José Mourinho es un técnico que siempre se ha caracterizado por su fuerte personalidad y su valentía para decir las cosas a la cara. El luso lleva 25 años como técnico en la élite del fútbol, tiempo en el que ha dejado declaraciones que no han dejado indiferente a nadie. Joe Cole, exjugador del Chelsea, revela en su autobiografía  `Jugador de lujo´ una de ellas. Se trata de la bronca que les propinó al vestuario del Chelsea tras caer frente al FC Barcelona en 2005.

“Vuestra primera gran prueba como equipo, y la habéis suspendido. Habéis ido al Camp Nou y os habéis escondido. Cobardes. ¡Cero valentía!”, relata el británico en el libro. El partido se trataba de la ida de los octavos de final de la Champions League. Los catalanes se llevaron el primer encuentro por 2-1 en el Camp Nou y acabaron pasando en el feudo inglés por la diferencia de goles fuera de casa. Sin embargo, la frase que más se le quedó grabada de Mourinho a Cole fue la de “¡Malditos imbéciles! ¡No tenéis huevos!”.

José Mourinho durante un entrenamiento de su equipo en 2005 EFE

"Destrozó a Petr Cech, a John Terry, a Frank Lampard... Les dijo que Eto’o y Deco los habían aniquilado, José maldecía en perfecto inglés, '¡Malditos bastardos! ¡No tenéis huevos!, dijo. Lo hizo con rabia, con desprecio, con decepción. Era como una sala llena de condenados a muerte esperando su turno”, cuenta Cole. Todas ellas leyendas absolutas en la historia del equipo `blue´. El británico se temía lo peor cuando llegó el turno de señalarle a él: “Cuando llegó a mí y a Duffa (Damien Duff), nos dijo que habíamos jugado bien, que nos habíamos esforzado. Me sentí como un hombre con los ojos vendados frente a un pelotón de fusilamiento, salvado por un indulto de última hora”, comenta.

Buen recuerdo pese a las broncas

No obstante, el mediapunta recuerda con gran cariño la figura del portugués: “Nos entrenaba como nadie. Todo era con balón y sin interrupciones. Te exigía pensar mientras jugabas. Físicamente era agotador, pero mentalmente te hacía más fuerte”.

El Chelsea acabaría ganando esa temporada la Premier League con un récord histórico que sigue vigente: el de menos goles recibidos en toda una temporada en la liga, 15 goles encajados en 38 partidos.