Ayer, jueves, tuve el placer de participar, invitado por el Real Automóvil Club Vasconavarro y de la mano de la Academia Vasca de Gastronomía, en el XXI Encuentro Ciudadano Cultura e Historia del Automóvil, que se celebró en el hotel NH Collection Villa de Bilbao. Tras la pausa café que sucedió a la conferencia inaugural, y la mesa redonda sobre la evolución del automóvil que supuso el plato fuerte de la jornada, mi cometido fue el de entretener al respetable durante 45 minutos con una charla titulada Rutas gastronómicas por Euskal Herria. Kilómetros de placer.

Si bien inicialmente mi idea fue comentar, durante mi turno, cuatro o cinco rutas para disfrutar del automóvil por las carreteras de nuestro país, finalmente me decanté por limitarme a dos rutas, eso sí, explicadas con pelos y señales, así como con profusión de fotografías por aquello de hacer más ligera la conferencia.

Tras una introducción en la que comenté la importancia de la guía Michelin a lo largo del siglo XX, en cuanto que fue precursora del turismo gastronómico unido al auge del automovilismo que se dio durante la pasada centuria, procedí a emularla comentando mis recomendaciones, impresiones, reflexiones y manías a lo largo de una ruta gastronómica que se iniciaba en el Peine del Viento y finalizaba en el Santuario de Loiola contando, a lo largo de su recorrido, con los siguientes hitos:

DONOSTIA (REKONDO)

Aunque la ruta evitaba como hito en sí la capital guipuzcoana, al partir de El Antiguo camino a Igeldo, la primera parada, obligada para todo automovilista gourmet que se precie, fue en Rekondo, fantástico restaurante dotado de la que es, para muchos, la mejor bodega de vinos de Europa y, tal vez, del mundo. Txomin Rekondo sigue al pie de este establecimiento que invita, que le vamos a hacer, a dejar el resto de la ruta para otro día, sobre todo si nos apasionan los grandes caldos.

IGELDO (AKELARRE)

Referencia inexcusable en esta localidad, máxime al haber mencionado la importancia de la guía Michelin, es este restaurante triestrellado desde 2007 y dirigido desde los años 70 por Pedro Subijana, actualmente apoyado en su hija Oihana. Además, en los últimos años, la creación de su segundo restaurante, el Espacio Oteiza, así como la apertura de su maravillosa terraza, han democratizado este complejo haciéndolo accesible a un público más amplio.

ORIO (BODEGÓN JOXE MARI)

Tras pasar la muga de Polipaso y discurrir por una de las carreteras más bonitas de Euskal Herria, la ruta desciende a Orio para detenerse en el Bodegón Joxe Mari, origen del famoso besugo Orio estilora, técnica de la que todo el mundo ha oído hablar, pero muy pocos son capaces de explicar, realmente, en qué consiste. Antonio Manterola, Antuán para los amigos, ha cedido ya el timón de esta entrañable casa de comidas a su hijo Mikel, quien ha tomado el relevo con destreza y energía, añadiendo un ligero toque de modernidad a una tradición que respeta escrupulosamente. Visita ineludible en esta encantadora villa pesquera.

ZARAUTZ (GURE TXOKOA)

Tras disfrutar, entre Aia y el camping de Zarautz, de varios kilómetros entre viñedos de txakoli pertenecientes a la bodega Talai-Berri, la ruta se adentra en este municipio en el que destaco gráficamente el Gure Txokoa, ese extraordinario asador de impecable factura técnica e inmejorable producto dirigido por Joxe Mari Mitxelena y Elena Aizpurua, aunque también nombro, cómo no, a Luis Irizar y a Karlos Arguiñano, y recomiendo el cercano Telesforo, el veterano Otzarreta, y los bares y taskas como el recientemente abierto Labaka Ardoteka. Zarautz es mucho Zarautz.

GETARIA (POLITENA)

Otra maravillosa carretera nos lleva de Zarautz a Getaria, otra villa que da mucho de sí. Josune Lazcano (en la foto), dirige el popular Politena siguiendo el legado de su padre, Ángel Lazcano, y las enseñanzas de su madre, Sole Garmendia, quien fuera la primera mujer parrillera de Gipuzkoa. También menciono y recomiendo en mi charla el Txoko de Enrique Fleischmann, el Iribar y, cómo no, el Kaia y el Elkano de la familia Arregi. No me olvido de los viñedos de txakoli subiendo hasta el alto de Garate y visitando la bodega Gaintza y saludo, antes de seguir rumbo a Zumaia, a Jaime Burgaña en su plantación de guisante de lágrima Kosta Aroa.

ZUMAIA (ATARI TABERNA)

Si algo distingue gastronómica e históricamente a Zumaia es el pulpo del que en su día crearon toda una economía de subsistencia. A día de hoy, sólo lo encontramos a la manera original en el bar Atari (en la foto), donde podemos consumir la famosa olarro zopa durante todo el año. También menciono en la ruta el Hamarratz de Andoni Txintxilla, el Bai Bidea de Yuli Aparicio y Cristian González, que ya traje en su día a esta página, y el clásico Bedua, sin olvidar nuevas propuestas como Txopa, bar con garra y juventud.

ZESTOA (ARANETA)

Conduciendo hacia el interior llegamos, en las proximidades de Aizarnazabal, al Asador Araneta, en el término municipal de Zestoa. Dirige este local Joseba Odriozola, quien con sus propias manos trabaja la parrilla y los fogones, construyó la casa que acoge el restaurante y montó en su día la txondorra de la foto. También nombro en este municipio a Xabier Etxabe y su imprescindible vinoteca, Laiak, quien fuera ya motivo de un profundo reportaje en esta sección.

AZPEITIA (MENDIZABAL)

Sin ser una referencia gastronómica, la ciudad principal de Urola Kosta guarda tesoros como la xexina, oveja en salazón, que ofrece Martín Mendizabal en el asador que lleva su apellido, en el dinámico barrio de Landeta, una exquisita y original receta ancestral, que si no se transmite corre el riesgo de desaparecer el día que este restaurante cierre sus puertas.

SANTUARIO DE LOIOLA

Finalicé la primera ruta, para extrañeza de muchos, en Loiola. Y es que Gipuzkoa es una caja de sorpresas de carácter gastronómico. Y si bien Urola Kosta no destaca por su oferta culinaria, tal vez de no haber nacido aquí un tal Iñigo, hoy en día los japoneses no exportarían, como algo suyo, algo tan conocido como la tempura… Tal vez algún día lo explique más calmadamente en esta sección.