El otoño no se entiende sin la época de setas. Los meses de octubre y noviembre los montes y bosques se llenan de aficionados a la micología que desean hacerse con este manjar que brota durante la época más húmeda del año. Después del verano, por las altas temperaturas, la lluvia moja la tierra y dan la bienvenida a los primeros hongos. Por eso, el otoño es la época ideal para hacerse con este manjar, que se utiliza sobre todo para cocinar platos únicos. 

Tras las primeras lluvias de otoño comienza a proliferar una gran variedad de hongos. Las zonas naturales se llenan de aficionados en busca de los mejores ejemplares; entre ellos los níscalos, boletus, trompetillas o rebozuelos. Estos suelen situarse en zonas de hayedos, encinares y pinares, por lo que son fáciles de encontrar en los bosques y zonas de montaña. Los conocedores de la micología utilizan diversas técnicas para la recogida, aunque las más comunes y sostenibles son la recolecta a mano o con una navaja. Ropa cómoda, buen calzado y una cesta de mimbre es todo lo necesario para una mañana perfecta de recogida de setas. 

Eso sí, antes de poner rumbo a esta aventura hay que recordar que no en todos los lugares se permite esta práctica, por lo que es importante tener un permiso de recolección de setas con el fin de regular la actividad en los espacios naturales. Además, dentro de este documento se especifica que no se pueden tocar las setas más pequeñas hasta que produzcan esporas. 

¿Cómo se recolectan? 

Si la idea es recoger setas con la mano, en primer lugar, hay que sujetarlas por el tallo y girarlas 360 grados. Se recomienda no tirar, si no sacarlas lentamente para no dañar la raíz, comúnmente llamada micelio. Si por el contrario se utiliza la navaja, se debe cortar la base del pie de manera horizontal, sin introducirla en la tierra para, en este caso también, no dañar el tallo. La gran mayoría de aficionados se decanta por esta última técnica pues es más práctica y rápida. Además, si se hace a mano, deberían de utilizarse guantes para evitar cualquier reacción alérgica o evitar heridas.

No importa la técnica que se utilice, pero es importante saber que antes de coger cualquier ejemplar no se debe remover la tierra y que se deben retirar las hojas que se encuentren a su alrededor, aunque el lavado final se hará en casa. De esta forma, el "arranque" será más limpio. También es importante que tras la extracción tape el agujero donde estaba la seta con la misma tierra para proteger el micelio. Puede que, además, en ese mismo lugar, vuelva a brotar el mismo ejemplar.

Champiñones. Pexels

Por último, un consejo muy útil: una vez ya se haya cortado la seta hay que colocarla siempre en una cesta de mimbre y nunca en una bolsa de plástico, pues se impediría la transpiración de la seta y se estropearía durante el transporte. Asimismo, hay que colocarla boca abajo, es decir, que el sombrero toque la cesta. De esta manera, se consigue que la seta esparza sus esporas a través de los agujeros de la cesta para que pueda crecer de nuevo y que llegue intacta a casa. 

Como apunte importante destacar que la cesta tiene que ser especial para la recolección de setas, no sirve cualquiera puesto que estas tienen unas aberturas especiales para mantenerlas durante el trayecto. Pueden ser de castaño o mimbre y pueden adquirirse en tiendas especializadas, y si la búsqueda es complicada, existen múltiples páginas que hacen más llevadero este proceso. De esta forma, se completa el kit perfecto para un día de monte en el que las setas serán los protagonistas de la temporada.

Trucos para identificar las setas tóxicas

Ir a por setas, a simple vista, puede parecer una práctica sencilla, pero hay que tener en cuenta que no todas son comestibles. Seguir unas pautas básicas nos ayudará a recolectar las adecuadas y evitar intoxicaciones que, en el menor de los casos, pueden provocar dolores corporales, de cabeza y vómitos. Para evitar los síntomas que produce la ingesta de setas venenosas, se recomienda fijarse en:

Aspecto 

Si vas al bosque, u otro espacio natural, y ves una seta con mal aspecto, te da la pista de que no es comestible por lo que no deberás introducirla a tu cesta. 

Color y aroma

Los olores y colores son muy representativos y en el caso de la micología nos permite saber en qué estado se encuentra un hongo. Si su color es rojo, verdoso o anaranjado fuerte, cuidado, puesto que se trata de setas tóxicas. Igualmente, como sucede con cualquier otro alimento, si desprende un olor desagradable quiere decir que no está en buen estado. 

Son muchas las especies de setas y algunas de ellas son peligrosas. Pixabay

Velo

Otro de los aspectos para tener en cuenta es el velo; es decir, una tela transparente que puede encontrarse en la zona del tallo o del sombrero. Esto nos indicaría que son setas venenosas.

Color de las esporas

Los expertos aconsejan llevar un trozo de papel cuando vayas a recolectar setas. De esta forma, identificarás con facilidad el color de las esporas, ya que, si su color es muy oscuro o cuenta con tonos rosados, con seguridad se trataría de un hongo tóxico.