Ibon Nieva disfruta de su trabajo. Tanto que no se imagina haciendo otra cosa que no sea entre flores. Le viene de familia, ya que fueron sus padres quienes en 1984 decidieron emprender y abrir una floristería. Un negocio que requiere de savia nueva, al igual que las plantas. “Los bilbainos no gastan mucho en plantas y hace falta que los jóvenes también se animen a adornar sus casas”, cuenta. Por otro lado, es necesario dar a conocer el trabajo artesanal que hay detrás de una corona, un centro o un arreglo floral, destaca. Por eso, ha decidido impulsar, de la mano de la emprendedora Lola González, la escuela Lola &Krais, desde donde acaban de organizar dos talleres, en colaboración con Yimby, abiertos a todas las personas interesadas en aprender a hacer sus propias creaciones, como un centro de flores o una corona de Navidad.

Corona de flores para una novia Cedida

Representa usted la segunda generación de floristas de su familia.

-Sí. Yo llevo 23 años trabajando como florista . Tomo el relevo de mis padres, María Pilar Sáez y José Ramón Krais, que abrieron su floristería en 1984 en Zabala, con el nombre de Lorategi Etxea, y hace unos cuantos años ya que se trasladaron al número 34 de la calle Henao. Es ahí donde seguimos en la actualidad, bajo el nombre de Ibon & Krais.

El próximo año entonces cumplen 40 años de dedicación.

-Así es. Es un aniversario muy especial para nosotros.

Detalle floral para llevar en la solapa Cedida

¿Y cómo surge vuestra colaboración con Lola González para crear Lolita & Krais?

-Lola es una chica de Bilbao que acaba quiere emprender como florista y contactó conmigo para que le enseñara la técnica de este oficio. Y de esta manera hemos comenzado a organizar talleres de forma conjunta para que gente como ella, con interés en este campo, pueda aprender a hacer diversas creaciones. Acabamos de celebrar dos primeros talleres de la mano de Yimby, que nos ha cedido uno de sus espacios, donde hemos enseñado a realizar un centro de mesa y una corona navideña, que cada vez tiene mayor presencia en la decoración para estas fechas..

En su trayectoria ha recabado diversos premios, entre ellos el de mejor florista de Euskadi.

-Eso es. Estudié los títulos que había que sacarse entonces para tener la maestría y estudié en Amorebieta-Larrea Eskola, porque antes no existían los estudios de Técnico Superior ni de Grado que hay ahora. También hice parte de Interiorismo. Mi primer premio lo gané en un campeonato de junior de floristería que se celebró en Zierbena. Quedé segundo a nivel de España y primero de Euskadi y eso me dio fuerzas para seguir en la profesión y me abrió la puerta de las escuelas de floristería, de la española y de la catalana y de la canaria, que fueron las pioneras. He absorbido de todas mucho.

Y también se ha alzado ni más ni menos que con la Copa de España.

-Sí. Y es curioso porque fue de casualidad. A la Copa de España yo no me tenía que haber presentado, sino que sustituí al entonces campeón de Euskadi, porque Javier, que también es muy, muy buen florista de aquí, que no podía ir a Tenerife. Y yo, con 22 años, me alcé con el título de Mejor Ramo de Novia y me quedé allí trabajando durante un mes. Fue a partir de ahí cuando empecé a ganar más nombre.

Arte floral para perdurar y no sucumbir al vaivén de las modas pasajeras

Lola Gonzalez e Ibon Vieva han creado la escuela Lolita & Krais Pablo Viñas

Las modas van y vienen, pero la esencia perdura. También en el arte floral. Las redes sociales están impulsando el interés por este área, pero aún queda mucho por recorrer, tal y como destaca el florista bilbaino Ibon Nieva, de la floristería Ibon & Krais.

¿Han cambiado mucho los gustos de los clientes en los últimos años?

-La tienda ha evolucionado, también nosotros, y la técnica más o menos. Eso sí, aunque la gente ahora pide cosas y parece que sabe más, no es así, lo que pasa es que en las redes sociales ven muchas cosas y por eso los encargos de hoy en día son más variados. Lo que hago yo en la tienda es hacer lo que quiere la gente, pero darle mi toque personal, que es lo que hace que mis creaciones sean únicas y diferentes.

¿Somos muy clásicos a la hora de pedir?

-Va por modas. Las creaciones más diferentes o más modernas cuesta más venderlas, pero también existe público para ello.

¿Ha evolucionado su técnica con la experiencia que dan los años?

-Por supuesto. A día de hoy hay muchos trabajos que considero que son buenos y siguen siendo buenos, pero hay otros que pasado un tiempo ya no me gustan. Además no me gusta hacer siempre lo mismo. 

Taller de coronas de Navidad organizado por Lolita & Krais y Yimby Bilbao Pablo Viñas

¿Y qué es lo que más le gusta a la gente de Bilbao?

-No se vende mucho, la verdad. Y El Arenal cada vez yo creo que más daño nos puede estar haciendo porque no está compitiendo con las floristerías con las mismas obligaciones, incluso hay vendedores que ni siquiera tienen una floristería en Bizkaia, como determina la normativa. Los precios son inferiores allí pero también las calidades, porque como en todo, también en las flores hay diversas calidades.

¿Hay poca cultura sobre las flores en Euskadi?

-Sí, muy poca, yo diría deficiente, incluso. Subió en la pandemia porque la gente estaba en casa y quería poner su terraza y su casa bonitas, hasta que volvimos a salir otra vez a la calle y donde nos gastamos dinero es en los viajes y en la hostelería. .

¿Y ahora por Navidad?

-Estamos organizando días dedicados a la Navidad preparando toda la tienda con opciones para decorar la casa en estas fiestas para que la gente venga y apunte lo que quiere encargar. 

Ibon Nieva durante una de sus clases del taller de coronas de Navidad Pablo Viñas

¿Es un oficio que se está perdiendo, el de las flores?

-Desgraciadamente sí. Y de esta forma también enganchamos a la gente de joven. Bilbao es una de las ciudades donde menos flores se venden en toda España. No tenemos tradiciones festivas propias que tengan como protagonistas las flores, como el Pilar en Zaragoza, la batalla de las flores en Murcia o Sant Jordi en Cataluña, así que es muy difícil mantener una floristería durante todo el año. Sobrevivimos básicamente gracias al día de la madre, Todos los Santos, San Valentín, un funeral o una boda, que son cosas puntuales. Nos falta poder contar con un calendario estable.

¿Cuál es su deseo para 2024?

-Que la tienda esté funcionando otros veinte años más para poder enseñar a la gente nuestro trabajo. Eso para mí es lo más importante, aparte de que la tienda sea viable, lógicamente, pero intentamos que las cosas valgan tengan su precio justo, no elevado, porque si es elevado la gente lo considera que es un lujo y lo que queremos es que sea accesible para todo el mundo.