El asador Aratz, del barrio de Ibaeta, fue este martes el escenario de un homenaje organizado por ZUM Edizioak, con la colaboración de este diario, a la memoria de Mikel Corcuera, de cuyo fallecimiento se cumplieron cuatro meses el pasado viernes 22 de julio. Mikel Corcuera era el anterior inquilino de esta página, periodista y crítico gastronómico que ha dejado en el sector una “profunda huella”, expresión que él gustaba de utilizar cuando era a él a quien tocaba dar cuenta de la desaparición de amigos relacionados con su gremio y su pasión culinaria. Pero esta vez es él quien nos falta, es él quien ha dejado un hueco que será difícil rellenar habida cuenta no sólo de su inmensa experiencia y su vasta cultura, sino de la cantidad de simpatías que concitaba en el complejo y dividido mundo de la gastronomía vasca.

Pensará más de un lector o lectora que ya estamos hablando bien de quienes nos han dejado, como se hace con todo el mundo, pero cualquiera que haya tratado con Mikel Corcuera avalará nuestras palabras y coincidirá en que Mikel era una de esas curiosas personas que “no tenía enemigos”. Lo subrayó nada menos que Rafael García Santos quien, al contrario, ha levantado a lo largo de su labor más de una polémica polvareda. El veterano crítico fue uno de los ausentes en el homenaje a Mikel que quiso hacer su aportación enviando un vídeo. En él, se refería a Mikel Corcuera como “un gozón, un inmenso gozón” a quien “le hubiera encantado disfrutar de esta fiesta con sus amigos”. Respecto a su carácter, el crítico, visiblemente emocionado, afirmó que “Mikel fue un amigo de todos. Nunca le escuché una sola mala palabra”.

Ese carácter conciliador fue también subrayado por Juan Mari Arzak, que también compareció por medio de un vídeo junto con su hija, Elena, que no pudo acudir por motivos profesionales que le obligaron a ausentarse de Donostia. El veterano chef afirmó que “echaba mucho de menos” a Mikel Corcuera, lo describió como una persona “muy dada a los demás” y finalizó subrayando que “Mikel era insustituible”.

También se dirigió a los presentes el gastrónomo zaragozano Eduardo Bueso, quien durante varias décadas editó la revista La Buena Mesa y hoy dirige la web Lugares con estrella. Bueso, que contaba con Mikel como colaborador fijo, subrayó también su carácter abierto y la cantidad de puertas que le había abierto en el País Vasco.

Estos vídeos, proyectados tras la bienvenida que dispensaron a los presentes los hermanos Xabier e Iker Zabaleta, responsables del Asador Aratz, junto con una sentida glosa sobre Corcuera pronunciada por el gastrónomo y editor Manolo González, que recordó su infancia compartida con Mikel en Gros y sus múltiples colaboraciones profesionales en su edad adulta, dieron arranque a un banquete que se prolongó por espacio de tres horas y media y en el que se combinaron los discursos, los brindis y, por supuesto, la degustación de diferentes platos representativos de la gastronomía vasca e internacional, todos ellos basados en el libro Recetas de leyenda de Mikel.

no faltó nadie

Y es que un homenaje a Mikel Corcuera no hubiera tenido sentido si en él no se hubiera comido y bebido como si no hubiera un mañana, y esa fue la premisa que tomamos al organizarlo y empezar a llamar a diferentes cocineros, bodegueros, distribuidores… que respondieron de manera unánime ofreciéndose a cocinar de manera gratuita y desinteresada, regalando productos, cediendo vinos, sidra, txakoli… El sector culinario y la distribución se implicaron al 100% y no fueron pocos los que se quedaron fuera ya que nadie, absolutamente nadie, se negó a colaborar o tuvo el más mínimo atisbo de duda. Incluso quienes no podían acudir por cuestión de agenda se las ingeniaron para estar presentes y aportar lo que hiciera falta, como los Arzak, que enviaron en su nombre a Igor Zalakain, responsable de su laboratorio, o Rafa Gorrotxategi, que fue representado por su hijo, Joanes, que demostró una profesionalidad y una meticulosidad equiparables a las de su padre.

Todos los cocineros y varios comensales tomaron la palabra, todos recordaron las bondades del amigo desaparecido. Fue una noche cargada de emociones en la que, en todo momento, estuvo muy presente quien fue el más conciliador, amable y comedido de los críticos gastronómicos donostiarras, alguien que ya no está, pero a quien no dejaremos, en absoluto, caer en el olvido. l