algo también muy importante fue poder pelear en el k1 world Max de Japón, que es uno de los torneos más importantes del mundo y un sueño hecho realidad para mí”, reconoce feliz por su logro y constancia.
Pero este no es el único sueño que Dinamita ha logrado hacer realidad. Cabe destacar que uno de sus ídolos es Giorgio Petrosyan, “ya que es un luchador que ha conseguido todo”, con el que también tuvo la oportunidad de medirse en la última defensa de su título mundial Wako Pro “y fue otro sueño que tuve el placer de cumplir”, explica.
Son batallas y peleas ambiciosas, duras y auténticas guerras, pero que llevan a este deportista de alto rendimiento a lo más alto tanto de su carrera profesional como de sus aspiraciones más personales. Y, recordando sus peores peleas, le viene a la mente la más dura: “Todas han sido guerras, pero una de las más duras fue en Azerbaiyán, ya que peleé enfermo de gastroenteritis”.
En cuanto a su intención de futuro, este joven alavés no piensa rendirse y quiere seguir vinculado por mucho tiempo más al kick boxing.
“Llevo ya bastantes años dando clases en el gimnasio K2 de Vitoria, así que me gustaría seguir con las clases, viendo avanzar a mis alumnos y ayudándoles a conseguir sus metas... La verdad es que lo que más me gusta de mi equipo es el compañerismo que hay, siempre están todos a una para ayudarnos y ahí se ve a las grandes personas que tengo alrededor”. Además, tiene otro sueño: “Me encantaría poder recibir un contrato de alguna promotora grande... Mi equipo, Élite J talde, trabaja muy duro para conseguirme tanto a mí como a mis compañeros peleas importantes, así que lo que tenga que venir ya se verá”, reconoce feliz por todas las cosas que el kick boxing le ha dado y también por las que están por venir. “Gracias a todos mis patrocinadores; Custom Fighter, Eguzkiloreenergiak, Elikatzen Mai, Hypernutrición y Kirolaba. Gracias a todos por el apoyo y por seguir ayudándome a crecer”.